Capítulo 33: Shtriga

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Michigan. Estábamos allí con la única indicación de que había movimientos meteorológicos extraños. Lo que era cierto que indicaba una posible amenaza sobrenatural. Pero no tenía por qué ser así. Podía ser simplemente que las lluvias llevaran cebándose con ese estado un poco más de la cuenta. Pero nada más. Aunque para eso estábamos allí, para comprobarlo y cerciorarnos de que nada sobrenatural estaba teniendo lugar.

Según Bobby habían caído en coma dos niños. Pero estaban separados por varios kilómetros de distancia. Y podía no significar nada. Sin embargo me puse a investigar. Dejé a Aiden con el ordenador, buscando cosas extrañas, y yo rebusqué en el viejo diario de mi padre, hasta que encontré algo que podría servirnos de ayuda.

Shtriga: era una bruja que se alimentaba de la energía vital de los humanos, pero a la que le gustaba más la carne fresca, es decir, los niños. Y al quitarles la energía los dejaba en coma. Esto podía explicar lo de los niños. Aunque era una hipótesis. Porque no teníamos ninguna prueba que lo demostrara. Pero no perdíamos nada por investigar un poco. Además, eso me estaba ayudando a alejar todo de mi cabeza. Y con todo me refería a mi familia. A los dos miembros varones que todavía quedaban con vida. A esos dos chicos que me estaban volviendo loca lentamente. Y al hecho de que había fallado, con ambos.

Me sentía sucia, vacía, herida, rota, asqueada, horriblemente mal, penosa, triste, rabiosa, furiosa. Todo lo mal que se podía sentir una persona, así era como me sentía. Allí, sentada en una silla enfrente del que era mi novio. Viéndole sonreírme, sin saber lo que le había hecho. Inconsciente a mí engaño. Cerré los ojos y respiré profundamente, intentando apartar todo eso de mí. Pero cuando lo conseguía, otros sentimientos afloraban. Impotencia, incapacidad, derrota, incompetencia, fracaso, debilidad. Todo ello me provocaba un dolor insufrible. Y que mi queridísimo primo Dean no dejara de llamarme y que noche si y noche también viera morir a Sam, no ayudaba a deshacerme de todo ello.

Tenía que ser sincera. Sacar todo lo que me guardaba dentro. No podía seguir mirándole a los ojos mientras sabía lo que le había hecho. Mi madre siempre me decía que lo más importante en la vida es ser sincera con los que quieres. Cierto es que ella no lo fue demasiado conmigo al principio, pero cuando lo intentó me la arrebataron. No dejaría que una mentira me apartara de alguien nunca más, al igual que había pasado con mi padre.

- Aiden.

- Humm - dejó de mirar la pantalla de ordenador para mirarme a los ojos. Sentí un cosquilleo, culpabilidad y excitación. Lo que complicaba un poco las cosas. Pero tenía que hacerlo, estaba decidida. Así que respire profundamente.

- Tengo que contarte algo. - asintió, dándome paso para que continuara. Pensé como decírselo, buscando las palabras más adecuadas, las que le causaran menor dolor. Pero no conseguía encontrarlas. ¿Por qué tenía que ser tan negada para hablar abiertamente de mis sentimientos, de las cosas que se me pasaban por la cabeza? Lo odiaba, siempre lo había hecho. Era un rasgo de mi personalidad que tan solo una persona era capaz de transformar. Pero ella no era la que estaba sentada frente a mí en esos momentos mirándome a los ojos y preguntándose qué era lo que le quería decir. - He estado con Dean. - definitivamente esas no eran las mejores palabras que explicaban la situación, pero no me salieron otras.

- ¿Qué?

- El otro día. - mi explicación era para un premio a la mejor oratoria.

- Ya lo sé. Te quedaste con él. - Aiden me miraba extrañado. No tenía ni idea de a que me estaba refiriendo. No sabía que le estaba diciendo que me había acostado con Dean. Me estaba rompiendo lentamente por dentro.

Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora