Capítulo 34

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Cielo

Al entrar en la cocina nos encontramos con mi tío preparando comida, la cual olía delicioso.

– Buenos días tío – lo saludo – ¿no estabas de viaje? – pregunto ya que eso fue lo que me comentó Nicolas.

– Claro cariño pero fue un pequeño recado que tenía que hacer le dije a Nicolas que era un viaje corto, que estaría por la mañana en casa – dice mi tío un tanto dudoso si en verdad el susodicho me comentó todo.

Al parecer tenemos a un mentiroso entre nosotros señores. Miro a mi tío y pongo una sonrisa ya que en cuanto tenga oportunidad hablaré con una pequeña arpía.

– Si claro, tal vez le faltó decir una que otra cosa – digo y miro mal a Nicolas.

Se da la vuelta y le sonríe al susodicho, este le da un asentimiento pero puedo ver qué se quiere reír.

– ¿Y cómo amaneciste cariño? – pregunta y no puedo evitar ponerme roja recordando lo de anoche.

– Bien – digo un poco avergonzada, miro hacia donde se encuentra Nicolas y este sonríe aun mas.

Maldito.

– Cariño, quería comentarte que saldré en un momento – dice mi tío.

¿Desde cuándo sale?

– ¿Ah sí? – digo con una ceja alzada.

Creo que no he estado al pendiente de mi familia en estos días, ni siquiera sabía que mi tío tenía salidas.

– Si Cielo, yo también tengo vida – dice riéndose de mí.

– Bien, lo siento – al parecer yo soy la descuidada – Deberíamos de tener un tiempo juntos, casi no te veo

– ¿Qué quieres que haga hija?, te mantienen ocupada – y lo dice con una cara de "sé lo que hacen pero no quiero explicaciones"

– Bien, pero haz un espacio para tu sobrina en tu apretada agenda – digo en broma.

Se acerca y me da un gran abrazo.

– Siempre tendré tiempo para ti Cielo – dice cariñosamente – Nunca lo dudes.

Lo quiero tanto, no sabría que hubiera sido de mi si no lo tuviera conmigo.

– Gracias tío Jad.

– Bien pues me tengo que ir, Nicolas cuida de mi niña – lo dice con una mirada seria, pero después sonríe y se va alejándose de mi vista.

Miro hacia Nicolas, pero se ha movido muy cerca de mi, no se en que momento se levantó de su lugar.

– ¿Pasa algo? – pregunto con un poco de dificultad.

Acerca su cara a mi cuello y siento que aspira fuerte y deja salir un gran suspiro.

– Hueles delicioso – dice con sus labios rozando mi piel eso hace que se me acelere el pulso, por inercia pongo mis manos en su cabellera y me encanta sentir su mata en mis dedos. Aspiró un poco y llega a mis fosas un olor a madera y colonia para hombres.

– Tu igual hueles bien.

– No tan bien como tu Cielo, quiero comerte – da un pequeño mordisco a mi cuello y suelto un gemido.

– Nicolas.

Sale de su escondite y puedo observar esos bellos ojos tornarse oscuros.

– Dime cariño.

Te quiero.

Quiere salir de mis labios, pero no lo permito solo me quedo observando muy atenta. Acaricia mi mejilla con sus largos dedos y suelto un suspiro.

– Eres tan hermosa.

Y ahí están de nuevo, esas sensaciones en mi estómago cada vez que dice algo tan lindo.

Toma mi mano y me guía hacia las escaleras, creo que se dirige a la habitación. Pero lamentablemente no alcanzamos a llegar, ya que empuja su cuerpo con el mío arrinconandome contra la pared.

– Lo siento cariño, pero tendré que tomarte aquí – dice con voz agitada y tan sexy, sus crudas palabras me ponen aún más caliente y no me importa hacerlo aquí y ahora.

– No veo problema con eso.

Creo escuchar un gruñido de su parte, y empuja fuertemente su erección contra mi parte intima. Toma mis manos y las eleva sobre mi cabeza. Siento su aliento en mi rostro y poco a poco va dejando pequeños besos desde mi frente hasta llegar a mis labios. Es un beso lento pero se torna duro y ansioso, su lengua ataca a la mía y da pequeños mordiscos a mi labio inferior. Es tan bueno en esto que no quiero que pare, de pronto en una fracción de segundo me voltea y estoy de frente hacia la pared.

– Cielo lo que causas en mí no es sano, quiero metértela hasta el fondo y no salir jamás – dice y suelto un ronco gemido.

– Nicolas.

Siento como posa sus manos en mis caderas y las dirige hacia el botón de mi pequeño short, lentamente baja el cierre y sus dedos tiran de el para sacarlo y sin darme cuenta se lleva consigo el pequeño tanga negro, estoy desnuda de cintura para abajo.

– Hermosa por donde quiera que te mire mi Cielo.- comienza a besar mi cuello y me siento tan caliente, que un simple rose o una palabra me harían terminar con esta gloriosa agonía.

– ¿Y qué esperas? hazlo ya – digo a modo de súplica – Nicolas, te necesito.

Acerca sus dulces labios a mi oído y da un ligero mordisco.

- Te joderé tan fuerte cariño que caminarás y aún me sentirás dentro.

Mierda, acepto con gusto.

Completamente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora