Nunca te duermas en un vagón del metro

811 33 1
                                    

Hay cosas en la vida que nunca deben de saberse, en especial en este mundo en donde todo es razón y lógica; la ignorancia te permite dormir tranquilo por las noches cuando todo se ha apagado.

Por ejemplo, ¿nunca se han preguntado qué pasa al momento en que te quedas dormido en el metro? Es de esas cosas que levantan la curiosidad de muchos, pero que pocos se atreven a investigarlo. Este es un relato que pocas veces o mejor dicho, nunca he querido relatar, ni si quiera mencionarlo.

Pero creo que hay que darlo a conocer para que nunca vaya a viajar de noche en el metro y menos estando cansado, para que se ahorren la experiencia que yo viví.

Una noche, acercándose a las horas de cierre del metro este era a mi parecer el último vagón; regresaba del trabajo cansado, agotado en verdad y deseando al menos un segundo de descanso. Fue allí cundo cometí un error fatal: cerré los ojos un segundo.

No me di cuenta cuánto tiempo dormí, pero el metro iba avanzando lentamente en un arrullo. Para cuando desperté aún somnoliento, me di cuenta apenas habíamos pasado la terminal y no pude bajar: mi sueño era tan profundo que incluso no pude escuchar los anuncios que pedían constantemente que bajaras, y al mirar al mi alrededor sólo vi a una persona.

Un vagabundo que había tenido la misma suerte que yo.

Me acerqué a él moviéndolo con desesperación y miedo; despertó confundido y miró alrededor. Yo le dije:

- ¡Levántate rápido! Nos quedamos dormidos...

Entonces recuperándose miró alrededor: el túnel se había hecho completamente oscuro y de momento el tren paró. Las tinieblas no dejaban ver nada, y de repente se escuchó cómo habrían una ventana de el vagón.

Por ella, un hombre o individuo entró como si se estuviera arrastrando. El tren de golpe continuó su marcha pasando por unos focos que apenas alumbraban, marcando a aquel ser de tez blanca que estaba en el piso del vagón.

Mi acompañante se acercó bruscamente hacia él, lo tomo del cuello y le dijo en un tono firme:

-¿Qué pasa? Esto es un atropello, no es posible que hagan esto. ¿Cuándo bajaremos?

Aquella... cosa, de un corte con algo en sus manos similar a garras le abrió el cuello a mi acompañante; aunque en el momento no pude ver nada, en un pequeño tramo de luz se iluminó el cuerpo del vagabundo muerto en el suelo.

Yo asustado aún no pude ver aquel ser homicida, el cuál inmediatamente se acercó hacia mí y la oscuridad lo cubrió de nuevo.

Inmediatamente, con el corazón tan agitado que se me salía del pecho, corría hacia atrás, hacia una ventana. Con toda mi fuerza la abrí, y el metro se detuvo de nuevo dándome oportunidad para escapar. Una vez en el suelo con un inmenso dolor en el brazo, pude ver como aquella criatura hizo lo mismo que yo.

Se acercaba a mí constantemente, a un paso lento pero no parecía que algo lo pudiera detener.

Me arrastré por el suelo rápidamente y me levanté corriendo; sentía la presencia de ese monstruo detrás mío y tal vez, cometiendo el peor error de todos, por un segundo volteé a ver hacia atrás y miré aquella cosa, aquel demonio con ojos amarillento: calvo, nariz puntiaguda, garras, alto, me sonreía de una manera psicótica y cínica.

Aceleré el paso y pude ver la tenue luz de la estación, pero justo antes de alcanzar a subir a la terminal, esta criatura me alcanzó por un segundo dándome un zarpazo en la espalda.

Gritando del dolor de alguna forma me impulsé y alcancé a subir a la terminal. Una vez allí, sin mirar atrás, corrí hacia mi casa sin poder dormir ni una vez. Me estoy volviendo loco, esperando a que aquella cosa venga por mí.  

Historias De Terror e Invocaciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora