Capítulo 49

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Nicolas

Nada.

No hay nada.

Quiero sentir angustia o preocupación, pero no hay nada.

Solo un profundo dolor.

– Dante.

– Nicolas.

– No puedo.

– Claro que puedes, solo intentalo.

Una media hora antes Dante me obligó a cambiar de lugar y la verdad manejar era lo único que me mantenía tranquilo.

– Vamos, si no lo sacas explotarás – dice ya manejando.

Miro al frente todo el tiempo y se que me mira de reojo.

Suspiro pesadamente.

– No se que puedo contarte, sólo que no tengo idea de que decir – digo un poco frustrado, no hay palabras.

– Vamos hombre se ve que tienes mucho que contar, estoy aquí no tengas miedo – sonríe tratando de darme ánimos – Además, dices que queda aún mucho que recorrer para llegar a casa de tu padre, así que hay tiempo.

Cierro los ojos y no puedo creer que vaya a hacer esto y peor aún con el. Me mira y ve que no daré mi brazo a torcer, espero y con eso deje esto en paz.

– ¿Por qué Evangelina vive con tu padre?

– Porque ella así lo quería – no hay mucho que decir.

Escucho que resopla, al parecer si tiene un límite.

– Vamos, sé más específico.

Bien, dejaré salir lo que tenga que salir.

– Mi familia y la suya eran muy cercanas, mi madre y la suya se llevaban muy bien. Al morir el padre de Evangelina que fue cuando eramos unos chiquillos de unos catorce o quince su madre no quiso quedarse más aquí y decidió marcharse, pero claro su hija no quería, mi madre convenció a la suya de que ella la cuidaría, y que permitiera que aunque sea se quedará un tiempo y que nuestra casa estaba abierta para ella cuando quisiera. Lo que no sabían mis padres es que Evangelina estaba chiflada conmigo y como los dos éramos hijos únicos, mi madre siempre quiso una niña.

– ¿Eso es todo? – dice.

– Prácticamente sí.

– Prácticamente – repite.

Solo asiento.

– Me comentó Jared que no te llevas muy bien con tu padre.

Me remuevo incómodo y trato de salir del coche en marcha.

– Vamos Nicolas.

Suelto un bufido, y dirijo la mirada a la ventana, he encontrado la vista muy interesante.

– No, no tenemos una relación muy buena que digamos – digo ido.

– ¿Por qué? – pregunta intrigado.

– Porque no me quiere ver –digo apretando los puños.

– ¿Por qué no quiere verte Nicolas? – se que se está exasperando.

– Porque...

– Dime.

– Hice algo que no quería – comienzo a sentir un sofoco y respiro lentamente.

– ¿Qué fue lo hiciste? – pregunta dudoso ahora.

Se escucha tan lejano, veo hacía fuera y sopla el aire besando todo a su paso. Jamás he vuelto a hablar de esto, y menos con alguien, siempre lo tengo presente, es algo que llevaré hasta el día que muera y aun así jamás me perdonaré eso.

– Asesine a mi madre – susurro.

Nada.

No hay nada.

Solo un profundo dolor.

Completamente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora