Dimenson Four

Demonat

Ya no estaba en el carro, fue lo primero que pensó Melisa cuando despertó, se encontraba tirada en algo que parecía ser césped, no noto ninguna flor ni señal de alguien por todo el lugar. Pero de repente los recuerdos de Melani, Anabell y ese momento espantoso donde su guardián la tomaba y la introducía en el auto llegaron, se incorporo rápidamente aunque le costo levantarse por el tiempo que aparentemente había dormido sin embargo con varios intentos fallidos lo logro, comenzó a observar mejor el lugar donde se encontraba, le parecía de noche, incluso podía pensar que lo era si no hubiera habido tanto calor. A pesar del inmenso calor que sentía decidió buscar ayuda así que comenzó a caminar, cada paso era una tortura cada vez existía mas calor pero no debía rendirse, quizás podía salir de ese lugar si seguía caminando, al rato logro llegar hasta un puente de piedra pero al observar bien se dio cuenta que estaba en medio de algo, algo que solo había visto una ves en un libro, era lava y no solo lava todo ese lugar era un volcán sabia que eran peligrosos podía morir si hacia erupción, decidió que pasar el puente era lo mejor que podía hacer en ese momento pero justamente cuando se encontraba en la mitad de este, noto que algo se acercaba, desde las alturas dos seres que parecían rocas se encontraban bajando hasta donde se encontraba ella ¿que debía hacer? era lo único que podía pensar en ese momento. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos en cuanto las enormes criaturas llegaron hasta ella

—Nombre —dijo uno de los seres misteriosos

—Soy Melisa y no quiero problemas, solo estoy perdida y llegue hasta este lugar, pero ya debo irme esto es un volcán, puede hacer erupción y matarme

—Tu camisa no dice que debas irte niña linda, yo soy Deinan —comento la segunda criatura

Melisa apenas presto atención a lo que el ser de piedra llamado Deinan le dijo, solo quería observar su camisa, ni siquiera se había dado cuenta que ya no llevaba la linda ropa que su hermana había escogido para ella hacia quien sabe cuanto ¿donde estarán? no dejaba de pensar en eso, las quería con ella mas que nunca pero tenia que pensar en otras cosas, como que estaba en problemas, no sabia donde estaba y que eran esos seres, no entendía lo que decía su camisa que si pudo notar que en un momento había sido blanca pero ahora estaba sucia a pesar de eso aún se podían distinguirse unas palabras que no lograba entender

"Para Dantalion de Iniart"

—Yo me llamo Deisban y se a donde debemos llevarte

—No deberíamos hablar con ella Deisban, pero es bastante linda

—No seas imbécil Deinan, no hablaremos con ella solo debemos llevársela a Dantalion debe ser un juguete nuevo, yo no me acostumbraría a ella, quien sabe cuanto podría durar

Melisa solo podía estar allí y escucharlos pelear sobre lo que debían o no hacer con ella, estaba asustada pero por un momento se sintió aliviada, a pesar de verse tan extraños peleaban como seres normales y quizás podían tener compasión con ella o dejarla ir con mucha suerte

—Es bastante linda —comento de nuevo Deinan viéndolo por unos segundos

—Ojala te maten Deinan, quizás ya Dantalion sabe que esta aquí y ninguno la ha llevaba ante el, si es así dejare que de verdad te maten

—No hablen de matarse, es algo horrible... díganme ¿quien es el tan Dantalion? y a ¿donde quieren llevarme?

Melisa sintió que fue una estupidez interrumpirles la pelea pero quería entender

—Es el rey de esta dimensión y si el estúpido de mi hermano Deinan no quiere llevarte yo lo haré

sin decir nada mas Deisban tomo a Melisa y comenzó a elevarse, esta que jamás había volado en su vida se sintió muy asustada, ni en sus mas extraños sueños se imagino haciéndolo, estaban muy alto, pero fue gracias a eso que noto que había un tipo de barrera invisible que solo podía distinguirse desde ese tipo de altura, cuando pasaron la barrera vio como el volcán hizo erupción, estaba agradecida, a pesar de todo si no hubiera sido por el tal Deisban ella estaría muerta en ese momento. Poco a poco comenzó a descender y Melisa jamás se había alegrado tanto de haber visto el suele aunque este fuera rocoso y nada suave