Capítulo 42

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El sonido de sus bonitos zapatos planos de charol rojo resonó por todo el pasillo. La chica asintió a su paso, saludando con leves gestos de cabeza a los hombres que trabajaban durante todo el día sin descanso en la reparación del castillo. La entrada al enorme salón de coronación estaba prácticamente arreglada, aunque aún faltaban los portones de bonita madera tallada a mano, que había quedado inservible tras la explosión.

_____ se colocó en el centro del salón y observó el resultado del duro trabajo. La chica supervisaba todos los días los trabajos, dispuesta a dejar todo como estaba antes de la gran pelea que había tenido lugar en el castillo, ya que el príncipe le había confiado esa tarea mientras él se ocupaba de otros asuntos tras dos años de un reinado que todos querían olvidar cuanto antes. La muchacha no podía creerse que todo por lo que habían pasado hubiera quedado atrás. Ahora, Izaro y sus hombres parecían un sueño prácticamente escondido en lo más profundo de su mente.

-El trabajo que ha hecho el carpintero de los Sombrero de Paja está siendo fantástico.

_____ asintió sin mirar al hombre que se había puesto a su lado. Olio era el encargado de dirigir a los carpinteros y constructores en aquella zona del castillo, así que estaba habituado a hablar con _____ con normalidad y a darle el parte de cómo iban las reparaciones.

-Estáis haciendo un gran trabajo.

-Los planos que nos hizo el cyborg son verdaderamente precisos, así que la mayoría del mérito es suyo.

-¿No está hoy por aquí?

-Me temo que no. Estará ayudando en otras zonas. La entrada principal quedó muy dañada.

_____ asintió. Estaba al tanto de lo que había sucedido durante la pelea de Sanji. El propio cocinero se lo había contado tras haber curado a todos los heridos y después de que Sion hubiera dado a su pueblo las explicaciones pertinentes.

-Mi señora.

_____ se giró para ver acercarse a un joven de cuerpo tosco y cabello largo rubio caminar a grandes zancadas hacia ella.

-No me llames así. Es demasiado formal. Dime solo _____- comentó la chica con una sonrisa.

Aquel muchacho era uno de los nuevos soldados que Sion había reclutado en los últimos días. Se trataban de jóvenes sin experiencia y que solían ponerse más nerviosos de la cuenta al dirigirse a personas que consideraban de un rango superior al suyo al ser hijos de simples agricultores o carniceros. _____ insistía en que la trataran como si fuera una más, ya que tampoco tenía un origen noble, pero ella a ojos de ellos jamás sería una persona cualquiera.

-Señorita _____...- corrigió el chico nervioso y sonrojándose. _____ contuvo una risita y le hizo un gesto para que continuara- Monkey D. Luffy ha despertado.

La chica enarcó ambas cejas por la sorpresa y, finalmente, asintió, por lo que el chico rápidamente dio la vuelta y se marchó prácticamente corriendo de manera acelerada. Olio se carcajeó de forma socarrona.

-Estos muchachos de hoy en día...

_____ sonrió y, con un gesto con la mano, se despidió del hombre, que le devolvió la sonrisa.

La chic caminó con paso apresurado para dirigirse a la habitación que Luffy había estado ocupando desde que había perdido la consciencia tras ganar a Izaro. Había pasado mucho tiempo desde entonces y sus nakamas se habían ido turnando en hacerle compañía en la habitación por si despertaba, pues no querían dejarle solo en ningún momento.

Cuando _____ atravesó la puerta, notó en seguida que el ambiente de la habitación estaba repleto de vida. Toda la tripulación de los Sombrero de Paja estaba alrededor de la cama, observando cómo su capitán no dejaba de engullir comida sin cesar.

Acero y sal [One Piece. ZoroxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora