No lo pude evitar. Lo primero que hice cuando le vi frente a mi fue ir hacia él. Pero mi cuerpo lo atravesó como si nada.
Crowley hizo un ruidito muy molesto con la boca mientras movía el dedo en negación.
- Se mira pero no se toca, princesita.
- ¿Qué es esto? – rezaba para que se tratara de un sueño.
Sam estaba frente a mí, acariciando la cabeza a un perro. Estaba triste, y a la vez guapísimo. Algo me recorrió por dentro cuando levantó la cabeza y me miró. Bueno, miró al frente. Pero pareció como si nuestros ojos se encontrasen como tantísimas veces había ocurrido. Y pude verlo reflejado. Un vacio. Soledad. Todo eso se esfumó cuando en su cara se dibujó una gran sonrisa. Escuché una voz de mujer. Me di la vuelta. Allí, frente a Sam, había aparecido una chica. No muy alta, de pelo ondulado. Pasó a través de mí en dirección al sofá.
- Parece que Alce ha encontrado a alguien que le llena el corazoncito – se estaba riendo de mí. De alguna extraña forma había conseguido averiguar algo que me hacía daño, o tal vez lo consiguió después de probar con todo lo posible. Me daba igual. Pero lo que estaba sucediendo ante mis narices, sin yo poder hacer nada, me estaba doliendo. – Escuece ver como el amor de tu vida ha encontrado a su media naranja.
- ¡No es el amor de mi vida! – eso fue lo único que se me ocurrió decirle. Y si lo decía en alto, sería cierto.
Entre Sam y yo no había nada más que... ¿A quién quería engañar? Nos habíamos dicho que nos queríamos, pero no como las otras veces. Había sido especial. Nos habíamos besado. Podría decirse que entre nosotros estaba pasando algo. Hasta que alguien me había apuñalado por la espalda para acabar prisionera del Rey del Infierno. Y ahora él había encontrado a otra persona.
Podía ver cómo estaban teniendo una conversación, pero no les escuchaba. Me moría de ganas por escuchar su voz de nuevo.
- No te preocupes. Tan solo están hablando de que esta noche va a conocer a su suegro. – su sonrisita me estaba poniendo enferma.
En ese preciso momento, cuando Sam se besó con la chica, la odie. Sin conocerla. La odie por arrebatármelo. Seguramente ella era la culpable de que no me estuviera buscando, de que hubiera desistido, de que hubiera abandonado a su familia; Dean y Cas a saber dónde, y a mí.
No sé si Crowley se apiadó de mí, pero de nuevo estuvimos en mi habitación. Parecía que aquello se iba a convertir en mi nueva casa. Me dejó allí, sola, sin decirme una sola palabra.
Esta vez no escuché ningún ruido de cerraduras.
Siempre me había jurado que nunca me enamoraría de alguien hasta el punto de sufrir por él. Pero al final había ocurrido sin darme cuenta. Dejar a Mason me había costado, aunque estábamos distanciados. Pero hice lo correcto, nunca dudé de esa decisión. Yo le estaba reteniendo junto a mí por capricho. Por supuesto que le quise, y aun ahora lo quería, pero con el paso del tiempo me había dado cuenta de que nunca le quise como debería. A Aiden le di mil razones por las que dejarme, pero ambos nos seguimos aferrando, hasta que se dio cuenta de que ya no podía seguir así, sufriendo por mi distanciamiento, por mí. Viéndolo desde fuera y con el paso del tiempo, tal vez Aiden fue más un salvavidas que encontré flotando mientras yo iba a la deriva en un mundo de soledad. Sam desaparecido y me acababa de dar cuenta de que Dean había formado una familia en la que yo no encajaba demasiado bien. En ambos casos sufrí. Pero nada comparado con lo que sentía en esos momentos. Me sentí rota. Lo único que deseaba era que mi madre entrara por la puerta, me abrazara y me dijera que todo saldría bien, que hasta el problema más grave termina por tener una solución. Pero mi madre no estaba allí. Ni allí ni en ninguna otra parte, y nunca volvería.
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Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]
Hayran KurguLexi siempre pensó que su padre la había abandonado, pero un día descubre la verdad y su mundo cambia. Tendrá que elegir entre vivir en ese nuevo mundo lleno de misterios y peligros u olvidarlo y seguir con su vida normal. Una novela basada en la se...