Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]

Un cumpleaños algo sobrenatural

Esa mañana, cuando me desperté estaba sola. Él se había ido, pero me había dejado una nota en la mesilla.

Buenos días renacuaja. 

Te prometo que estaré ahí para celebrarlo, pero antes tengo unas cosas que hacer. 

Felicidades y muchos besos.

                                             D

Me levanté y fui a la ventana, por la que la luz del sol entraba a raudales. Dejé que me calentara la cara. Allí sentada, en la seguridad de mi habitación, me parecía mentira todas las cosas que habían ocurrido el día anterior. ¿Cómo el mundo podía ser peligroso? Si los árboles estaban llenos de pajarillos que cantaban con el sol de la mañana, y en los jardines de los vecinos no había más espacio que para el verde. Todo estaba precioso. ¿Habría sido todo un mal sueño, una especie de pesadilla? No, aunque me hubiera gustado, pero el hecho de tener la nota de Dean entre mis manos me hacía darme cuenta de que todo aquello era real, pero tal vez entre toda la negrura había un rayo de luz, él.

Como si supiese de antemano que aquella mañana me iba a sentar en el balcón de mi ventana, al lado de unos de mis cojines preferidos, había una pequeña cajita adornada con un lazo azul. Despacio la abrí y me encontré con un colgante. Era una especie de espiral, en cuyo centro había una pequeña piedrecita de color azul y negro. ¿Se podía ser más mono? Me había comprado un regalo. Le adoraba.

Con una gran sonrisa bajé a la cocina, en la que mi madre y la tía Ginna estaban preparando un abundante desayuno, al igual que hacían cada año por mi cumpleaños. No es que este año tuviese demasiadas ganas de celebraciones, y menos después de todo lo que había ocurrido los días anteriores, pero cumplía diecisiete, y me lo merecía. Así que me senté y dejé que me agasajaran. Por la tarde iban a venir los chicos para celebrarlo, nada especial, tan solo una de nuestras sesiones de películas, y tal vez algún regalo. A sus padres no les gustaba demasiado que saliesen a la calle, pero como nos íbamos a quedar en mi casa, en la que estarían mi madre y mi tía, les dieron permiso, no sin antes cerciorarse de que la versión que les habían contado sus hijos era correcta.

El instituto nos había dado toda la semana libre debido a lo sucedido, y a la investigación que había en curso. Así que todos estábamos en casa y la gente todavía tenía miedo a ir por la calle.

-         Buenos días cumpleañera.

-         Buenos días.

-         ¿Qué tal?

-         Genial.

-         Me gusta ese entusiasmo. Mira todo lo que te hemos preparado.

-         Creo que os habéis pasado un poco.

-         Sabes que cuando me pongo a hacer comida no hay quien me pare.

-         Jajá.

-         ¿Dónde está Dean mamá?

-         Salió temprano, pero me ha dicho que vendrá para la tarta, tenía algo de trabajo por la zona.

-         Aja.

No me di cuenta hasta que no me senté en la mesa para desayunar. Todas las ventanas de la cocina tenían una línea de sal, como una barrera. ¿Qué?

-         Ginna, ¿Qué es toda esa sal?

-         Ni idea, cuando me he despertado ya estaba toda la casa así.