Capítulo 2

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- Luffy, ¿es que no piensas hacer nada?- Nami miró incrédula a su capitán una vez hubieron salido del restaurante- Obviamente esa chica quiere ayuda, pero tiene miedo de admitirlo- la navegante apretó los puños y miró de manera desafiante a Luffy. Zoro puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos, Nami era una cabezota.

- Has oído lo mismo que el resto. No quiere unirse- Zoro no podía quedarse callado. Luffy se mantuvo inmóvil, todavía con su mirada oculta por la sombra de su sombrero.

- ¡Idiota! ¿Es que pensáis quedaros con los brazos cruzados? ¿De verdad vais a dejar que esa chica sea tratada como si fuera un trozo de carne?

Zoro suspiró. La entendía mejor de lo que ella creía. Nami tuvo una infancia traumática trabajando desde niña para otros piratas y todos habían sido testigos del mercado de esclavos de Archipiélago Sabaody. A Zoro le encantaría poder ayudar a esa chica, pero estaba claro que ella no quería.

Luffy comenzó a caminar, ignorando las palabras de Nami. Ella intentó insistir, pero Robin le tomó del brazo para que no lo hiciera. Todos siguieron en silencio a su capitán, que parecía ser de la misma opinión que Zoro: no podían arrastrar a la chica a la fuerza.

- ¡Esperad!

Todos se giraron. La chica del restaurante corría hacia ellos llevando varias bolsas. Una vez se puso a su altura, se paró frente a Luffy. Durante unos segundos, la mirada de la chica se posó sobre Zoro y, hasta ese momento, el espadachín no se había fijado en sus preciosos ojos. No sabía qué era lo que tenía aquella chica, pero desde el instante en que sus miradas se cruzaron, no le parecía una locura la idea de llevársela por la fuerza. La chica se sonrojó, apartando su mirada de Zoro, y miró a Luffy.

- Siento lo que ha sucedido en el restaurante, pero no puedo permitir que te vayas sin probar todos los platos, Monkey D. Luffy- la chica sonrió y le entregó las bolsas.

- Vaya... ¡Gracias!- Luffy sonrió y miró las bolsas con curiosidad, haciendo que sus ojos se iluminaran al ver toda la comida que había en ellas- ¡Nami, tendrás que pagar!

Nami golpeó a Luffy en la cabeza, provocándole un enorme chichón.

- No os preocupéis, yo invito. Es muy bonito por vuestra parte ayudar a gente a la que conocéis, pero tengo que quedarme aquí. Parecen malas personas, pero no lo son. Huro no decía todas esas cosas en serio. Soy especial para él- la chica sonrió- Debería volver, no quiero que noten mi ausencia.

Robin dio un paso adelante.

- Espera, ¿te llamabas _____, verdad?- la chica se giró y asintió- ¿Por qué quieres quedarte con esa clase de personas?

Zoro contuvo una sonrisa de medio lado. Se imaginaba a qué se refería Robin, pues ella había estado rodeada durante mucho tiempo de personas que no la tenían ningún aprecio real, no hasta que les encontró a ellos.

- Porque les debo mi vida- la chica sonrió y se marchó, dejando a todos con la boca ligeramente entreabierta por la respuesta. Aquella no había sido una respuesta que esperaran.

- Luffy, tenemos que ayudarla ¡Es una buena persona!- insistió Nami.

- No- Luffy cogió un trozo de carne de una de las bolsas y le dio un bocado- Si quiere pagar esa deuda, que lo haga. No podemos hacer nada al respecto. ¡Vamos!- Luffy comenzó a caminar.

- ¡Espera, Luffy!- Sanji se puso a la altura de su capitán- No podemos irnos todavía. No tenemos suficientes suministros. Tenemos que comprar comida.

- Y yo necesito vendas- intervino Chopper.

Luffy accedió finalmente y, juntos, caminaron por el pueblo buscando un lugar en el que adquirir todo lo que necesitaban. Curiosamente, ninguno de los puestos que había en la calle tenía comida, sino juguetes y diferentes objetos con los que divertirse o celebrar una fiesta, lo que no paraba de captar la atención de Luffy, que quería comprar absolutamente todo.

Acero y sal [One Piece. ZoroxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora