LAMENTO TARDAR TANTO ENTRE UN CAPÍTULO Y OTRO, PERO ESTOY EN BACHILLER Y NO TENGO TIEMPO PARA NADA. ADEMÁS, ESTOY ESCRIBIENDO DESDE EL MÓVIL Y TODO ES MÁS LENTO T.T
P.D. espero que os guste :( este finde intentaré subir más <3
P.P.D. Amo vuestros comentarios, en serio. Gracias<3
Me estremecí por tercera vez mientras pasaba la suave toalla por mi piel. Sentía un extraño picor por todo el cuerpo, como si mil hormigas estuviesen caminando ardientes por mi espalda.
Negué con la cabeza mientras me negaba a pensar en la razón de esto; vistiéndome, inspiré una gran bocanada de aire y el olor a champú inundó mis fosas nasales. Me había lavado a conciencia para intentar limpiar cualquier rastro de suciedad que los días anteriores habían dejado en mí; aunque me negaba a admitirlo, también me había echado un poco de perfume para verle.
Me sonrojé por completo y me tapé la cara con las manos mientras mi mente me torturaba creando un olor idéntico al de Jake envolviéndome como una manta ardiente. Sin poder evitarlo, aproveché aquella magnífica ilusión y me emborraché de ese olor oscuro y masculino que le pertenecía.
Cuando abrí los ojos de nuevo, suspiré y me peiné el pelo mojado mientras veía mi reflejo difuminado por el vaho del agua ardiente; sin querer saber realmente cómo lucía, terminé de ducharme y salí del enorme baño con el vestido de la fiesta de esta medianoche en las manos.
-Rebecca creo que no voy a ponerme este vestido... -mi respiración se atascó cuando le vi apoyado en la pared que hay enfrente de la puerta del baño.
Apreté la fina tela entre mis manos para intentar evitar el temblor que me recorrió. Sin poder evitarlo, miré hacia sus profundos ojos negros que reflejaban la luz de la ciudad que se filtraba desde la ventana; había oscurecido mientras dormía, y la habitación había quedado sumida en las sombras. Aún así, podía verle con claridad. Mi corazón se tambaleó.
-¿Qué estás haciendo aquí? -mi voz salió ahogada mientras él me repasaba con la mirada. Un estremecimiento me recorrió.
-He venido a verte -respondió con voz ronca-. La última vez que lo hice estabas sangrando, inconsciente y con graves heridas tanto mentales como físicas.
Mi garganta se apretó cuando un ramalazo de miedo y vergüenza me recorrió. Él me había visto en el estado más vulnerable y horrible. Todavía podía recordar la mirada fría y muerta de aquel renegado que mi padre mató delante de mí... Y no pude moverme durante horas, mientras el olor de la muerte se había ido extendiendo hacia mí. Todavía tenía pesadillas con eso... Con todo.
Sin embargo, Jake no iba a saberlo. Nunca.
-Ya estoy totalmente recuperada -mentí con voz firme mientras dejaba el vestido sobre la cama para que no se arrugara, dándole la espalda. No quería verle; no podía verle.
-No lo creo -susurró su voz, demasiado cerca de mí. Cuando me giré, me sobresalté y di un paso hacia atrás para alejarme de él, lo que hizo que me hubiese caído sobre la cama si él no me hubiese agarrado de los brazos. Su ceño se acentuó-. Estás más delgada, más pálida y ojerosa. Además, todavía no me has gritado ni una vez... ¿En serio piensas que me voy a creer que estás bien?
Me sonrojé con vergüenza y fruncí el ceño apretando los labios.
-No sabía que te gustaba que te gritase -le espeté entre dientes, molesta e intentando cambiar el rumbo de la conversación-. Si tanto te gusta puedo...
Me quedé en silencio cuando él pasó un dedo por mi mejilla. Tensándome para no estremecerme, disfruté interiormente del áspero roce.
-Tienes que comer y dormir más -ordenó con voz seria mientras fruncía el ceño.
Aparté la cara para que no viese el brillo de mis lágrimas encerradas en mis ojos. Me sentí estúpidamente agradecida por su preocupación, y aunque quise hundirme en sus brazos para poder llorar, no lo hice.
Mi decisión seguía siendo firme, y más ahora que el mundo había decidido odiarme: no podía aceptarle, no lo haría... Por él. Iba a ser Alfa, y todo Alfa necesitaba una compañera respetada por los suyos... Y yo jamás lo sería.
-No me digas lo que tengo que hacer, lobo -espeté con un falso asco mientras conseguía salir de entre la cama y él-. No eres nadie para mí. Búscate a otra a quien molestar.
-Amalia -gruñó él con furia y dolor, herido por mi directo rechazo. Yo tragué saliva para ganar las fuerzas que necesitaba para rechazarle-. Eres mi Compañera. Lo sabes... Pero hay algo que te preocupa y te aseguro que voy a averiguarlo.
Los nervios inundaron mi estómago y negué con los ojos abiertos. Él no podía enterarse de lo que me ocurría, jamás podría vivir sabiendo que él me odiaba o le resultaba repulsiva... Y lo que ocurría en mi mente haría exactamente eso.
-No me ocurre nada, Jake, sólo digo lo que siento -se me marchitó el corazón al ver el dolor manchando sus ojos negros-. Debes estar equivocado, yo no...
-¡Amalia! -gruñó furioso, moviéndose a una velocidad increíble y acercándose a mí. Di varios pasos hacia atrás y quedé pegada al armario, mirandole sin sentir miedo ante su alta figura-. Eres mía, Amalia. Sin discusión y sin idioteces, sabes que esto no puede cambiarse y que es jodidamente cierto.
Me negué a asentir, hipnotizada por su ronca voz y por lo que realmente sentía. Me armé de dolor antes de decir las palabras que herirían su orgulloso profundamente:
-Lo siento mucho, Jake, pero me niego a aceptar que mi Compañero de Vida sea un... chucho.
Él gruñó herido y su rostro se contrajo por la furia. A pesar de su expresión amenazante, no tuve miedo de él. Jamás podría tenerlo.
-Tienes miedo, pequeña... Pero no importa. Serás mía, y ni siquiera tú podrás impedírmelo -me espetó entre dientes, con su rostro pegado al mío. Sentí una fuerte emoción en el pecho al tenerlo tan cerca de mí; mi piel ardió.
-Sal de mi habitación -dije con voz tensa, pensando que si él no obedecía acabaría besándole-. Ya.
Él volvió a gruñir, pero antes de obedecerme hizo algo que me hizo estremecer: bajando su cabeza hasta el hueco de mi cuello, pasó sus dientes sin morder y sin dejar su marca. Tuve que apoyarme en el armario para no abrazarle y pedirle que se quedase cuando caminó hacia la puerta.
Antes de salir, me miró por encima del hombro y tragué saliva al ver al lobo en la profundidad de sus ojos.
-Ponte ese vestido, Amalia. Vas a estar preciosa.
Sin decir nada más, salió de la habitación, dejándome con mil sentimientos en mi corazón y con la férrea decisión de usar aquel vestido que me había resultado demasiado atrevido en un principio.
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UN SUEÑO IRREAL. || LB#2 ||
WerewolfSegunda temporada de LOBO BLANCO :) Amalia Sellers era una vampiro, pero no una vampiro cualquiera. Ella era la hija de Enric Sellers, el vampiro milenario que empezó la Última Guerra entre Razas, liderando a los vampiros que no querían aceptar los...