Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]

Capítulo 15: Viaje al pasado

Aún después de que hubiesen pasado dos días, Dean seguía negándome la posibilidad de salir a cazar con ellos. Tenía la absurda idea de que debía quedarme en la habitación del motel y hacer de su secretaria.

-          ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que dejan de temer al gran Dean Winchester y me convierta yo en su peor pesadilla?

-          Muy graciosa, pero eso nunca ocurrirá. Soy el terror de lo sobrenatural.

-          Y se ve lo orgulloso que estas de ello. Déjala por lo menos que lo intente. Si nunca le das la posibilidad, nunca sabremos sus capacidades. Y por lo que se ve no nos vamos a poder librar de ella fácilmente. – me miró para infundirme ánimos. Por lo menos uno de ellos quería confiar en mí y darme una oportunidad. Por algo se empezaba.

-          Que capacidades va a tener Sam. No se ha entrenado en su vida. Y hasta hace dos días tan solo pensaba en que el chico de delante la hablase.

-          ¡Eh! ¡Que estoy aquí delante! Y tengo la absoluta certeza de que soy capaz de machacarte con los ojos cerrados.

-          Eso estaría por ver.

-          Pues cuando quieras te lo demuestro. – tal vez fue la conversación, pero mi mente viajó a ese día en el que Mason vino a buscarme a clase. Nos retamos de broma y acabamos dándonos nuestro primer beso. Aunque nunca lo admitiría en voz alta le echaba de menos. Sabía que estaba bien porque acababa de hablar con Alex, quien no paro de chillarme por no haber dado señales de vida antes, pero que se quedó muda cuando le conté lo que me había sucedido y la decisión que había terminado tomando con respecto a mi vida. Aunque sé que no le gusto, en ningún momento puso ninguna pega, me conocía lo suficiente para saber que si lo hacía, lo único que conseguiría era que me aferrara más a ella. Así que guardo silencio y lloró conmigo cuando le conté lo sucedido a mis padres. Tal vez estuviésemos a kilómetros de distancia, pero siempre la notaba al lado mío, y sabía que siempre seria así. Le echaba de menos, a todos. No tener que preocuparme de otra cosa que no fuesen las tareas para clase, salir los fines de semana o simplemente quedarme en casa viendo una película tras otra. Pero esa vida ya no era la mía. Todo había cambiado, y no me arrepentía de ello. Había elegido el tipo de vida que deseaba, nadie me había obligado, y seguiría mis planes, aunque tuviese que discutir con Dean todos los días hasta que me dejase salir y luchar. – ¿O es que tal vez tienes miedo?

-          Lo que pasa es que no quiero hacerte daño.

Sam le miró y empezó a reírse, y los tres acabamos por los suelos, riéndonos como probablemente hacía mucho tiempo que no hacíamos. Seguía triste, pero esos pequeños momentos ayudaban a que todo valiese la pena.

Sin dar ninguna señal de aviso me abalancé hacia Dean. No llegué a derribarle, pero le hice tambalearse y que retrocediese y chocase contra la pared. No me habló, tan solo me miró y no hizo falta nada más para comprender lo que me estaba diciendo: no te lo voy a poner fácil. Pero lo que él no sabía es que yo tampoco. Quería demostrarle que estaba preparada, y no me rendiría fácilmente. Empecé a esquivar puñetazos, estaba visto que no se iba a nadar con miramientos conmigo, empezaba fuerte, así que yo tampoco me controlaría. Puse toda mi atención en sus movimientos hasta descubrir que cuando iba a atacar hacia un micro-gesto con el ojo derecho. Y tras varios puñetazos recibidos, era mi turno. Puse en práctica todo lo que había estado aprendiendo durante los años de clases, ¿para algo me tenían que servir no? Y cuando me quise dar cuenta estábamos en el suelo. Podía notar su cuerpo bajo el mío, tenso, rabioso por la situación en la que se encontraba. Notaba como se revolvía e intentaba escapar, así que le agarre los brazos y se los puse por encima de la cabeza, inmovilizándole con el peso de mi cuerpo y la presión de mis piernas a cada lado. Ambos estábamos jadeantes, echando fuego por los ojos.