Historias De Terror e Invocaciones.

La historia de Sylvia Likens

Esta película esta basada en la vida real. se recomienda discreción al espectador

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En junio de 1965, Sylvia Likens y su hermana Jennifer Likens, quien sufría de poliomielitis, fueron dejadas al cuidado de una ama de casa llamada Gertrude Baniszewski a quien los padres tenían de conocer unos pocos días, sólo por 20 dolares a la semana.

Durante una semana todo fue bien, hasta que el segundo pago llegó tarde por un día, lo cual hizo enojar a Gertrude aunque Sylvia explicó que tal vez el pago se había retrasado. Llevó a las hermanas al sótano donde se disponía a azotarles, cuando Sylvia ofreció tomar los azotes de ella y su hermana, por su condición y por ser su hermana menor.

Sus papás fueron a visitarlas a la semana siguiente y cuando notaron que todo iba bien, y ninguna chica se quejó, se fueron.

A partir de entonces, Gertrude, sus 6 hijos, y algunos jóvenes del barrio, empezaron abusar físicamente y psicologicamente de Sylvia.

Gertrude la acusaba de ser una prostituta. Comenzó a insertarle botellas de coca cola en la vagina, una de las cuales se rompió adentro, desgarrándole las paredes vaginales. Todos parecían deleitarse con el sufrimiento de Sylvia. En una ocasión en la que Sylvia tomó el uniforme de una de las hijas de Gertrude, ésta ordenó a una de sus hijas y su novio, que arrojaron a Sylvia por las escaleras del sótano, golpeándose la cabeza y quedando inconsciente por dos días. Este hecho fue uno de los motivos de su muerte.

Por los golpes que sufría, incluso en la entre pierna, perdió el control de su vejiga, lo cual provocó que en una ocasión se orinara en la cama. Gertrude volvió a introducirle una botella en la vagina, y decidió que ya no tenia derecho a vivir con ellos, por lo que la encerró en el sótano donde solo vivía de un poco de agua y galletas saladas.

Ademas de la tortura, también la obligaron a comer su propio excremento. Lo cual la desnutrió y deshidrató.

Los hijos la bañaban en agua caliente lo cual le dejaba la piel roja e irritada. En una ocasión en que se desmayo, la sacaron del cabello y Gertrude la despojo de su ropa, así permaneció desde ese día hasta su muerte.

Uno de los hijos de Gertrude de sólo 13 años, le gustaba el sufrimiento de Sylvia y solía apagar cigarrillos en el cuerpo de la chica.

Durante todo este tiempo que la mantuvo en el sótano, hizo creer a los vecinos, que ella era una prostituta, problemática, y que la había mandado a un reformatorio. Gertrude obligó a Sylvia a escribir cartas de contenido sexual para corroborarlo.

Los vecinos oían quejas y gritos de dolor pero decidieron no meterse en problemas.

Un poco antes de su muerte, Getrude escribió en su estomago con una aguja ardiente "Soy una prostituta, y estoy orgullosa de serlo". Con lo cual se burlaba diciéndole que ya nadie la querría ni se casaría con ella.

Un día antes de su muerte, una de las hijas de Gertrude le pasó sal por todas sus heridas. Al día siguiente Gertrude decidió mojarla con una manguera, todos se reían al ver su cuerpo todo demacrado, que no se movía, pues ya estaba muerta.

Uno de los atacantes llamó a la policía para salvarla y quedar como héroes, Los médicos declararon que era el peor caso de abuso físico que habían investigado en la historia del estado de Indiana.

Sylvia murió por hemorragia cerebral, shock y desnutrición.

En el juicio todos los adolescentes y niños describieron el ataque a Sylvia. Gertrude trató de culpar a todos, que ella no estaba enterada del incidente. Pero todos ellos declararon lo mismo: Getrude los alentó a abusarla. Cuando se les preguntó a porque lo hicieron, todos dijeron que no sabían y no pudieron justificar sus actos.

Gertrude fue sentenciada a cadena perpetua. Obtuvo su libertad condicional el 4 de Diciembre de 1985. Se cambió el nombre y murió 5 años después de cáncer de pulmón.