Capítulo 44

6.4K 611 253
                                    

_____ se dejó caer en una de las sillas y se quitó los zapatos, pues sus pies estaban doloridos tras no haber dejado de bailar en ningún momento. La chica emitió un gran suspiro, intentando tomar aire tras una noche llena de carcajadas y momentos divertidos, mientras observaba que el patio en el que se había celebrado el evento estaba ya prácticamente vacío.

-Estoy agotada- comentó todavía sonriente a un Sanji que estaba terminando de dar las últimas caladas a su cigarro- Creí que iba a aguantar mejor estos zapatos, pero me equivoqué- la chica se masajeó los pies- Lo he pasado muy bien, Sanji. Gracias.

El cocinero se encendió otro cigarrillo.

-Solo he hecho lo que estaba en mi mano para que pasaras una excelente velada.

_____ enarcó una ceja por el repentino tono serio de su amigo.

-Ya... Siento no haberos dicho yo misma que iba a quedarme en Gravos. Todo surgió de repente.

-Sabes que no me refiero a eso- Sanji la miró de reojo mientras daba una larga calada a su cigarro- ¿Pasó algo este tiempo?

_____ tragó saliva y agachó la cabeza, avergonzada. ¿Era tan obvia? ¿Tanto se notaba que solo tenía ojos para cierto espadachín de pelo verde?

-Yo... Bueno...- la chica tomó aire y se armó de valor para mirar a Sanji a la cara- Le besé. Besé a Zoro.

Sanji soltó el humo por su boca, mostrando una tranquilidad que de repente rompió maldiciendo, en primer lugar, a Zoro por haber tenido la oportunidad de besar a una joven tan maravillosa como ella y, después, volviendo a recuperar la compostura, lo que hizo que _____ luchara con todas sus fuerzas para retener una carcajada.

-N-No pasa nada en realidad- _____ forzó una sonrisa- Sus sentimientos no son correspondidos, pero está bien. Quiero decir, estoy bien. Creo que ahora podré pasar página.

Sanji sonrió de medio lado.

-No puedes engañarme, _____-san. Puedo ver en tus ojos que eres una mujer enamorada- _____ sintió cómo sus mejillas ardían por la vergüenza- Ese marimo es un idiota. Eres una mujer hermosa y encantadora. Y, ¿sabes lo que creo? Que él siente lo mismo, pero la cabeza hueca que tiene no le permite admitirlo.

_____ contuvo una sonrisa de satisfacción. Ella siempre había sentido que sus sentimientos eran correspondidos, a pesar de que la forma de actuar de Zoro a veces pudiera indicar lo contrario. Por eso sentía una extraña felicidad en su cuerpo, porque no era la única que lo había notado.

Sanji apagó la colilla contra el suelo y, con delicadeza, la recogió de la silla y la cogió como una princesa.

-¿Qué demonios haces?- preguntó la chica avergonzada- ¡Es humillante!

Sanji sonrió y la colocó de pie sobre la silla para darle la espalda.

-Sube. Te llevaré a caballito hasta tu habitación.

-No quiero abusar de tu bondad.

-Y yo no voy a permitir que los pies de mi preciosa _____-san estén doloridos.

_____ sonrió y, con un pequeño saltito, se subió a la espalda del cocinero. El rubio la acomodó a su espalda y emprendió el camino hacia la habitación.

Antes de entrar en el castillo, _____ elevó la vista. El cielo lucía completamente negro, solo iluminado por las estrellas que poblaban el firmamento, indicándole que no era tan tarde como pensaba y que aún quedaban varias horas para que comenzaran a asomar los primeros rayos de sol.

-Es aquí- dijo _____, agarrada con delicadeza al cuello de Sanji.

Éste se detuvo y la bajó de su espalda con cuidado, para no hacerle daño en su todavía lesionado brazo derecho. _____, inocente, acarició la mejilla de Sanji, haciendo que éste prácticamente colapsara frente a la puerta de su habitación.

Acero y sal [One Piece. ZoroxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora