CAPÍTULO 21 ∆

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— Wale.— le doy un pequeño empujón y gruñe.— No seas malo...— le susurro al oído.

Al ver que no me contesta, acerco mi boca a su oreja y se la empiezo a morder. Se mueve un poco, pero se sigue haciendo el dormido.

— Wale...— mete la cabeza debajo de la almohada y algo se me pasa por la cabeza.

Me levanto de la cama y salgo del cuarto dejándolo solo.

Anoche, una vez pasó todo, decidimos dormir en la casa y al día siguiente seguir con el recorrido.

El señorito Wale amenazó a todos diciéndole que íbamos a dormir él y yo solos en el mismo cuarto.

Y aquí me tienen...

Bajo las cortas escaleras intentando hacer el menor ruido. Entro en la cocina y me acerco al congelador. Saco unos cubitos de hielo y los echo en un vaso.

Cojo el vaso y subo las escaleras con el mismo cuidado. Entro en el cuarto pudiéndolo ver de la misma manera.

Una risa malvada se me forma y me acerco a él. Estiro un poco los labios acercandome a su trasero.

Me posiciono delante y lo más rápida y veloz que puedo, levanto un poco su pantalón y bóxer echándole los hielos allí.

En un principio encoje un poco el culo, pero luego... Grita como un loco.

— ¡¡Cindyyy!!— mis risas se empiezan a escuchar por todo el lugar y sin darme cuenta lo encuentro bajándose los pantalones junto con el bóxer.

— ¡¡Wale!!— me tapo los ojos.— ¡Tapate!— grito dando pasos hacia detrás.

— ¿Por qué? No veo ningún problema. ¿Tu lo ves?— encojo los labios y abro un pequeño abujero entre mis dedos.

Abro mis ojos asombrada al ver su... Culo.— ¡Wale!— le vuelvo a gritar. Se da la vuelta y cierro los dedos con más fuerza haciendo que no vea nada.

— ¿Qué?— sus risas se empiezan a escuchar por el cuarto y anda hacia mi.

— No te acerques.— echo la mano hacia delante tocando su dorso desnudo.— No quiero ver porno en vivo. No, no, y no.— niego.

— ¿Porno en vivo?— su cuerpo empieza a vibrar por sus carcajadas.— En todo caso no lo estarías viendo, lo estarías disfrutando.— abro la boca sin darme cuenta. Esto es... Vergonzoso.

— Callate— susurro. Seguro que estoy más roja que un tomate.

— ¿Qué pasa?— quita mi mano y se acerca un poco más. Yo todavía con los ojos cerrados, flexiono mis piernas y me tiro al suelo.— ¡Ehh!— abro los ojos sobresaltada por su grito y lo que encuentro delante mía es peor de lo que me imagina.

— ¡Joder!— gateo por debajo de sus piernas y me levanto rápida para salir por la puerta, pero él me agarra por la mano y me pega a su cuerpo.— ¿No te gusta estar de esta manera?— pregunta con una inmensa sonrisa en su rostro.

Sin querer, me muevo un poco incomoda, y él... Gime.

Dios.

Cierro los ojos muy nerviosa y echo un poco el culo hacia detrás para que mi feminidad rose un poco menos en su... Ya sabéis.

— W... Wale. Tapate.— intento sonar lo más firme que puedo.— Los chicos pueden llegar y verte.— intento convencerlo.

— Me da igual.— me susurra echandome el aliento en la oreja.

— Wale.— lo advierto. Un cosquilleo se me forma allí abajo y aprieto los dientes.— Ponte la ropa.— digo haciendo una pequeña mueca.— Por... Por favor.— al escuchar lo último, se aleja un poco y yo abro los ojos mirando los suyos.

La Chica NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora