Capítulo 3

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- Es aquí.

_____ señaló a una casa de aspecto poco acogedor. Parte de la fachada estaba desmejorada y le faltaban trozos de pintura. Llamó a la puerta y esperó pacientemente a que la abriera.

- _____, querida, ¿qué te trae por aquí a estas horas?- la mujer miró a sus acompañantes y, después, clavó sus ojos en _____, a quien sonrió de manera tranquilizadora.

- No te preocupes, Onna-sama. Son amigos. Espero que tengas algunas habitaciones disponibles.

La mujer volvió a fijarse en los Sombrero de Paja, quienes no lucían muy buen aspecto debido a la pelea que habían tenido hacía unos minutos, antes de responder.

- Estás de suerte. No sé qué habrá pasado hoy en el pueblo, pero la gran mayoría de turistas han decidido dejar inmediatamente la isla- _____ tragó saliva y entró en la casa, seguida por el resto- Tendréis que compartir habitación en parejas. Poneos de acuerdo entre vosotros- la anciana señaló las escaleras.

- Y... ¿Y yo?- preguntó _____ prácticamente en un susurro. La anciana se giró y la miró para, después, volver a mirar a sus acompañantes.

- ¿Has discutido con Huro de nuevo? Nunca había llegado a este extremo. ¿Te ha echado?- _____ apartó la mirada sin decir nada- No te preocupes, querida. Ya sabes lo cabezota que es. Ese hombre te perdonará, eres demasiado importante para él. Y para su fortuna- la mujer rió y les mostró a los Sombrero de Paja qué habitaciones debían ocupar- Podéis daros una ducha, tenéis todos un aspecto horrible. Prepararé algo de cenar- antes de bajar las escaleras, la anciana le mostró a _____ dónde estaba su habitación, pues tendría que compartirla con ella.

- ¡Comida!- Luffy se despertó con un rugido de su estómago- ¡Estoy hambriento!- la anciana sonrió y bajó las escaleras para comenzar a preparar la cena.

_____ cerró rápidamente la puerta tras de sí. No quería ver a nadie, no después de todo lo que había pasado ese día. ¿Qué iba a hacer? El circo ya no existía y no se había dedicado a otra cosa en su vida. Se dejó caer en la cama y cerró los ojos. Los Sombrero de Paja estaban todavía en peligro.


...Zoro cerró la puerta de la habitación con un sonoro golpe. Había pasado cinco minutos metido en aquella habitación con Sanji y ya había discutido un par de veces con aquel maldito cocinero.

Esperó pacientemente en el pasillo a que el resto saliera, pero sus ojos se deslizaron hasta la puerta que había al final del pasillo. _____ se había encerrado muy rápido en la habitación, sin mediar palabra, así que Zoro suponía que algo le sucedía. El espadachín se acercó, pero se frenó antes de llamar a la puerta y chasqueó la lengua, indeciso. ¿Qué le iba a decir? A él no se le daban bien ese tipo de cosas.

- Veo que estás preocupado por _____-san- Zoro se giró rápidamente. Robin le miraba sonriente, apoyada en la pared.

- ¿Qué? No. Solo iba a preguntarle si iba a bajar a cenar.

Robin contuvo una carcajada, provocando en Zoro un gruñido. El resto de puertas comenzaron a abrirse para bajar a la cocina, desde donde provenía el rico aroma que comenzaba a invadir la casa.

- ¿_____ no viene?- Nami se acercó hasta donde estaba Zoro, pero antes de que abriera la puerta, Law la detuvo.

- Déjala. Bajará si quiere.

Nami se giró para fijar sus ojos en Zoro ante la mirada que Law la había dirigido y bajó la mano. La navegante dio media vuelta y se puso a la altura de Luffy, no tardando en comenzar a discutir con el capitán por lo escandaloso que era, pero lo cierto era que la que había comenzado a gritar había sido ella.

Acero y sal [One Piece. ZoroxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora