Capítulo 24

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Jared

Ha pasado ya una semana desde que entré en la habitación de Cielo.

Ese día no me soltaba, traté de hacerla comer pero no quería dejarme ir. Hasta que la amenace que me iba a molestar fue cuando probó un bocado.

Después de eso siguieron los gritos y pareciera que no durmiera. Me estaba preocupando.

También me preocupaba siempre que iba a dejarle su comida me abrazaba un buen tiempo y me llamaba papá. Me dolía y a su vez me llenaba de felicidad.

A Nicolas no lo vi mucho estos días.

Salía y llegaba tarde y rápido se encerraba en su habitación, lo comprendo un poco, los gritos de Cielo se escuchaban por toda la casa.

Estoy en la cocina preparando una taza de café, se siente el día frío pero a su vez tranquilo.

Para mi sorpresa veo bajar a una tímida Cielo, tiene ojeras y el pelo despeinado solo lleva un gran suéter que le cubre hasta el muslo.

Se ve adorable y a pesar de su apariencia se ve en un buen estado.

Me mira y puedo ver que quiere volver a llorar.

– Tío – dice muy bajo y a punto de desmoronarse.

Corro hacia ella y la abrazo muy fuerte, mi niña está de regreso.

– Te he extrañado tanto cariño – digo besando su cabeza – No me vuelvas a hacer esto por favor.

– Perdóname, lo lamento tanto – solloza en mi pecho – Yo, lo siento no quería...

– Tranquila, no pasa nada mi niña. Te quiero.

Cielo

Se siente tan bien estar en sus brazos me reconforta saber que lo tengo conmigo.

No me he sentido yo misma estos días, creo que tenía un poco de conciencia ya que recuerdo casi todo, me llena de tristeza saber que le hacía esto a mi tío, llegar a llamarlo papá y que él lo acepte sólo para que no sufriera.

Su abrazo cálido me alivia.

Pero de un momento a otro ya no estoy en sus brazos, me dan la vuelta y choco con un pecho duro y siento unos brazos fuertes a mi alrededor.

Por inercia cierro los ojos y aspiró el aroma que se me ha puesto enfrente.

– Cielo – susurra en mi oído y se que el que me ha robado de los brazos de mi tío ha sido Nicolas.

Suelto un gran suspiro y aunque no quiera admitirlo, me siento en paz.

El me llena de paz.

Hunde su cabeza en el hueco de mi cuello y aspira profundamente.

– Te he extrañado nena no hagas esto de nuevo – ha estado preocupado por mi y yo lamentándome de mi misma.

– Lo siento – lloro un poco.

– No llores cariño, te lo ruego... no llores – dice limpiándome con sus grandes manos para después envolverme en sus brazos.

- La llevaré a descansar – escucho que le dice a mi tío.

De un momento a otro me tiene cargada en sus brazos y sube las escaleras.

No replico, estoy muy cansada para enojarme ahora.

Escuchó una puerta abrirse y a su vez cerrarse, después una llave y puedo escuchar el agua fluir.

Me pone en mis dos piernas y de pronto me quita mi suéter dejándome solo en ropa interior.

Quiero cubrirme pero es más rápido que yo y me da la vuelta quedando de espaldas a él, en un movimiento calculado desabrocha mi sostén para después arrebatármelo. Cubro mis pechos y él aprovecha para bajar mis bragas.

Pego un pequeño grito y doy la vuelta para enfrentarlo pero él se me adelanta y se pega mas a mi tomándome de la cintura.

– Vamos a tomar un baño cariño – dice dándome un casto beso en los labios.

Me suelta y de repente siento un gran vacío, se aleja y veo como se quita su camisa, los zapatos, los calcetines, el cinturón y sus pantalones quedando solo en bóxer.

Se acerca a mí quedando a escasos centímetros.

Me mira a los ojos y veo como sus manos se dirigen a los extremos de su cadera y van bajando su ropa interior.

Abro los ojos con asombro al ver el bóxer por un lado, trato de no bajar la mirada pero aun así siento la cara roja.

Sonríe y me toma de la cintura a lo que yo pego un brinco, me da la vuelta y siento su erección entre mis nalgas.

Me falta el aire, besa mi cuello y hace círculos con sus manos en mi piel.

Cierra el grifo de la gran bañera y me coloca en ella, después se pone detrás de mí y comienza a bajar y yo con él quedando en medio de sus piernas.

El agua caliente entra en contacto con mi piel y es maravillosa, suelto un gran suspiro y siento como Nicolas rodea mi estómago con sus brazos.

Me recargo en él y por primera vez en esta semana me siento tranquila.

Siento como posa sus manos en mis piernas y las masajea de arriba hacia abajo.

– Mmm deja de hacer eso – digo en una especie de gemido.

– Hacer que – dice y sigue con sus manos en mis muslos.

Van subiendo poco a poco hasta llegar a mi estómago, y una de sus manos toma uno de mis senos y lo aprieta con cuidado.

– Deja de manosearme – digo con la voz agitada.

– No parece molestarte.

Y no lo hace solo que no pienso cuando me toca así.

Ahora sube su otra mano y amasa mis senos sin llegar a doler deja pequeños besos en mi cuello y es cuando siento su gran miembro en mi trasero.

Trato de levantarme pero él me aprisiona sin dejarme libre.

– ¿A dónde crees que vas? – dice volteandome y quedando a horcajadas encima.

No decimos nada, solo nos miramos a los ojos y puedo ver desea... y mucho.

De un momento a otro toma mi cuello y me besa, mis manos van a su cabello mientras que las suyas van a mi cadera y bajan a mi trasero apretándolo un poco.

Mis gemidos son atrapados por su boca.

– Quiero estar dentro de ti – dice con voz ronca.

Muevo mi cabeza a modo de negación. No estoy para tener sexo con este hombre, al parecer se da cuenta de mi estado y toma mi rostro en sus manos para acercarlo al suyo y darme un beso lleno de ternura, suspiro y lo miro... me vuelve loca y lo sabe.

Terminamos y salimos de la bañera, y es como si el peso que no tenía en el baño cayera en estos instantes.

Veo Nicolas ponerse un bóxer negro y al verme parada me pasa una camiseta suya, la cual acepto con gusto.

Me la pongo y es con lo único que dormiré, me meto a la cama y acto seguido lo hace Nicolas.

Estoy apunto de cerrar los ojos pero soy jalada por un gran brazo.

– Tú duermes aquí – dice así de simple como si fuese algo que hiciéramos a diario.

No rehuyo y me pego mas a su pecho.

Siento su corazón latir y eso me tranquiliza, de repente siento mis párpados pesados y poco a poco me sumo a una oscuridad reconfortante.

Pero antes de caer inconsciente escuchó algo y no se si me lo imagine.

– Te quiero.

Completamente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora