La pequeña

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Hola, mi nombre es Gabriela, quiero contarles algo que me pasó hace unos días, y bueno, quiero contar la historia lo antes posible, porque mis días de vida están contados.

Un día después de clases tiré mi mochila al piso, tomé mi PC que estaba en mi cuarto, me acosté en mi cama y entré a Facebook, mi mejor amiga de la escuela estaba conectada. No dudé en saludarle.

─ ¡Alexandra! ¿Cómo estás?

─Haha, muy bien, Leticia y Alejandra me enseñaron un juego paranormal.

─¿A sí? ¿De qué trata?

─Está relacionado con una niña de 8 años que fue secuestrada en el 2004, y la encontraron decapitada a los 3 meses después.

─Wow, y bueno, ¿de qué trata el juego, cómo se lleva a cabo el procedimiento?

─Necesitaremos dulces, un oso de peluche, tres velas negras. Obligatoriamente tienen que ser 3 jugadores, se tiene que jugar en la noche, si no, el procedimiento no tiene sentido, si el ritual sale mal, te quedas en la habitación para siempre, sin salida alguna.

  ─¿Y quieres jugarlo? 

 ─Claro, ¿cuándo y dónde?

─Hoy, en mi casa, a las 8:30 pm.

─Vale, pero tienen que ser 3 jugadores, OBLIGATORIAMENTE.

─Deja y le pregunto a Paola si quiere jugar con nosotras.

Estaba Paola conectada.

<─¡Hola, Paola!

─Hola

─¿Quieres jugar a un juego paranormal?

─¿En dónde?

─Hoy, mi casa, 8:30 pm.

─Mmm... De acuerdo, ¿qué debo llevar o voy sin nada?

─Lleva 3 velas negras.

─Ok (?)

Le hablé de vuelta a Alexandra, para avisarle de la noticia, de la compañía de Paola.

─Muy bien, Alexandra, Paola vendrá a jugar.

─Ok, te veo luego.

Ahí terminó nuestra conversación, empecé a jugar Unfair Mario en mi PC, conecté mi memoria al estéreo que tenía en mi cuarto, el cual fue un regalo de mi quinceañera. El volumen lo tenía al nivel 27 ya que era mi canción favorita, por esa misma razón no podía escuchar nada, excepto una risita burlona de una niña pequeña, ¿tal vez?, no me importó y continué jugando en la PC. Desde la sala, cayó un vaso de vidrio, lo que hizo sobresaltarme.

Bajé las escaleras, lo único que vi fue la TV encendida.

─Haha, sí claro, es un fantasma que viene a por mí-dije de una forma burlona, apagué la TV y volví a mi cuarto, todo normal.

A las 8:30 p.m, Paola llegó con las 3 velas negras y Alexandra con una bolsa de dulces mixtas, yo traía el oso en la mano.

─Y bien, Alexandra... ¿Cómo va el procedimiento?

─Quita estos platos de la mesa.

Llevé los platos al lavatrastos, Alexandra nos quitó el oso de peluche y las velas negras, las colocó en la mesa junto con los dulces.

─Apaguen las luces, a excepción de una.

Como dijo Alexandra, apagué las luces y dejé 1 prendida.

─Gabriela, pásame unas tijeras...

Se las di, y ella cortó el extremo de la bolsa de dulces, los dejó caer en la mesa.

─A ver...-dijo Gabriela contando los dulces-.─11... 12... 13... 14... 15... 16... 16 dulces.

Gabriela acomodó todos los 16 dulces en un gran círculo, tomó el oso de peluche y lo puso en el centro, puso las 3 velas negras alrededor del oso y las prendió.

─Vengan, pónganse a mis lados y tómenme de las manos... Cierren sus ojos y repitan lo que yo diga... No se les ocurra abrir los ojos, POR NADA.

Paola y yo cerramos los ojos nerviosas, y empezamos a repetir lo que decía Alexandra.

─"Si no soy demaciado bueno para jugar y me atrapas... Puedes quedarte con mi cuerpo."

Al terminar esa oración, Alexandra dijo: "Ya pueden abrir los ojos."

Los abrimos.

─Ahora, ¡juguemos a las escondidas con la pequeña!

Alexandra corrió hacia el baño, Paola se escondió en el garaje, yo me escondí abajo de la cama de mis padres.

Podía escuchar como el armario de mi cuarto se abría bruscamente... Pasaron minutos, escuché los gritos desgarradores de dolor que provenían de Alexandra.

La primera en perder el juego.

Me quedé ahí, rezando en mi mente, no quería morir. Solo pensaba en lo mucho que me arrepentía de haber aceptado jugar con "la pequeña".

6 minutos después escuché gritos y llantos que provenían del garaje... Eran de Paola. La segunda en perder el juego.

Empecé a llorar en silencio, miré como abrían la puerta del cuarto de mis padres. Le vi los pies totalmente blancos... Se arrodillo y me miró... Su cara tenía cortes por todos lados, sus ojos y boca estaban llenos de sangre.

─Sal de ahí, estúpida.

Obedecí.

─Ganaste el juego, pronto volveré por ti, y te haré como yo... Sé consciente de que tus días están contados...

  ─¡Espera! ¿Quién eres tú? 

 Tardó unos segundos en contestar.

─Nunca te diría mi nombre... Pero puedes decirme "Pequeña".

Desapareció... Salí del cuarto de mis padres... Vi el cuerpo de Alexandra con múltiples golpes en su pecho. En el garaje estaba Paola con el estómago abierto, sus ojos rasgados, sus brazos cortados. Vomité y empecé a llorar por mis amigas.

Sé que me falta poco.


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