Capítulo 34

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Zoro se revolvió en la cama una vez más. Desde que _____ se había marchado había pasado por distintas fases y odiaba que su humor cambiara con tanta facilidad a causa de la chica. Al principio, cuando ella se había ido, se había sentido confundido, después, furioso, pero, a medida que pasaba el tiempo, esa furia se había ido desvaneciendo para convertirse en preocupación. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que se había marchado, pero a él le parecía una eternidad.

No podía evitarlo, se preocupaba por _____, desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron hacía ya varios meses en la Isla Walla. Desde entonces, Zoro sentía que su vida estaba repleta de subidas y bajadas. Por una parte, detestaba esa inestabilidad, pero, por otra, le gustaba sentir que solo _____ podía provocar todas esas sensaciones en él, ya que tan pronto deseaba estrangularla como abrazarla.

Suspiró mientras se dejó caer en la cama y cerró los ojos, intentando conciliar un sueño que sabía que no llegaría a conciliar. No estaría tranquilo hasta que viera aparecer a la chica por la puerta, sana y salva. No podía entender la actitud de la muchacha, pero eso no significaba que ella le diera igual.

Se revolvió en las sábanas incontables veces, buscando una postura adecuada y maldiciendo a _____ por haberse ido con otro, lejos de dónde él pudiera verla. Sin duda alguna, tenía un imán para los problemas.

De repente, sintió que alguien se acercaba a la habitación. Poco a poco, unos tímidos pasos comenzaron a escucharse por el pasillo del castillo y, pronto, el sonido del picaporte de la habitación le indicó que alguien estaba por entrar. Zoro cerró los ojos, intentando aparentar que dormía, cuando escuchó unos pasos adentrarse en la habitación. Suponía que se trataba de _____, pero no quiso abrir su ojo ante el temor de volver a repetir la conversación que habían tenido hacía unas horas.

Tras escuchar la puerta del baño cerrarse, su ceño se frunció ligeramente. El sonido del agua cayendo en la ducha resonó durante incontables minutos. ¿Qué has hecho, _____?, se preguntó el espadachín mientras se asomaba momentáneamente a la ventana para descubrir que todavía era noche cerrada.

Una vez metido en la cama de nuevo, la puerta del baño se abrió, provocando que Zoro cerrara de nuevo su ojo. No quería tampoco incomodarla, así que suponía que era más fácil si ella pensaba que estaba dormido. No obstante, sintió un pinchazo en su estómago al notar movimiento entre sus sábanas. _____, creyendo que él estaba dormido, las había movido ligeramente y se estaba metiendo en la misma cama que él. Sin embargo, Zoro esperó unos segundos, pero nunca la sintió cerca e, interrogante por la situación en la que se encontraba, abrió su ojo para descubrir a _____ dándole la espalda, justo en el borde de la cama.

Zoro no estaba muy seguro de qué debía hacer. Conocía a _____ lo suficiente como para saber que esa clase de acción no era algo que ella hiciera de forma espontánea, sino que siempre había algo detrás. Algo no estaba bien. Podía notarlo. Algo no había ido bien en su cena con Izaro.

Chasqueó la lengua inconscientemente y, sin previo aviso, se acercó a _____ y pasó su brazo por su cuerpo, abrazándola. No se le daban bien las palabras, ni siquiera los gestos, pero suponía que eso era lo que ella necesitaba. El espadachín pudo notar cómo la chica daba un pequeño respingo ante su contacto y, acto seguido, rompió a llorar. No fue un llanto silencioso como en otras ocasiones, sino desgarrador y lleno de remordimiento, igual que cuando ella y Law pelearon en la cubierta del Sunny ante unos Mugiwara impotentes por la escena que acababan de presenciar.

Zoro lo había sabido desde el principio, ni siquiera había necesitado mirarla para saber que las cosas no estaban bien. Aquel llanto solo había hecho confirmar sus sospechas. Pero, fuera lo que fuera, él estaba dispuesto a perdonarla. Se lo debía por haber dudado siempre de ella, aún cuando nunca le había dado motivos.

Acero y sal [One Piece. ZoroxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora