Acero y sal [One Piece. ZoroxReader]

Capítulo 30

_____ puso las manos en su abdomen al sentir la presión del corsé sobre su cuerpo.

- No me sieno muy cómoda con esto. Creo que es demasiado exagerado.

Las mujeres la miraron y asintieron, procediendo a quitarle la prenda.

Izaro había cumplido con su palabra y, tal y cómo le había dicho, al día siguiente de su reunión había mandado a tres mujeres para que le tomaran las medidas. No le había dicho exactamente para qué las quería, pero _____ podía hacerse una idea. Era bastante evidente que Izaro seguía con ese interés de conseguir lo que quería de ella, la más débil, y creía que, haciéndole distintos regalos, podría acercarse a ella.

Sin embargo, _____ había descubierto cosas más interesantes sobre el pasado de la familia real de Gravos. Aquellas tres mujeres, que se ocupaban de elaborarle un vestido apropiado para la coronación, habían trabajado también para la anterior reina, la madre de los príncipes. Habían sido las que se encargaban de ponerla bonita en los eventos y de cuidar de ella cuando su salud empeoró considerablemente tras dar a luz a Meldy. Aquellas mujeres habían compartido todos aquellos momentos con ella porque, como habían esperado Zoro y _____, la noticia de quiénes eran realmente se había extendido por todo el castillo, así que los criados habían pasado a tratarles de forma diferente.

- Querida, tienes un pelo prácticamente indomable- _____ sonrió mientras terminaba de abrocharse la camisa- No sé qué podremos hacerte para la coronación.

- Un recogido sería lo más apropiado- comentó otra de las mujeres, mientras terminaba de guardar su set de costura.

- Me vale cualquier cosa mientras pueda estar cómoda- respondió _____, acercándose hasta su cama, donde la pequeña Meldy jugaba con una muñeca. La muchacha recogió a la princesa y la sostuvo en brazos- Ya no nos deberíamos ver hasta el día de la coronación, cuando vengáis a arreglarme.

Las mujeres asintieron y, en silencio, salieron de la habitación. Cada día que pasaba las notaba más preocupadas y podía entenderlo, ya se lo había dicho el príncipe: Izaro no era una persona amable, sino que era cruel y despiadado, por lo que el hecho de que quisiera agradarla de aquella manera resultaba sospechoso para todos en el castillo.

Zoro, por su parte, no le había dicho nada, pero _____ sabía que el espadachín estaba ligeramente molesto con ella. Era consciente de que Izaro había ordenado que le hicieran un vestido para la ocasión, pero aún desconocía que _____ había ido hasta su despacho para hablar con él. No obstante, la muchacha estaba convencida de que el peliverde sospechaba de ella.

_____ suspiró y miró a Meldy, que jugueteaba con uno de sus mechones de pelo.

- Deberíamos ir a ver qué hacen tu hermano y Zoro, ¿no te parece?

Meldy asintió sonriente y se aferró al cuello de ______, escondiendo parte de su rostro entre su cuello y su clavícula.

...

El choque de metal contra metal resonó por toda la sala. Por más que Sion sujetaba la espada como podía, los estoques de Zoro consistían en una fuerza incomparable a la suya y una técnica bien pulida.

Apretó los dientes con fuerza, intentando resistir cinco minutos al menos, pues su orgullo le podía más y estaba harto de tener que perder contra él. Sabía que no podría estar a su altura, pero, por lo menos, esperaba poder plantearle alguna dificultad.

Su espada voló por los aires, lo que provocó que un gruñido de frustración se escapara de su garganta. Sion se quedó parado en el mismo sitio, con su mirada sombría apuntando directamente al suelo. Su pecho bajaba y ascendía a gran velocidad debido a su respiración entrecortada por el cansancio y el duro entrenamiento al que le sometía el espadachín. Apretó los puños con fuerza y se maldijo a sí mismo, pues sentía que no estaba avanzando nada en su entrenamiento.