CAPÍTULO 4 ∆

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No consigo mantenerla y me empiezo a reír como si la vida me fuera en ello.

— Lo... Lo siento.— digo intentando parar de reír.

Lily me hace señas para que pare de reír y al final lo consigo. Con mucho trabajo de mi parte, claro está.

— ¿Qué quieres Wale?— ¡WALE! Ese es su nombre.

— Quería ver como estaba tu nueva compañera.— dice con un poco de ironía en su voz.

— Vale. Ya la has visto. Adi....— no termina de cerrar la puerta porque él pone el pie y Lily no termina la frase.— os...— la termina.

— Esto.— señala su cara y todo su cuerpo.— Me lo vas a pagar.

— Lo siento pero no tengo dinero.— curvo mi labio hacia un lado y levanto mis hombros.

— No me refiero al dinero. Y lo sabes.— apunta con su dedo en mi dirección.

Me señalo y junto mis cejas. Pronuncio un "¿yo?" y niego con la cabeza.— Y lo sabes.— digo bajando y subiendo la cabeza repetidas veces.

Se da la vuelta cabreado y sale echando humo. Cuándo Lily cierra la puerta, las dos empezamos a reírnos.

El vomito que llegó a parar a él, no fue mi intención. Yo solo tenía ganas de vomitar y lo hice. Él fue el que se interpuso entre mi boca y el vomito. Yo no tengo la culpa de eso.

— No deberías haber echo eso.— dice parando de reír.

— ¿Por?— levanto una ceja y espero a que siga hablando.

— Es muy vengativo. Si le haces algo, él busca la manera para devolverte la jugada, haya sido con mala o buena intención.— abro mi boca en forma de 'o' y pongo mis manos dramáticamente en mi cara.

— No me da miedo. Puedo hacer que su vida se hunda más de lo que está. Incluso si quiero ahora mismo. Claro que todavía no me ha dado motivos. Cuándo me los dé, se la arruinaré.

Inconscientemente doy un bostezo y me doy cuenta que en verdad sí tengo sueño.

Lily se da cuenta de mis intenciones y también se mete bajo las sabanas. Apagamos la luz y nos adentramos en un profundo sueño, no sin antes pensar en blanco.

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El puto despertador suena y yo meto la cabeza debajo de la almohada. No me gusta nada despertarme temprano. NA.DA.

Lily apaga el despertador y abre las cortinas. Yo gruño bajo la almohada y saco la cabeza frustrada.

— ¿Qué hora es?— pregunto con los párpados pegados y un aliento que alimenta.

— Las seis.— dice restregándose los ojos. Mi mandíbula casi se cae al escucharla.

— ¿A qué hora empiezan las clases?

— A las siete.— doy una fuerte palmada en mi frente y me tiro con toda la fuerza del mundo encima de la cama. Doy unos botes y casi caigo al suelo.

A Lily se le escapa una pequeña risa, pero yo no le digo nada. Cojo lo primero que veo del cajón y me lo pongo rápido. Lo único que me pongo es el rímel y ya estoy lista.

Miro a Lily y todavía se estaba vistiendo. Me la quedo mirando y ella se da cuenta. Me da una tímida sonrisa y sigue a lo suyo. Una vez terminamos subimos las escaleras junto a algunos más.

Una puerta se encuentra abierta y todos entran. Lily y yo no nos quedamos atrás y también entramos. Nos sentamos en los asiento de en medio y esperamos a que llegue el profesor.

La Chica NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora