Unas verdades

108 35 1
                                    

Se despertó luego de un rato, ya no estaba cansada y estaba decidida a practicar, decidió que le diría a Amelia lo que haría para no preocuparla como la primera vez que había bajado por la ventana y se había perdido. Se levanto, abrió la puerta y fue hasta la cocina donde encontró a Amelia observando por una ventana hacia el hermoso bosque

—Iré a practicar al bosque Amelia —dijo sacándola de cualquier pensamiento de la mujer

—Por mi esta bien, solo intenta no perderte Melani, por cierto Ana también salió hace poco no me sorprendería si la encuentras en tu camino

—Esta bien gracias, hasta mas tarde Amelia

Se dirigió a la puerta, pero antes de salir también logro despedirse de Ángel. Dio la vuelta a la casa y se adentro en el bosque, camino unos cuantos metros intentando no alejarse demasiado, intentaba hacer lo que Amelia le había dicho pero le resultaba tan difícil, se sentía inútil y desesperada tenia que lograr eso por sus hermanas, no había minuto en que no se preguntara ¿que estaría pasando con ellas? pero sabía que la mejor manera de saberlo un día, era esforzándose, aprender y seguir adelante hasta encontrarlas. Decidió tomar un breve descanso y sentarse en una roca que estaba cerca, aun no era de noche pero ya el sol estaba comenzando a esconderse, de repente vio a Ruth corriendo no tan cerca de ella, el también se veía cansado y lo vio sentarse, Melani se levanto y fue hasta el a saludarlo, el conocía su historia y no era una mala persona

—Hola Ruth

—Melani hola ¿Como estas? ¿Que haces aquí? No me digas que intentas escapar de nuevo y te perdiste

—No, ya acepte que tengo que quedarme aquí y vivir con ellos, vine a practicar algo que pareciera imposible si no fuera por que Ana puede hacerlo, se llama Telequinesis y me esta costando mucho

—Solo practica, confió en que lo logres y encuentres a tus hermanas

—Gracias... Por cierto Ruth y... ¿tu no tienes hermanos?

—Tengo una hermana pero al igual que lo que te pasa, a nosotros nos separaron, Iniart se la llevó cuando éramos muy pequeños o eso me contaron mis padres, también me cuentan sobre lo hermosa que era, tenia un lindo cabello naranja, algo que heredo de mi papa Daniel Koehler

—Y ¿como se llama?

—La llamaron Claudia...

—¿Claudia? Sabes... ahora que recuerdo yo conocí a una Claudia, ella nos recibió cuando llegamos al castillo y una vez nos dijo que era de Amalet, también tenia cabello naranja, si es ella créeme es muy linda persona

—Melani, conviértete un día en una hermosa reina y déjame ver a mi hermana también —dijo con una mirada muy triste que ella no había visto en el

—Lo haré, será una promesa Ruth

—Eres hermosa Melani y lograras lo que te propones

—Háblame de ti ¿Qué te gusta? ¿Cómo eres? Soy mala haciendo preguntas

—No te preocupes, soy sencillo, mi color favorito es el azul me gusta comer donas, un día te daré a probar unas me gusta la poesía le he escrito muchas a Claudia para el día en que la vea

—Es lindo que quieras a tu hermana... creo que me gusta que alguien me entienda un poco... creo, que seguiré practicando, deberías quedarte allí para golpearte con algunas piedritas

—Esta bien, me quedare justo aquí para esquivar esas piedras

Melani se alejo un poco he intento usar su mente para mover las piedras, luego de varios intentos una de estas comenzó a moverse, estaba tan contenta por su avance que moría por seguir intentándolo hasta lograr golpear a Ruth con una de estas piedritas. Pero luego de un largo rato ya estaba cansada de que nada sucediera, así que decidió que seria la última y a mala gana movió su cabeza en la dirección en la que se encontraba Ruth, no pensó en nada solo giro su cabeza, pero se sorprendió en cuando escuchó el quejido de su amigo por el pequeño golpe de la piedrita. Estaba tan emocionada que salió corriendo y salto sobre este, el la tomó instantáneamente dejando sus labios a pocos centímetros del otro, Melani estaba sorprendida de la posición en la que se encontraba, su felicidad se volvió pánico a lo que sucedería, pero de pronto Ruth la bajo de sus brazos y la miro fijamente a los ojos

Dimenson FourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora