Capítulo 11

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POV CHRISTIAN

Llego al hotel tratando de contener la ira y la angustia ¿que es esto? ¿por que me siento así? Nunca me había pasado esto que estoy sintiendo.

¡Mierda!

Llego a mi habitación y por suerte no me encontré con ningún miembro de mi familia... no me gustaría que me vean así. ¿Por que duele? siento un dolor en el pecho un dolor y sé que no es físico.

Me sirvo un vaso de whisky me lo tomo todo, de repente siento recorrer toda la furia dentro de mi, no puedo soportarlo y tiro en la pared el vaso que se rompe en mil pedazos ¡Grey, eres un estúpido! La rechazaste, ella te deseaba... ¡Y tú la rechazaste! Fue lo mejor, ella no se merece que la lastimen. Es un hermoso ángel de ojos azules y no se merece sufrir por mi, por varias razones.

Estoy de vacaciones en esta ciudad. No voy a quedarme aquí, sufriría de todas maneras cuando me valla de aquí. Estoy jodido en cincuenta tonos diferentes de mierda... Mis cincuenta sombras. Las cincuenta sombras de Christian Grey.

Ella merece ser amada, merece todas las flores y los corazones del mundo y yo no podría dárselo. Pero me siento como una Mierda, «Grey, solo era una chica guapa, inocente, dulce». Me convendría distraerme un rato tal vez, salir por ahí, conocer alguna mujer guapa y follármela duro... ¡si eso debería ser!. Sin embargo, no me apetece salir, quisiera estar acompañado de la dulce Anastasia.

Su orgullo herido me persigue desde que llegué al hotel, no debí invitarla a cenar, no debí besarla en el auto, no debí haber permitido que se hiciera ilusiones. Pero no me arrepiento de haber cenado con ella, ni mucho menos haber besado sus dulces labios, disfrute de su compañía ,con ella es diferente, me agrado salir con ella, hablar. No necesitaba follármela para pasar un buen momento. Era su compañía que me hacia sentir bien, ninguna mujer me había fascinado tanto como ella.

Seguro se sintió decepcionada por mi rechazo, como quisiera pedirle perdón por haberla rechazado. Sin embargo tuve que haber tomado todo mi auto control para no follármela en la playa: la deseaba, la deseo. Como me gustaría tenerla en mis brazos.

Decido acostarme y olvidar todo...

Me dejo llevar por un sueño profundo donde unos heridos ojos azules me miran.

«Ven no te voy hacer daño» quiero acercarme, pero ella se aleja, «no te vayas, quiero estar contigo».

«No Grey, eres un hombre malo. Me harás daño»

«No lo haré, jamás lo haría».

«Si lo harás, me harás sufrir mucho». Ella se va...

Yo grito «¡ANASTASIA, NO TE VAYAS! ¡TE NECESITO! ¡VUELVE!».

Es inútil, ella se ha ido.

Me despierto sudando, con la respiración entrecortada. Pareciera que hubiera corrido una maratón. Siento que el corazón se me va a salir por la boca . Miro mi reloj, son las tres de la madrugada, en Seattle sería medianoche.

Me pregunto si Mía y Elliot saldrían bailar, ellos pueden hacer eso, son personas normales, no como yo. Soy un auténtico hijo de puta que no soporta ningún roce con otra persona .¿Que hará ella? Seguramente debe estar en su cama durmiendo, espero que sola y que no hubiera hecho ninguna estupidez de salir por ahí y buscar consuelo en otros brazos.

¡Oh, mierda!

Ese pensamiento me pone furioso ¡NO, NO, NO! Esto no me puede estar pasando a mi. El hecho de imaginar a la señorita Steele en brazos de otro hombre me da nauseas. Tengo que sacármela de la cabeza, debo olvidarla.

LAS SOMBRAS DE GREY - STEELEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora