Hoy por mí y mañana por ti.

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Me despertó en mitad de la madrugada. Levanté la cabeza de la almohada y miré a la venta, llovía a cantaros y el ruido de la lluvia al caer sobre el techo me resultaba relajante.

-¿Qué pasa?

-Nina, estás tiritando, he probado a ponerte más mantas pero nada-me toqué la frente, tenía ese sudor frío. -pensé que sería mejor despertarte y que te vistieras, la ropa ya está seca.

Asentí y me levanté, la ropa estaba en el mueble, me vestí y me volví a meter en la cama, él ya estaba vestido y me abrazo al entrar.

*

Me desperté y note la luz que entraba por la ventana en mi cara. Me giré y me topé con su espalda. Esto sí que son buenos días. Me levanté de la cama y salí a fumar, eran las 12 de la mañana. Todo estaba bien, excepto porque tendría que estar en el instituto. Había pasado uno de los mejores días de mi vida y me daba pena tener que volver a bajar a lo mismo, prefería estar aquí.

Le di una última calada y entré. Me fui a la cocina, conociendo a Edgar habría café de fijo. Busqué y ahí estaba, había café pero nada de azúcar, ni de leche, ni nada por el estilo. Llené un vaso de agua cogí una tabla de madera y la puse por encima del fuego, dejé que se calentase. Café intenso.

Me senté en la cama a esperar y cogí el móvil para pasar el rato, miré el mensaje de Carla, me lo había enviado de ayer "¿Nina vas a venir a clase?" me pensé que responder "Ni si quiera sé dónde estoy, a última hora voy." Dejé el móvil y eché café en el vaso.

Edgar se despertó-Huele a café.

-Sí, una mañana sin café es como una canción sin ritmo, no tiene gracia. Levanta, tenemos que ir a clase.

-¿Tan pronto?

Le quité la manta-Marmota-me reí. Probé el café, estaba demasiado amargo hasta para mí. Se lo di y se lo tomo de un trago. Este chico es increíble.

-Pues venga, vámonos- cogió los zapatos.

-¿No recoges?

-¿Para qué? -apagó la lumbre y dejo media puerta abierta-Es para que salga el humo-me explicó.

-Como quieras.

El camino de bajada se hizo más entretenido, me hubiese fumado un cigarrillo de buena gana pero ya no me quedaban. Genial, hoy tendría que ir a la tienda de Tom y ver a Diego. Estaba pensando todavía cuando llegamos a la moto.

Echaba de menos estar en ese lugar y ni si quiera me había ido. Miré hacia atrás.

-Volveremos-me aseguró mientras se sentaba en la moto-Venga, sube.

Esta vez no dude y me subí a la primera, antes de que arrancase me aseguré de que me hacía caso-al instituto, eh. -asintió y aceleró. A esa hora del día ya había más tráfico. Me hubiese gustado seguir sola, me sentía como Alicia en el país de las maravillas, pero me estaba yendo de ese país y volvía al país de las pesadillas. Qué asco.

Llegamos al instituto y todavía quedaban diez minutos para que empezara la última clase. Llamé al portero y abrieron la puerta. Subimos las escaleras de la mano y nos sentamos en el pasillo a esperar.

-¿Después te llevo a casa?

-No, voy con ellas.

-Como quieras.

Pasó un profesor y se nos quedó mirando.

-¿Qué hacéis aquí?

-Esperar a que empiece la siguiente clase.

Punto muerto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora