CAPÍTULO 23 ∆

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Uno...

Dos...

Tres árboles...

Así llevaba casi media hora...

Yo decía que nos habíamos perdido, pero todos me lo negaban.

— Wale. Bájame ya.— muevo las piernas para que así me heche cuenta.

— Un poco más.— ruedo los ojos y dejo que me siga llevando en hombros.

Miro a mi lado y empiezo a escuchar un pájaro. Sonrío sin darme cuenta y borro la sonrisa al darme cuenta.

Me llevo las manos a la cabeza al sentir un fuerte pinchazo.

— ¿Crees que estas cerca?— ríe.— Te equivocas sobrinita.— vuelve a reír irónico.

Noto un fuerte golpe en mi espalda y me tapo los oídos.

¡Dejame!— grito con fuerza.— ¡Aléjate! ¡Tienes que estar muerto!— mi cabeza se empieza a mover descontroladamente y mi cuerpo se enfría de repente.

No sirves para nada. ¿Por qué sigues viva? ¿No sería mejor estar muerta y no pensar en nada?— se escuchan unas palmadas.— Yo te invito a la muerte sobrina.

¡¡No!! ¡¡No!! ¡¡Dejame!! ¡¡Wale!! ¡¡Wale!! ¡¡No dejes que me mate!! ¡Noooo!— mi cuerpo tiembla y el estómago me empieza a doler.

¿Sabrás cuidar de tu hijo?— mi ceño se frunce sin entender nada.— ¿No lo entiendes? Ohhh, que pena. ¿No te has dado cuenta que tu barriga empieza a crecer?— vuelve a reír.

¡¡Ca... Callate!!— la garganta me pica y un fuerte nudo se me forma ahí.— Esto es mentira, todo es mentira...

¿Mentira? ¿Por qué piensas eso Sobrina? A mi no me gusta mentir a mis seres queridos.— hace pucheros.

¿En dónde me encuentro? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué me hablas?— aprieto la mandíbula y un fuerte dolor se me forma en las uñas al sentir mis garras salir.

La Chica NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora