Crowman

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Todos han oído hablar de Laughing Jack, ¿no? Ese payaso mágico que engaña a los niños con dulces diciendo ser su amigo para luego torturarlos lentamente. De seguro habrás escuchado de él.

A lo mejor también habrás escuchado de mí, bueno, una pequeña parte, de mi anterior yo.

Comenzó donde terminó, con dolor, yo fui su primera víctima, su primer "compañero de juegos". Lo que yo le hice a varias personas antes, él terminó haciéndomelo a mí...

Sí, de seguro ya sabes sobre qué te estoy hablando. Yo fui Issac, fui The Grossman, fui... Eso quedó en el pasado.

Mi historia empieza justo cuando terminó su origen, la policía me llevó a una morgue donde me metieron en una bolsa de lana y me dejaron en un estante.

Pasaron muchos años. Con el tiempo, la morgue fue considerada insalubre por el descuido de los de mantenimiento y fue cerrada. Solo los cuerpos se quedaron aquí.

Yo corrí la misma suerte y, por alguna extraña razón, mi alma jamás se separó de mi cuerpo. Me vi forzado a contemplar cómo me pudría lentamente. Este era el peor castigo: estar atrapado dentro de tu propio cuerpo.

Con el tiempo vi cómo el edificio se destruía lentamente, cómo la naturaleza se apoderaba de él: enredaderas creciendo por las paredes, raíces de los árboles abriéndose paso entre los escombros y, por último, aves usando el lugar como refugio.

En su mayoría eran cuervos, estaban en casi todos lados. Al principio se dedicaban a buscar trozos de carne podrida por el lugar, pero con el tiempo me fui acostumbrando a su presencia y al parecer ellos a la mía. Esto sonará muy raro, pero parecía como si ellos pudieran entenderme, "hablaba" con ellos y estos me entendían a la perfección.

Fueron mis únicos compañeros por muchos años hasta que "ellos" me encontraron...

Uno de sus agentes irrumpió en el lugar y me divisó. No sé lo que pensó, pero se llevó mi cuerpo.

Fui llevado hasta la guarida de "ellos", a pesar de llevar casi 120 años muerto. Todavía conservaba mi gusto por lo brutal, en ese lugar había puras "obras de arte", cuerpos humanos siendo utilizados para distintos fines: desde alfombras hasta sillones. Había toda clase de adornos que encajaban perfectamente con mi gusto, pero lo que vi después no fue nada comparado.

Era una sala enorme, en su extremo divisé un lago de sangre, todavía la podía identificar. Adentro del lago, pude ver toda clase de huesos humanos. No entendía el propósito de eso, pero antes de que pudiera preguntarlo, me arrojaron al lago.

La sensación fue extraña, me pareció escuchar voces, en su mayoría gritos incoherentes, pero con el tiempo mi cabeza me ardió y me pude mover. Comprendí todo lo que me había pasado, ese maldito payaso.

"Jack, creí que eras mi amigo, ya jugaste conmigo, te devolveré el favor", y salí del lago gritando.

Entonces los vi, eran cuatro personas, no las describiré. Entendí que "ellos" vieron potencial en mí, me revivieron. Tendría un precio, lo acepté gustoso.

Entrené día y noche desde aquella vez, me hice maestro en distintas formas de combate, aprendí a dominar muchas armas y, sobre todo, busqué un nuevo equipo.

En honor a mi identidad anterior y a mi nueva, me coloqué un capote negro como la brea, puse sobre mi cabeza un sombrero del mismo color, y para ocultar mi rostro mutilado... Bueno, pensé seriamente en eso y entonces recordé: los cuervos habían sido mis verdaderos amigos, nunca me abandonaron. Me vería mal si yo hacía lo mismo.

Con el permiso de "ellos", los busqué y amaestré. Obedecen mi voz, solo mi voz, están entrenados para lanzarse sobre mis oponentes y atacarlos con sus picos y garras, pero esto seguía sin solucionar lo del rostro, entonces la vi... Era perfecta, completamente original, una máscara del siglo XIV. Me la coloqué, estaba listo.

Llegó el día esperado y ellos me recibieron. Había pasado todas las pruebas y era digno de servirlos. Me entregaron un arma que puede que parezca sencilla, pero en mis manos es la muerte misma, tan mutable, tan versátil.

Desde entonces me dedico a "cazar" a los que "ellos" me ordenan: los busco y mato con ayuda de mis cuervos y de mi arma, nadie ha escapado de mí con vida. Issac, El Grossman... Ellos ya murieron. ¡Yo soy Crowman!

Pero aún no me he olvidado de ti, Jack.

Este es un mensaje para ti. Cuando estés con tu próxima víctima, sube el volumen de tu canción para que te encuentre y juguemos una vez más.

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