Cielo
Dios.
El me ama, dijo que me ama.
Tengo que tranquilizarme, comienzo a ver caras de susto en todos.
– Estoy bien – susurro y toco mi pecho, pareciera que se me fuera a salir en cualquier momento. Veo a Nicolas correr hacia mí, levantarme para ponerme en uno de los asientos que tengo y se arrodilla.
– ¿Nena estás bien? – se ve tan asustado. Pero es que estoy tan emocionada por lo que ha dicho que me duele el pecho.
– Si, si... no te preocupes me has tomado por sorpresa.
– Lo retiro entonces – dice muy serio.
– ¿Qué? – lo miro mal, ¿es un juego acaso?
– Es mentira cariño, cómo crees que me voy a retractar respecto a eso. Te amo Cielo – dice acariciando mis piernas.
Si sigue así me dará un ataque al corazón.
– Bien, bien, calla que me muero – estoy dramatizando un poco pero en verdad siento como salta mi corazón y no creo poder resistir.
– Todos fuera – dice Nicolas.
– ¿Qué? – miro a mi tío que está sonriendo y me guiña un ojo.
– Jared – lo llama. Y mi tío da la vuelta.
– ¿Si?
– Llévate a Dante – dice y vemos como el susodicho se acerca indignado.
– ¿Cómo te atreves?, ni siquiera he saludado a ángel como se debe y tu ya me quieres echar – parece que quiere llorar, si no fuera por la cara de burlista que tiene le creería – Insisto Nick, ¿qué nos pasó?, ¿en qué nos perdimos?
¿Es una canción?
Nicolas lo ve con el ceño fruncido y parece que le quiere gruñir.
– Quiero estar a solas con ella, no tiene nada que ver con lo demás, no cambia nada, ella sigue siendo solo mía.
Dante bufa y aun así con la mirada matadora que le da Nicolas se acerca a mí para darme un abrazo.
– Adiós ángel – dice para después susurrar al oído – Lo siento.
Lo miro y parece atormentado, me pide una disculpa con la mirada y hasta ahora comprendo. Niego con la cabeza para decirle que no hay nada porque pedir disculpas y pareciera que le acabó de decir que ha ganado la lotería por el cambio en su rostro. Me da un beso en la frente y se va sonriendo.
Escuchamos como cierran la puerta y comienzo a respirar más tranquila.
– ¿Estás bien? – pregunta y le sonrió un poco para tranquilizarlo.
– Un poco sofocada, pero estoy bien.
Me mira curioso y se muerde el labio inferior, parece que tiene una idea. Me mira a los ojos y estoy a la espera de que diga algo. Pero ni siquiera me da tiempo ya que comienza a arrancar mi camisa.
– ¿¡Pero qué!? ¡Nicolas! – trato de quitarlo pero es más rápido y veo mis botones salir volando por toda la oficina.
– ¿Estás loco? – y con eso rasga mi falda tubo de un lado y sale de mi cuerpo. Me encuentro en ropa interior y trato de levantarme pero él lo impide.
– Nicolas puede entrar alguien – digo un poco asustada – Por favor.
Parece que eso lo hace reaccionar, me toma en brazos y me lleva a la puerta del baño que está al lado de un librero. Entramos y pone el seguro, me siento un poco más tranquila con respecto a que me vean, pero me encuentro nerviosa por estar medio desnuda enfrente de este hombre.
– ¿Qué pasa? ¿Porque me has quitado la ropa? – pregunto confundida.
– Dijiste que tenías sofoco – me mira muy atentamente y comienza a respirar más fuerte.
No sé si abrazarlo por querer "ayudar", o matarlo por aprovecharse y querer tenerme desnuda. Se acerca más a mi y puedo sentir su aliento en mi rostro.
– Quiero abrazarte – me mira a la espera de que le de permiso. Y para mi mala suerte sí quiero.
– Hazlo – digo bajito. Me rodea con sus grandes brazos y recargo mi cabeza en su hombro, encajamos tan bien, huele mi pelo y me da caricias en todo el cuerpo, comienzo a ponerme aun mas nerviosa, dios no soy de palo.
– Nicolas – lo llamo, pero continúa con su recorrido por mi cuerpo.
– Me gusta sentirte – dice enterrando su cabeza en mi cuello.
– A mi igual – me aprieta aún más – Pero yo estoy casi desnuda y tu estás vestido, me parece que estoy en desventaja.
Se aleja de mí para mirarme y ya extraño su cercanía. Veo como comienza a quitar su camisa botón por botón hasta desprenderse de ella.
Mentiría si dijera que no me encanta verlo. Me toma de la cintura y me acerca a él, me siento caliente y no exactamente por el sofoco.
– Nicolas – susurro y trato de mantenerme serena, pero juro por dios que lo intento, además de que debo de recordar que no se porqué apareció en mi oficina – Nicolas, necesitamos hablar.
Se queda quieto por un momento, me mira y asiente para después tomarme en brazos, sentarse en la taza del baño y ponerme a horcajadas encima de él.
– Lo siento – dice volviendo a esconder su rostro en mi cuello.
– ¿Por qué? – acaricio su pelo y parece calmarlo.
– Por todo – susurra y me aprieta – Lamento haber dudado de ti cariño.
Tomo su cabeza para mirarlo y se ve tan abatido, oh Nicolas si supieras cuanto te quiero. Sonrío sin poder evitarlo y le doy un pequeño beso en los labios que lo hace suspirar.
– Todo está bien – digo y es verdad, en realidad ya no me importa nada solo él y yo en este momento.
– No me dejes.
Parece un niño perdido.
– No lo haré – digo abrazándolo.
– Por favor, en verdad no me dejes Cielo, te necesito tanto que si tu me dejaras...
– Nicolas, eso no pasará, te he extrañado tanto, dime que puedo hacer para que me creas.
Me mira estático y rápidamente esconde su rostro en mi cuello. Comienza a decir cosas pero no logro comprender ya que su escondite amortigua su voz.
– ¿Qué pasa?
Vuelve a decir incoherencias que no escucho.
– No te entiendo muy bien si estás escondido ahí.
Parece nervioso y se encuentra entre una lucha si decirme o no lo que quiere. No sé por qué reacciona así.
– Dime Nicolas, confía en mí – digo acariciando su espalda.
Sigue murmurando incoherencias.
– ¿Qué?
Sale de mi cuello y me mira tan intensamente y con tanto amor en sus ojos que no se hacer otra cosa que empezar a temblar. Veo sus labios moverse y comienzo a sollozar, lo abrazo fuerte y el igual a mi.
– Nena, cásate conmigo.
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Completamente Mía
RomanceEsta es la historia de Cielo Ward una chica sencilla llena de carisma y que disfruta de los que más ama, pero muy pronto la vida le enseñará que no todo siempre es bueno y que hay que luchar y atravesar los obstáculos impuestos por el destino. Acomp...