Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]

Sospechas indeseadas

Me desperté por el impacto de una roca sobre mí, lo cual provocó que abriera los ojos y recordara donde me encontraba. No era una roca, pero pesaba como tal. Giré sobre mí, intentando apartar el peso muerto, pero solo conseguí empeorarlo y terminar llena de babas.

- Eres un empalagoso. – critiqué a Dean mientras me llenaba la cara de besos, aunque la verdad es que me encantó el recibimiento. Le había echado muchísimo de menos.

- ¿Cuándo has llegado? ¿Dónde estabas? ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Estás bien? – tuve que ponerle una mano en la boca para que dejara de hablar.

- No voy a contar lo mismo cien veces, así que vamos a por Sam y Cas. – noté como su cara cambió una milésima de segundo para volver de nuevo a una sonrisa. Algo iba mal.

- ¿Sammy está bien? Cerrasteis las puertas, ¿no? – quería chillar su nombre y correr en su busca para cerciorarme de que se encontraba perfectamente. Pero no lo hice. Me controlé y esperé una respuesta.

- Claro. – no me convenció. En absoluto. Así que clavé mis ojos en los suyos inquisitivamente. Nos conocíamos demasiado bien para que me pudiéramos ocultar algo, aunque no dejábamos de intentarlo, al igual que iba a hacer yo en escasos minutos. – Llegué a tiempo. Si las hubiera cerrado... Nos mintió Lexi. Era una trampa. Sammy hubiera muerto.

Un grito de espanto se me congeló en la garganta. Aunque, ¿qué me esperaba de Metatron? Vi lo que le hizo a Castiel, al Cielo, a sus hermanos... Fui demasiado estúpida al pensar que no nos mintió en todo lo que dijo.

Estuve aguantando, pero no pude más y salí corriendo en su busca. Lo primero que miré fue su habitación. Por supuesto no estaba en ella, o ya le habría visto, debido a que estamos enfrente el uno del otro. Le encontré en la biblioteca, sentado en una silla, ojeando distraídamente un libro. No levantó la vista ante mi llegada, quizás porque no me escuchó correr como una loca por los pasillos, golpeando el suelo con mis zapatillas.

Me quedé paralizada al verlo ante mí. Estaba allí. Por fin. Y no me atrevía a abrir la boca.

- Hola – la voz me salió tímida, con miedo, como si fuera un desconocido y no mi Sammy.

- Lexi – dijo levantando la cabeza y regalándome una sonrisa – Estás aquí.