Capítulo 26

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Caminaron por el largo pasillo del castillo intentando hacer el menor ruido posible. Todavía era temprano y el movimiento en la fortaleza era mínimo, pero, aun así, debían tomar precauciones.

_____ se arrepintió en seguida de haberse puesto esa mañana aquella falda larga con un bonito estampado de flores. Izaro había cumplido su promesa y la tarde anterior el armario y la cómoda de la habitación en la que Zoro y ella dormían estaban repletos de ropa para ella. Para investigar por el castillo le habrían resultado más cómodos unos pantalones, pero Izaro parecía haberse asegurado de que no hubiera ninguno en su ropa, sino que todas eran prendas con las que la chica podía resaltar su feminidad.

-Oi! Mira.

Zoro captó su atención al señalarle una pared. _____ enarcó una ceja, pues parecía una pared normal, pero cuando inclinó su cuerpo levemente hacia la derecha pudo ver a lo que Zoro se refería. Unas estrechas escaleras en penumbra descendían, seguramente, a una zona del castillo escondida.

-¿Cómo demonios las has visto?

-Solo he puesto la mano en la pared y uno de los ladrillos ha cedido, abriéndose esta especie de puerta.

La chica le miró elevando ambas cejas, pues aquella explicación parecía más bien sacada de un cuento. En realidad, desde que habían pisado aquel castillo todo parecía surrealista. Cuando le contara a sus futuros nietos todas las cosas que la estaban pasando, ninguno de ellos se lo creería.

Zoro se puso delante de ella y comenzó a descender lentamente, tanteando con los pies el suelo para no caer por las escaleras debido a la oscuridad. _____ se aferró a su brazo inconscientemente, temerosa de perder también el equilibrio, haciendo que los músculos de Zoro se tensaran al sentir solo su tacto.

Una vez abajo, los dos observaron la sala en la que se encontraban. Una especie de sótano, más extenso de lo que a simple vista parecía, se extendía frente a ellos. Varias estanterías ocupaban las paredes, repletas de libros viejos y estropeados por el paso del tiempo. _____ se acercó para echar un vistazo, pasando algunas de sus páginas con sumo cuidado y los ojeó, descubriendo que la mayoría de aquellos tomos escondía pasajes de la historia de Gravos que prácticamente nadie conocía.

Mientras tanto, Zoro se paseó por la habitación, fijando su atención en cada uno de los objetos que había en la sala. Un crujido extraño captó su atención y posó sus ojos en el suelo de madera. Dio un paso adelante y otro hacia atrás, provocando de nuevo aquel crujido y se agachó para pasar su mano por la madera. Con sus nudillos, tocó de nuevo en el suelo acercando su oído para escuchar mejor. El espadachín frunció ligeramente su ceño y pasó la mano por la zona, sintiendo cómo una parte del suelo se levantaba ligeramente. Aferró el pico de madera que sobresalía con sus uñas y tiró con fuerza, partiendo accidentalmente aquel fragmento de suelo.

_____ se giró rápidamente, fulminándole con la mirada por haber hecho tanto ruido y, sobre todo, por haber roto aquel trozo de suelo. Abrió su boca para regañarle cuando se percató de que aquello era, en realidad, una especie de trampilla. Rápidamente, se acercó hasta allí para asomarse. No se veía el fondo, pero eso no fue suficiente para impedirles bajar. Zoro volvió a descender primero hasta llegar a lo que parecía un largo pasillo, más oscuro incluso que la especie de sótano en el que habían estado antes.

Caminaron en silencio, posando sus manos a ambos lados de la pared hasta que, a lo lejos, comenzaron a distinguir una tenue luz. A medida que iban acercándose a ella, ésta iba aumentando y fue cuando comprendieron que se trataba de una salida. Ambos se cubrieron momentáneamente sus ojos, hasta que estos se acostumbraron a la luz del día...

_____ dio un respingo al comprender que aquello era el exterior. Abrió sus ojos de par en par y miró hacia atrás, donde solo árboles les rodeaban. Estaban fuera del castillo, habían salido, y se encontraban en medio del claro de un bosque.

Acero y sal [One Piece. ZoroxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora