Capítulo 11: Triste adiós

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Mi cabeza empezó a maquinar, intentando recordar lo que podía matar a un vampiro. Porque eso que tenía delante no era mi padre. Era un vampiro. Una criatura que había venido a hacernos daño. Porque no era posible ninguna explicación creíble por la que se había presentado después de tantísimo tiempo en nuestra casa, actuando como si nunca hubiese sucedido nada, como si él mismo no fuese otra persona, si eso es lo que era, diferente a la que se fue.

No quería pensar así, pero las miles de lecturas y las situaciones que Sam y Dean me contaban sobre lo que pasaba en su trabajo, me hacían ponerme en lo peor. Siempre que se habían cruzado con algún vampiro habían terminado por matarle, ya que este pretendía hacer lo mismo con ellos. Había leído miles de veces que el mayor deseo e irrefrenable de los vampiros no era la sangre, sino extraer la fuerza de su presa, arrancarle la vida lentamente, sintiendo como se traspasaba a su cuerpo, como entraba por sus colmillos y les recorría todo su ser. Pero no lo iba a permitir. Si se había creído que haciéndonos creer que había vuelto nos íbamos a rendir fácilmente estaba equivocado. Iba a luchar. Protegería a mi familia. Si quería beber la sangre de mi tía o mi madre tendría que pasar primero por encima de mí. Y creedme si os digo que se lo pensaba poner difícil.

Mi mente trabajaba rápido. Sabía que para matar definitivamente a un vampiro había que arrancarle la cabeza del cuerpo, cosa que veía realmente difícil con los pocos utensilios que tenía a mano. No creo que pudiera arrancarle la cabeza con un cepillo de dientes ni a una Barbie. Y tampoco serviría un palo de escoba, ni un cuchillo. Sería una carnicería. Y no quería eso. Y tampoco tenía sangre de muerto para debilitarle, no a mano. Pero si que estaba en el primer cajón del escritorio. La había puesto ahí después de que leyese sobre los vampiros en el diario de mi padre. Me costó bastante encontrarla, pero lo conseguí al final. Tuve que armarme de valor y presentarme en un hospital de otra ciudad, dije que me habían avisado de que habían encontrado a un familiar y que tenía que identificarlo. No sé cómo, pero me hicieron pasar a un depósito de cadáveres sin ninguna pega al respecto. Me acerque demasiado para mi gusto al muerto que estaba tapado con una sábana blanca encima de una camilla metálica y pinche donde pille, y por suerte tuve suerte. No deje que el forense llegase a levantar la sabana del todo, no quería ver lo que había debajo. Dije que no era y me fui corriendo. Fue un duro momento. Aunque no más del que estaba teniendo lugar justo ahora. Si corría deprisa tal vez me diese tiempo a llegar arriba. Pero él sería más rápido, más fuerte... era imposible.

Dejé de pensarlo y eché a correr escaleras arriba, puse mi mano en el pomo de la puerta y cuando iba a girarlo para abrirla, algo me lo impidió. Su mano era suave, y cálida. Por alguna extraña razón pensé que sería frio y áspero. Aunque le acababa de estar tocando, le había abrazado y notado su cuello bajo mi pelo. Pero al verle delante del espejo, con los dientes asomándole... mi imagen había cambiado. Pero sin embargo la mano que me estaba impidiendo que abriera la puerta no era así.

Pero en el momento en el que pensé que me atacaría, que me daría la vuelta y succionaría hasta la última gota de mí ser, sin necesidad de hacer demasiada fuerza, me separó de la puerta y me sostuvo entre sus brazos. Cuerpo con cuerpo. A través de mi camiseta podía sentir el latido de su corazón, o por lo menos era lo que a mí me parecía, y su respiración que mientras que la mía era entrecortada y ruidosa, la suya era regular, silenciosa, lo que indicaba que nada de aquello le estaba suponiendo ningún esfuerzo. Parecía que trataba de consolarme. Durante unos minutos estuvimos así, inmóviles, rodeándome con sus fuertes brazos. Intenté que me soltara, intenté patalear, como una niña pequeña con una rabieta. Pero la verdad es que no quería que me soltara. Así, junto a él me sentía segura. Era una extraña sensación, pero podía sentir que no me haría nunca nada, que tan solo me quería proteger, cuidar de mí. Lo que siempre había soñado. Me rendí.

Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora