Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]

Capítulo 32: Algo más que un sueño

Me desperté con el sonido de un teléfono móvil que sonaba como un loco en una de las mesillas junto a la cama. Lo que hizo que mi cabeza diera mil vueltas. No era el mío. Así que no hice ni el intento de cogerlo. Pero Dean sí que lo hizo. Se levantó corriendo y lo cogió mientras la puerta del baño se cerraba tras él. Me incorporé, estirando cada uno de mis doloridos músculos. La espalda me dolía de haber dormido en el suelo. Miré el reloj que había colgado en una de las paredes. Las diez. Tarde. Pero pronto si teníamos en cuenta la hora a la que nos dormimos la noche anterior. Al rememorarlo se me dibujó una estúpida sonrisilla en la cara. A la luz de un nuevo día no estaba demasiado segura de si lo que había pasado era real o producto de mi imaginación. Tal vez me había quedado dormida y había soñado con ello. Porque no podía ser verdad que una de mis fantasías más profundas se hubiera hecho realidad. Pero haberle visto levantarse desnudo de mi lado me hacia decantarme por la primera opción. Aunque la resaca no ayudaba en absoluto a dilucidar cuál era la opción correcta. ¿Dean y yo...?

Me subí a la cama y me tapé con la arrugada sabana. ¿Pero de qué tenía vergüenza? Ya nos habíamos visto. Y muy bien. Aún así me cubrí parte del cuerpo, dejando las piernas por fuera. Me recosté en la almohada, que me parecía muchísimo más cómoda de lo que en realidad era, consecuencia de dormir una noche en el suelo.

No lo hice por cotillear, pero es que podía oír como hablaba. Y no pude evitarlo.

- Estoy bien de verdad. No me ha pasado nada... Yo también necesitaba alejarme un poco... No, no he vuelto a cazar. Tan solo cogí el coche y conduje... No fue mi intención... Supongo que era mejor saberlo a... Yo también lo siento, no quería gritarte de ese modo... Fue una tontería... Pues claro que te perdono, como no iba a hacerlo... Sabes que eres lo más importante para mí... ¿Me perdonas tú?...

No necesitaba escuchar nada más. No quería. Sabía de quien se trataba. Lisa.

Así que se habían peleado, y por eso había venido al banco. No porque le hubiera llamado el día anterior. Era porque necesitaba alejarse de su mujercita. Por lo que lo de la noche anterior... ¿una venganza?, ¿defensas bajas? Él estaba mal, al igual que yo, y ambos necesitamos descargarnos, deshacernos de todo.

Mi fantasía se hizo añicos en ese momento. Y la felicidad que minutos antes sentía se esfumó entre mis dedos como niebla.

Recogí mi ropa, me la puse y salí de allí. No esperé a despedirme ni dejé nota. Esta vez no. Tampoco me permití llorar. Ya había derramado demasiadas lágrimas en mi vida, y no lo haría nunca más. Tenía que convertirme en alguien fuerte, a la que la pérdida no le afectase como lo hacía. Tenía que meterme en una dura coraza. Y esto me ayudaría a hacerlo. Aunque era algo sumamente complicado.

El día estaba nublado. El cielo azul cubierto de grises nubes. Un día malo. Parecía que el tiempo se había amoldado a mi estado de ánimo, reflejándolo. Anduve un rato por las calles, mirando a la gente pasar a mi lado. Las parejas, las familias, los trabajadores corriendo de aquí para allá. Todo el mundo tenía un propósito. Todos tenían algo que hacer. ¿Y yo, cuál era mi propósito? Una vocecilla en mi cabeza me respondió. Mi propósito seguía siendo el que me llevó a escoger esta vida, el que me hizo deshacerme de todo lo que tenía antes y vivir en el coche: acabar con todas las criaturas sobrenaturales que intentaban acabar con los humanos. Por lo menos tenía una idea clara. Tenía que aferrarme a ella y luchar por conseguirlo.

Mi teléfono sonó en el bolsillo. Lo saqué, pero al ver quien llamaba dejé que sonara. Todavía no estaba preparada para hablar con él. Aunque me asombró la rapidez con la que acepté y comprendí que lo que había ocurrido no había significado nada para él, no quería hablar de ello todavía. Y esperé que la distancia llevara al olvido.