Capítulo 57

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Cielo

Bien.

No lo voy a negar, me siento impresionada.

Mi casa está llena de gente, que digo gente, pareciera que todo el país está aquí. Veo desde mi ventana a demasiada población en mi jardín, arreglando y decorando. Creo que esto va en serio y tal vez ya me esté casando mañana.

Suspiro, esto es demasiado.

– Que suspiro más grande – escucho detrás de mí y al girar me encuentro a mi tío recargado en mi puerta.

Sonrió al instante.

– Hola extraño – digo en broma.

Se adentra más a la habitación poniéndose junto a mí mirando por la ventana.

– ¿No te parece algo apresurado? – trato de encontrar una explicación razonable.

– Si y no – dice simple.

– Tío no entiendo – me siento perdida.

Me mira y siento algo romperse dentro de mi.

– Si, porque tanto a ti como a mí se nos hace algo absurdo y precipitado. Y no, porque ¿quién sabe que es absurdo? El te ama, tu lo amas, qué más da el día cariño, la vida es corta Cielo, siempre ten eso en cuenta.

Lo sé, siempre lo he sabido. La vida es tan corta como una cena en un restaurante o una salida al parque. Lo sé pero hay algo en mi pecho que no me deja, y no me siento preparada para nada hasta que esa sensación se vaya.

Miro nuevamente por la ventana y observó al hombre pegado al teléfono vociferando no se que sandeces. Sonrío porque lo amo tal y como es, compartimos un gran dolor y solo tal vez necesitemos un poco de felicidad en nuestras vidas.

Pongo mi vista en el otro hombre que amo con el corazón y que ha sufrido tanto como yo.

– Tío, necesito cajas – digo de manera decidida.

– ¿Cajas? – se ve confundido.

– Necesito guardar algunas cosas – digo tratando de que comprenda.

Y sonríe.

– Claro cariño, tengo unas en mi habitación.

Lo sigo a su cuarto pensando en nada y todo a la vez, miro el interior y se siente cálido y agradable. Camino hacia el balcón porque es la parte que más me gusta de la casa. Respiro y vuelvo con mi tío, veo que saca cajas y cosas de su armario y una tela de color azul cielo me llama la atención. La tomo y al sacarla veo que es un vestido, es muy lindo, aunque lástima que sea para una niña, es muy mono.

– Tío, ¿de quién es esto? – pregunto porque se me hace un poco extraño que él lo tenga entre sus cosas.

Me mira asombrado y por un momento veo un atisbo de dolor en sus ojos.

– ¿No reconoces de quien es? – susurra.

En realidad lo veo y tal vez se me es un poco conocido.

– Es muy lindo, ¿no te parece? – sonrió y lo tomo entre mis manos.

– Claro cariño es muy lindo – dice bajito.

Lo miro y se ve triste, toco la tela del vestido y siento un poco de cariño hacia él, es algo extraño. Pequeñas imágenes llegan a mi cabeza que me confunden.

Mira mis zapatos papi – creo que no es papá, pero se parece a papá, tal vez sí lo sea.

– Te ves muy linda cariño – lo escucho triste.

Completamente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora