- ¿Renacuaja, eres tú? – ¡Pues claro que era yo! Justo cuando fue a abrir la boca de nuevo se escuchó un fuerte portazo.
Dean siguió parado, sin moverse del sitio y con la boca abierta. Tenía los ojos rojos y llorosos. Pocas veces le había visto así, y siempre se me encogía el corazón, como en ese momento. Fui yo quien se acercó, estrechándole entre mis brazos. Y por supuesto yo también lloré. Él no dejaba de agarrarme con fuerza, tocándome como para cerciorarse de que era real. Pero yo no me quedé corta. Era libre, y mi primo, el mismo al que vi desaparecer delante de mis ojos, y del que no sabía nada de lo que le había ocurrido en todo ese tiempo, estaba allí, abrazándome.
- ¿Cómo es posible? Sam me dijo...
- No quiero hablar de Sam – se separó lentamente de mi para mirarme a los ojos.
- Estás muerta Lexi. Sam...
- ¡¿Qué?! – no me creí nada de lo que escuché salir de su boca. Menuda estupidez de excusa se había inventado Sam para justificar mi no búsqueda. Me acerqué a la bolsa que estaba encima de la cama y saqué un par de cosas. – Prueba.
Dean no dudó, nunca lo hacía. Me roció con agua bendita, me hizo un corte en la mano que sanó en segundos, y por último me atizó con una pequeña barra de hierro que siempre llevaba por si acaso, aunque nunca pensé que la usaría contra mí. Dolió.
- Eso va a dejar moratón – dije sonriendo.
Empezó a moverse por la habitación, signo de que estaba nervioso. Hasta que me volvió a abrazar con más fuerza que nunca. Noté como su pecho subía y bajaba debido a la llantina. Le llevé hasta la cama, donde nos sentamos, aún abrazados. Mi mano se enredó en su suave melena.
- No es posible. No eres real – no dejaba de repetirlo.
- Lo mismo podría decirte yo. ¿Qué te pasó? ¿Dónde habéis estado?
- En el purgatorio – su respuesta me dejó helada – Una larga historia, y un infierno.
- No te atribuyas meritos, que allí he estado yo y no te he visto. – quise que sonara como una broma, pero la voz me salió algo entrecortada. Y su cara me indicó que no lo había conseguido.
Llevaba tan solo unas horas libres y todavía no me lo creía. No estaba segura de que todo no fuera otra de las bromitas-torturas de Crowley.
- ¿Cómo? – preguntó alterado.
Le conté toda la historia, omitiendo algún pequeñísimo detalle como lo que estábamos haciendo Sam y yo cuando atacaron, o cómo se me rompió el corazón en pedazos al ver como se besaba con otra.
- Pero... Sam me dijo que pidió ayuda a Crowley. Estaba desesperado porque no despertabas.
- Imposible. Me ha tenido retenida desde que me salvó, si es que se puede decir que lo hizo, de los ángeles.
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Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]
FanfictionLexi siempre pensó que su padre la había abandonado, pero un día descubre la verdad y su mundo cambia. Tendrá que elegir entre vivir en ese nuevo mundo lleno de misterios y peligros u olvidarlo y seguir con su vida normal. Una novela basada en la se...