Abro la boca bostezando y arqueo mi espalda para que cruja.
Miro a mi alrededor y los veo a todos durmiendo.
— Wale.— susurro para que despierte.
— Mmm... Un poco más.— muerdo mi labio para no reír.
Me acerco a la mochica con comida y cojo una manzana roja.
Le doy un gran mordisco y sigo hasta terminarla.
Paso la mirada por todo el lugar para saber por dónde hay que seguir.
— No Cindy...— niego convenciéndome.— Y si... ¡No!
Me doy la vuelta para acercarme a los demás.
Miro uno por uno y una culpa inmensa se instala en mi cuerpo.
Todo esto es por mi culpa...
Me paso la mano por toda la cara y suspiro frustrada.
Sin pensarlo ni un segundo más, me acerco a una de las mochilas, cojo una pequeña manta y meto un paquete de galletas en el bolsillo del chaleco.
Echo una última mirada a todos y me acerco al árbol más cercano.
Saco mis garras con un simple movimiento y hago una flecha mirando hacia la dirección en la que me voy a dirigir.
— No lo hagas Cindy...
Me doy la vuelta sobresaltada mirando hacia todos lados.
— ¿Curtis?— pregunto con un poco de esperanza.
— No lo hagas.— vuelve a repetir.
Niego mirando el suelo.
Toda mi vida he sido engañada, toda mi vida he pensado que era hija única y ahora que se que tengo un hermano, no voy a dejar que le pase nada.
— Lo siento Curtis.— susurro.
Muerdo mi labio y doy un paso hacia delante indecisa.
Vamos Cindy...
Sin mirar hacia detrás, empiezo a andar rumbo a la cima de la montaña.
Una pequeña lágrima se desliza por mi mejilla y la quito lo más rápido que puedo.
Aún sigo sin entender cómo pueden estar a mi lado...
Desde que llegué al internado lo único que hice fue causar problemas e incluso la muerte.
Un recuerdo de los cuerpos esparcido por todo el internado se me viene a mente y muevo la cabeza para borrarlos.
— Esto no es lo que parece.
Vuelvo a mirar a mi alrededor asustada.
El pánico aumenta un poco más al recordar que estoy sola, sin ninguno de ellos.
— ¡Dios!— susurro más fuerte de lo que debía.
El sol deslumbra haciendo que me ponga una mano encima de los ojos para poder ver mejor.
— ¿Y si no la encontramos?— una voz de una chica hace que me esconda tras un árbol.
— El ciervo ha ido por ahí Lucy.— otra voz se escucha un poco más cerca.
No tardo ni un segundo más y pronuncio Diaphanum perlucidum.
Todo mi cuerpo se vuelve transparente y se me quita un gran peso de encima.
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La Chica Nueva
LobisomemCindy esconde un pasado no muy bonito de escuchar. Todo el mundo piensa que ella es como los demás, una cualquiera. Pero eso no es así. Cindy esconde un secreto en lo que nadie nunca en la vida se imagina que existe. Ella lucha por ocultarlo, pero...