1875. Leed nota.

2.8K 61 2
                                    

Nota de autora; HOLAAAAAAAAAAAAAA, me han comentado bastante gente que no se le actualizaba punto muerto, por lo menos lo que subí nuevo del capítulo 1875. ASÍ QUE LO VUELVO A SUBIR. Subiré pronto bye bye. 

Me tenía que arreglar rápido si quería llegar a la playa a la hora acordada, ni si quiera tenía el número de Cristina para llamarla por si acaso me retrasaba unos minutos. Me puse un vestido blanco, era mi preferido.

Cuando terminé de prepararme bajé las escaleras rápido, hoy tampoco tenía ganas de ir a clase, escuché voces muy familiares provenientes del sofá, cogí un vaso de leche y me asomé. No me lo podía creer. Era Carla y Ulisse riendo, como si yo no estuviese ni si quiera en la casa. Me empecé a revolver, ¿pero cómo podía ser tan hija de puta? ¿Se lo había vuelto a tirar? Carla me vio y se acercó corriendo hacia mí, la rehuí.

-Nina, perdón, te he estado llamando, quería explicarte las cosas...-empezó a disculparse.

-Carla, mira- Alcé los casos y me los puse en las orejas -Habla todo lo que quieras. -Cogí el bolso y me fui. Espero que haya pillado la indirecta. Había empezado la mañana mal, esto era horroroso, necesitaba despejarme.

Salí de casa y cerré con un portazo, giré la cabeza y vi a Edgar, tenía una caja en los brazos. -Lo que me faltaba...-susurré.

Vi que se acercaba a mí a paso rápido. Le esquivé. -Ehhh-Me gritó. -Tengo un regalo para ti, espero que esto te haga perdonarme.

Me pasa la caja -No me vas a comprar con una cosa.

-No es una cosa- hizo gestos de comillas con los dedos-Ábrela tonta.

Rodé los ojos y quité poco a poco la tapa. Salieron unos ojos a verme. Dios mío era precioso. Dejé la caja en el suelo y saqué a un gato que tenía poco menos de un mes. Me ablandé, me ablandé muchísimo. Le cogí y le bese toda la cara al gato, le acaricié y miré a Edgar que estaba sonriéndome, le sonreí también-Gracias- dije acariciándole detrás de las orejas al gato.

-Es chico-Prosiguió -¿Le llamaras Edgar?

-No y mil veces no-Me reí- Taylor.

Me miró raro-¿Taylor? -Puso énfasis en la palabra.

-Sí, Taylor-dije decidida. Tenía unos ojos preciosos y era gris, blanco y negro. Di un beso en la mejilla a Edgar. -Gracias. -Repetí.

-¿Podríamos ir a comer juntos? -Se apoyó en la fachada de mi casa.

-He quedado. -Que por cierto se me hacía súper tarde.

-¿Con quién? - abrió los ojos.

Di un beso a Taylor y lo arropé con mi chaqueta-Eso a ti ya no te importa-Soné demasiado dura.

-Venga por favor.

-Otro día tal vez. Esto no significa que te haya perdonado. Le mostré a Taylor.

-¿Qué más quieres que haga?

-Debo irme, llego tarde.-Pegó una patada a la caja-Eh, te relajas.-

Cogí la caja y extendí mi chaqueta en el fondo, puse a Taylor con cuidado y me lo llevé. Debía andar bastante rápido porque ya llegaba muy tarde.

Al llegar Cristina estaba allí. Sonreí. Me acerqué a ella -Mira lo que tengo- Le mostré la caja.

-Pero qué cosa más mona. -Sonreí.

-¿Cómo se llama?

-Cristina-Dije seria.

-¿Enserio? -Le acarició

-No-Reí-Taylor. -Acompáñame a llevarlo a mi casa.

No hace falta añadir lo contenta que se puso Rebecca al ver que llevaba un gatito a casa. Preparé comida para el gato y la serví en el suelo. Lo hice lo más rápido que pude, tenía un día largo por cumplir con Cristina.

Punto muerto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora