Capítulo 32

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Cielo

Estoy nerviosa.

Muy nerviosa.

Nicolas se acerca a mi, y no puedo ni mirarlo a los ojos.

Toma mi barbilla y levanta mi rostro.

– Eres hermosa Cielo, jamás te avergüences de ello – dice rozando sus labios con los míos.

– Nicolas por favor – digo muy bajo.

En eso da un paso atrás y sin dejar de mirarme toma el dobladillo de su camisa y comienza a quitársela.

Dios santo.

Le siguen los pantalones, pero lo hace tan lento que me parece una tortura al final queda solo en un bóxer negro.

No puedo apartar la mirada de él, me cautiva su belleza y se que ya estoy perdida.

– ¿Te gusta lo que ves? – pregunta – Porque yo malditamente estoy seguro de que me gusta lo que veo.

Se acerca a mí a paso seguro y sé que no podré evitarlo, no podré evitar estos sentimientos que pensé que no tenía, sin embargo ahora fluyen con tanta facilidad.

– Cielo... – toma mi rostro entre sus manos y me acaricia. Poco a poco acerca sus labios y es solo un toque inocente se pega aun mas a mi, torso contra torso y siento su lengua como invade mi cavidad bucal.

Toma mi cintura con fuerza e intensifica más el beso ya no es tranquilo ahora es fiero y con necesidad.

– Te haré mía cariño – dice con la respiración entrecortada y con la voz más sexy que he escuchado.

En un momento rápido ya no tengo ni el sostén ni las bragas estoy expuesta y no se porque, pero no me importa me siento caliente, tan embriagada por el que quiero mas.

– Nicolas – suelto en una especie de gemido.

Veo como quita lo único que trae encima, y quedo impactada.

¡Dios! Es grande... muy grande.

De un momento a otro toma mis piernas y hace que las enrede en su cintura, por el arrebato suelto un pequeño grito de sorpresa.

– Vamos cariño, quiero oírte.

Masajea mis nalgas y me estoy volviendo loca por tener más fricción con él, eso hace que empiece a mover mis caderas sin control.

– Aún no preciosa – dice con un gruñido.

– Nicolas por favor – lloriqueo, quiero su tacto veo como una de sus manos se dirige entre la unión de nuestros cuerpos y toca mi centro solo rozandolo, de pronto siento uno de sus dedos dentro de mi.

– Mierda.

– Estas tan mojada, vamos Cielo quiero más.

Empieza a masajear mi clítoris y me vuelvo loca, me retuerzo y trato de tener más placer.

– Eso es cariño te ves tan bella con tus mejillas sonrosadas y esa expresión de placer me la pone dura – eso hace que me excite aún mas.

Mi cuerpo no me responde solo quiero su tacto, no se como pero guío mis manos y tomo su erección, es tan viril.

Gime.

Solo con eso me siento poderosa, doy un pequeño apretón y gruñe más fuerte.

– No juegues con fuego cariño – se acerca a mis labios – Te puedes quemar.

Quita mis manos de su gran miembro y empieza a masajear con solo la punta mis pliegues.

– Dime a quién quieres Cielo.

Completamente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora