Capítulo 39: Lucha personal

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- ¡Sam!

No dejábamos de chillarle y zarandearle para que reaccionara. Daba un poco de miedo verle con los ojos abiertos, pero sin respuesta.

- ¡Sammy! Maldita sea. Abre los ojos. - Dean estaba realmente asustado. Se podía ver en su mirada y en su cara.

Sam no reaccionaba, y los zarandeos parecía que no surtían ningún efecto. Así que hice lo único que se me ocurrió. Y ya había tardado demasiado. Puse ambas manos sobre él, y me concentré. Tenía que curarle. Si no, para qué mierda servían los extraños poderes que tenía desde hacía un tiempo.

Sentí algo. Como si parte de mi pasara a través de mis manos y llegase hasta él. Como si mis manos fueran las palas de desfibrilación, y le insuflasen una descarga que le hiciera reaccionar. Era una sensación extraña, y que nunca antes había tenido. Aunque no me quedé para ver el resultado. Estaba arrodillada junto a mi primo, y de repente estaba en el suelo. Noté como caí, pero no pude impedirlo. Mis manos siguieron tocándole, pero el resto de mi cuerpo descansaba sobre el suelo. Vi como Dean se giraba hacia mí, como chillaba mi nombre, aunque no podía escucharlo, si que veía sus labios moverse, y como me agarraba y me movía de un lado para otro. Pero ninguna parte de mi cuerpo respondió.

¿Cuánto tiempo estuve viendo como Dean se desesperaba? No lo sé. Tan solo veía como poco a poco iba poniéndose más y más nervioso, mientras Sam y yo seguíamos en el suelo.

Un sentimiento de impotencia me invadió. No me podía mover, no podía hablar, pero veía perfectamente. Aunque podía sentir como un hormigueo me invadía lentamente todo el cuerpo, y como notaba cada vez más pesados los parpados. Tenía la sensación de que no aguantaría despierta demasiado tiempo. Y me aterraba lo que podía pasar.

Y todo se fundió en negro. No sin antes poder ver como Sam recobraba la conciencia y me miraba fijamente.



Todo estaba oscuro. Pero sabía que estaba en algún sitio, ya que hacía mucho calor. Notaba como las gotas de sudor me recorrían la frente. Y en la lejanía, podía percibir un leve sonido. Me moví, y me choqué con algo duro y húmedo. Algo que reconocí al instante. Estaba en el túnel que llevaba hasta la jaula en la que había visto tantas veces a mi primo y a su captor.

Pero no podía ser posible. Eso nunca fue real. Todo aquello no fue más que una pesadilla. Un sueño. Una forma de hacerme a la idea de que mi primo ya no estaba o una manera de poder seguir en contacto con él. Fuera lo que fuese, aquello tan solo estaba en mi imaginación. Y ahora que sabía lo que realmente le había ocurrido a Sam, que había estado "bien" desde el principio, podía escapar de allí.

Cerré los ojos con tanta fuerza que incluso me hice daño. Una tontería, ya que allí no había nada de luz. Pero aún así lo hice. Y empecé a imaginarme como todas esas paredes frías y duras se desvanecían, como todo se llenaba de luz, y como despertaba de nuevo en la casa abandonada en la que me encontraba hacia apenas unos segundos, junto a mis primos. Lo intenté un buen rato. Pero nada. Tan solo sirvió para que me desesperase un poco más. Me rendí. Empecé a caminar, recorriendo las paredes con las manos, aunque ya me sabía el camino de memoria. Hasta que llegue a la jaula. La celda de gruesos barrotes, iluminada por antorchas en las paredes, que le daban, si es que se podía, un aire más perturbador y siniestro. Me acerqué hasta la frontera, los barrotes que separaban la libertad de la prisión. Y por primera vez, me di cuenta de que allí mismo, debajo de mis manos, había una ranura. Era una puerta. Probé. Y tan solo con tirar, esta se abrió.

Había estado meses intentando entrar en ese maldito lugar, y ahora resultaba que había una puerta en mis putas narices.

¡Increíble!

Una chica Sobrenatural (#wattys2017) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora