Excusas.

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La alarma sonó a las siete menos diez de la mañana con la canción going down de the pretty reckless. Jodido lunes. Me quité las mantas, me estire y me levante para prepararme, me quería permitir quedarme a dormir cinco minutos más pero no podía. Me di una ducha, me planché el pelo y baje. Desperté a mis hermanas como cada mañana, teníamos que coger el autobús y luego yo el tren para ir a clase.

—Vamos, tenéis que levantar. — dije dulce. — Las saqué de la cama y las vestí. Las lleve al salón y las puse un vaso de leche. Me tomé el café y subí corriendo a cambiarme, cogí la mochila metí un cuaderno, los cascos, el i-pod y el i-phone, así por lo menos soportaría parte del día. Bajé. Di la mano a las dos y fuimos a la parada de autobús. Saqué el i-phone desbloqué la pantalla las 7:40. Se supone que en cinco minutos tendría que pasar el autobús. Dejé el i-pod a Clero y Rebecca para que se entretuvieran escuchando música. Entré a whatsapp por puro aburrimiento. No me lo podía creer, tenía un mensaje suyo amplié la pantalla.

— “¿Al final vas?” —  ¿Por qué coño estaba interesado en que fuera? ¿Ahora qué hago?. Hacía tres minutos que Edgar no se conectaba y hacía ocho de que me enviara el mensaje. Hice una foto a mis piernas en la parada — “Estoy yendo” —Envié. Se conectó cuando envié el mensaje, había llegado el autobús subimos poco a poco y volví a desbloquear la pantalla —“Piernas sexys” — Me extrañé ¿Desde cuándo era sí? —“Calla” — Empezó a escribir —“digo la verdad.” — En realidad mentía, siempre lo hacía. —“Averiguo, le has dicho a una media de 90 chicas que te gustaban sus piernas desde que te has levantado” — Me pasó una captura de la pantalla— “Sólo estoy hablando contigo.” — Decidí dejarme esperar un poco para que no se me notara muy impaciente revisé todos los mensajes. Esta era la parada bajé, las lleve al colegio y las despedí.

—Luego viene Ercole a por vosotras ¿Vale? —Asintieron, seguían dormidas, normal.

Cogí el i-pod y me puse la música me quedaba un viaje en tren de por lo menos treinta minutos y yo tenía que estar en clase a las 8:25. Miré la hora, las 8:10, genial. Entré en el tren y volví a coger el móvil, apenas tenía cobertura. Mierda. —“Llego tarde” — “Cómo siempre” — Me costó creer que contestase tan rápido antes tardaba lo que le daba la gana en hacerlo. —“Tú no llegas tarde porque ni si quiera vas”—le reté— “Hoy sí y estaré en la puerta esperándote a y 20.” —“Tranquilo, sé subir unas escaleras sola, no necesito tu ayuda además, no voy a llegar a esa hora. Ahórratelo”. Me quedé satisfecha — “Estoy intentando ser amable contigo y tú no haces más que tratarme mal.” — Me dolió  más a mí que a él leer eso, claro que no le hubiese contestado mal en otros tiempos pero intentaba olvidarle, a mi forma. —“Ya.” — Volví a ser fría. —Me gusta—fue una contestación totalmente inesperada. Este chico es insoportable, me mandó otro mensaje —Te veo en la puerta y no me vas a decir que no porqué me vas a ver si o sí. — Quedaban cinco minutos. Me desconecté ¿Por qué al final siempre acababa haciendo lo que él quería? Este chico me agota. Guarde el móvil, metí el i-pod en mi bolsillo y me pase los auriculares por debajo de la camiseta. El tren estaba lleno de gente que iba a trabajar de aquí para allá. Me preparé para salir corriendo porque si llegaba después de las nueve sabía bien el castigo que me esperaba, y no me apetecía nada quedarme una hora más después del instituto. 

Corrí hacia la puerta y ahí estaba. Con una chaqueta algo así como de cuero, una camiseta obey, unos pantalones negros pitillos carhartt, unas vans de toda la vida algo desgastadas y sucias y una mochila negra medio vacía de la misma marca, y por último y lo que más me gustaba de su físico sus dilataciones. ¿Pero cómo podía ser tan irresistible? Todo lo que tocase se derretiría ante él. Menos mal que estaba de espaldas porque si me viese la cara de tonta con la que  me había quedado hubiese empezado a sospechar. Me quité los auriculares y saqué el i-phone para disimular, me metí en mi TL sin leer nada en concreto y pasé por su lado sin pararme.

Punto muerto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora