EPÍLOGO ∆

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Wale

— ¿Queda mucho?— Lily pregunta por quinta vez en menos de una hora.

— Lily, como vuelvas a preguntar otra vez juro que con una patada en el culo hago que llegues la primera.— dice Taisson irritado.

— Pues mira... No estaría mal.— forma su boca en una fina línea y sigue con la mirada fija en el camino.

Cojo una bocanada de aire y sigo andando.

¿Cómo se puede encontrar?

¿Bien? ¿Mal? ¿Le habrá pasado algo por el camino? ¿Habrá recuperado a Curtis? ¡Joder!

Subo la cabeza encontrándome con la mirada de Lily. Disminuye un poco su paso y se queda a mi lado.

— ¿Por qué crees que Cindy se preocupa tanto por Curtis?— hace una mueca y fija la mirada en el suelo.

—No lo se, pero sus motivos tendrá.— le doy una patada a una piedra que se interpuso por mi camino.— El día que se lo llevaron le dijo algo que me dejó un poco pensativo.— ella levanta sus cejas y me mira atenta.— dijo que le prometió ser fuerte, que cumpliera la promesa, y él al escucharla se sorprendió, como si no se acordara o algo parecido.— respiro hondo y Taissa se da la vuelta.

— ¿Todo bien?— pregunta con la ceja levantada. Los dos asentimos.

— ¿Qué quieres decir que era como si no se acordara?— mete las manos en sus bolsillos.

— Ni idea, solo sé que ellos saben algo y no nos lo han dicho.

— ¡Ahí está la casa!— grita Taisson señalandola.

Lily y yo nos acercamos corriendo a la verja para entrar al interior junto a Taisson y Taissa.

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Cindy

Abro los ojos sobresaltada al sentir todo mi cuerpo mojado.

Fijo la miarada en Tom. Lleva un cubo de agua en las manos y una ronrisa pinta toda su cara.

— ¿Ya despertaste, sobrina?— intento moverme pero un fuerte dolor se forma en mis costillas.

— ¿Dónde está Curtis?— señala a mi lado y muevo la cabeza un poco mareada.

Lo encuentro tirado en el suelo con los ojos muy abiertos. Al notar que lo miro, posa su mirada en mis ojos y abre la boca para intentar hablar, pero del tirón la cierra.

— ¡Qué le habéis echo!— el hombre y Tom empiezan a reír a carcajadas.— ¿Qué es tan gracioso?

— Nosotros no le hemos hecho nada.— levanta las manos y vuelvo a mirar a Curtis.

— Cur...— empiezo a decir.

— Calla.— me corta.— No sigas hablando.

Me da una fuerte punzada en el corazón y lo miro asombrada.

¿Cómo ha podido cambiar tan rápido?

Esto no puede ser verdad.

— Te vuelvo a repetir algo. El ahorcado.— extiende una mano.— O disparo.— extiende la otra.

— Disparo.— miro anonadada a Curtis y él me mira serio.— Más rápido y menos doloroso.

— Curtis.— susurro.

— ¿Ves? Hasta tu propio hermano te quiere muerta.— vuelve a reír.

— Prefiero estar muerta a ser como tú.— se acerca rápido y veloz e hinca su puño en mi labio.

La Chica NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora