Saliendo del limite

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Ya habían pasado seis años desde que Anabell había llegado a Safinit, la pequeña que una vez había tenido diez años ya había crecido siendo reina de aquella triste y solitaria dimensión. Era muy sabia y al serlo, solo pensaba en ese lugar que aun no conocía, había esperando seis largos años para conocer el secreto que se escondía tras los arbustos que le daban de comer y por fin había llegado el día

—Espero ambos también logren ver lo mismo que yo —dijo para ella misma esperando que Saúl y Sáfira lograran escuchar lo que les había dicho

Se despidió de su amado árbol para dirigirse hacia los arbustos de fresas, mientras caminaba hasta ellos, agradeció estar viva, ser libre y reina de ese lugar.
Al llegar a los arbustos se detuvo e imagino que podría esperarse, hacer esto no era muy sabio de su parte pero igual quiso intentarlo. Camino unos cuantos metros y se encontró con una colina y un muy hermoso árbol rosado, el cual no había notado desde los arbustos, decidió subir y averiguar la vista que esta quería mostrarle, subió poco a poco, estaba emocionada y olvidando la tristeza y la soledad con la que era obligada a vivir por unos minutos.

—¿Que es esto? —se pregunto asombrada por lo que se encontraba frente a sus ojos

Esa colina le mostró dos lugares muy distintos de donde se encontraba, a la izquierda se veía todo un mundo de llamas y colores rojos, no podía ver ningunas planta desde donde estaba, pero logro ver personas a los lejos tan pequeños como hormigas, era la primera vez que veía personas que no fueran Saúl o Sáfira, pero algo le decía que no eran muy agradables y un miedo poco usual se asomo en ella. A su lado derecho todo era distinto, era tan enorme como el del lado izquierdo pero con solo verlo sentía una enorme tranquilidad, había muchas cosas iguales y noto gente por todas partes, también se dio cuenta que parecía que ambos lugares no se conocían justo en medio de ambos existía una conexión con su dimensión y cerca había una enorme roca, decidió que quería saber mas sobre lo que estaba viendo y que mejor que la Clarividencia histórica para hacerlo. Mientras mas bajaba se daba cuenta como parecían borrarse aquellos dos lugares, así que pensó que era desde aquella altura que podía ver que existían esas conexiones, aun así ella ya las había notado y quería saber mas sobre estas.

Al llegar se fijo que algo cubría aquellos dos lugares haciendo imposible que ambos se dieran cuenta de su existencia, era transparente pero pensó que podría pasarlo, luego de ver aquello que cubría y hacia que ambos lugares no se conocieran fue hasta la roca que ya había visto, para así conocer la historia de ese lugar o por lo menos desde que la roca estaba allí, pero al llegar a la roca vio como algo salió del lado izquierda, era joven y de cabello negro, al ver su cara se fijo en aquella expresión de asombro que tenia, debió ser la primera vez que salía de allí pensó Anabell, pero antes de salir de detrás de la roca para poder saludarlo, el joven muchacho había volado al lado derecho. No hubiera querido ir al lado izquierdo de aquel lugar pero al ver a aquel joven salir de este quiso intentarlo, pero antes debía saber la historia de la roca. Anabell la toco y vio el comienzo, aquello eran dos dimensiones, dimensiones como en la que ella había estado viviendo, solo que no se parecían demasiado, también vio que algunos de la dimensión de la derecha conocían la verdad sobre aquel sitió, pero al ver en los recuerdos de la roca que estos no volvieron a salir imagino que los primeros habitantes ya no estaban, por lo tanto aquélla roca se había sentido muy sola en todo ese tiempo.

Termino de usar la clarividencia histórica y se dijo para ella misma que ya era hora de ver más allá de lo que había visto, así que se aproximo hasta la barrera invisible que escondía aquella dimensión y la pasó imaginando que se encontraría al llegar. Pero al atravesarla solo pensó que todo era muy extraño y solitario, no habían arboles y comenzó a sentir mucho miedo, toco el suelo de la dimensión esperando usar la clarividencia histórica de nuevo para entenderlo mejor, pero no sucedía nada, aquel suelo estaba muerto y eso la asusto mucho mas, decidió calmarse para continuar su camino, y así fue, mientras mas caminaba menos vida encontraba, hasta que logro ver sobre ella una cueva donde imagino vivía algo, pero no quiso subir tan alto así que solo camino un poco mas.

A lo lejos noto lo que parecían ser un grupo de personas que no lograba ver bien ya que parecían estar lejos, pero si se fijo que uno de esas personas la observaba, prefirió esconderse para que no siguiera viéndola, pero al dar la vuelta había unos diez hombres frente a ella, todos con enormes ojos rojos

—Hola... Soy Anabell es un placer —dijo con una enorme tristeza en su voz

—Quien le diría que hablara frente a nosotros, se ve tan tentadora y deliciosa, por cierto lindo vestido blanco... deja verte mejor preciosa...

—¿Mi vestido? gracias, pero ya tentó que irme

—Ni creas que te iras sin que te probemos preciosa

Los diez hombres comenzaron a acercarse a Anabell asustándola mucho, hasta que solo uno de ellos logro morder su brazo causándole un gran dolor, sin ninguna intención con sus manos lanzo una esfera de energía haciendo que se alejaran de ella, se había sentido mal por hacerlo pero aun sentía mucho dolor por la mordida. Todos los hombres se lanzaron sobre ella enojados por lo que había hecho, estaba asustada y no podía liberarse de ninguno, sus lágrimas comenzaron a salir casi inmediatamente y comenzó a gritar en cuanto sintió el primer mordisco y luego dos, tres y cinco mas tras este. Cerro los ojos mientras gritaba, imaginando que estaba devuelta en casa, así que no se dio cuenta cuando un hombre grande fuerte y de cabello marrón claro apareció frente ella, no sabia quien era, pero estaba golpeando a todos aquellos seres, todos trataron de morderlo pero al parecer no le afectaba en nada y solo quería ayudarla, en cuanto todos dejaron de moverse, la levanto mientras ella solo se recostó en su pecho para llorar, estaba asustada en un lugar que no conocía y la habían lastimado mucho esos seres, se sentía mareada y apenas lograba estar de pie, en eso aquel hombre la cargo en sus brazos mientras la llevaba por el camino de regreso, pero esta se recupero antes de llegar a la salida, así que se bajo de sus brazos, solo quería saber ¿quien era el?

—¿Quien eres tú?... Y ¿por que me ayudaste...?

—Seré su guardián señorita Anabell, su más fiel sirviente

—¿Por que tengo un guardián?

—Por que lo tendrá, no me alejaré de usted y le juró que nada jamás le pasara

—Sabes mi nombre, pero no se el tuyo...

—Puede llamarme Guardián.

—Quiero irme de este lugar, ¿sabes donde vivo?

—Solo pídame lo que quiera señorita, lo cumpliré

—Llévame a casa.

Guardián la tomo de nuevo y comenzó a caminar saliendo de aquella dimensión tan horrible donde no quería volver jamás, entro en su dimensión tranquila y solitaria donde la bajo solo frente aquel árbol que tanto amaba, su amado árbol que le brindaba protección, fue allí donde se durmió esperando que todo pasará.

Dimenson FourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora