CAPÍTULO 1 ∆

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Noto como alguien me mueve. Abro un ojo y me asusto al ver al chófer delante mía.

— Ya hemos llegado.— pongo cara de asombro y bajo del coche.

Miro hacia delante y veo el terrorífico internado. Parecía como si estuviera sacado de una película de miedo. Es bastante grande, con altos ventanales, de un color grisáceo oscuro, al frente, un gran bosque repleto de arboles inmensos.

— ¿Éste es el internado?— le pregunto al hombre de bigote. Él asiente y yo trago saliva.

Cojo mi maleta y llamo al gran telefonillo que se encuentra incrustado en la muralla que separa el internado con la carretera.

Es un lugar un poco escondido, ya que a mi alrededor solo se pueden ver árboles y mas árboles.

Se escucha un "bip" y las puertas se abren dando paso a un hombre de alrededor de unos cuarenta años o un poco más.

Coge mi mano y me da un pequeño beso. Yo lo miro mal y él coge mis maletas. El chófer se despide y vuelve a montarse en el coche.

— Cindy... ¿verdad?— al ver que no respondo da por echo que me llamo así y me dirije hacia dentro.

Saca un pequeño aparato y le da al botón verde. Las puertas hacen un ruido raro y se empiezan a cerrar. Me da una sonrisa y sigue andando con mi maleta en su mano.

Todo es tan... ¿Raro? No parece un internado normal en el que se pueda tener una buena hospedad.

El hombre abre las grandes puertas de madera y extiende la mano para que yo entre antes.

Abro mi boca al ver que de la entrada salen cuatro inmensas escaleras. Esto es muy parecido a Hogwars. Seguro me encuentro a Harry Potter montado en su escoba mágica.

¿Por qué no? Todo puede pasar...

Parpadeo un par de veces y veo como el señor sigue andando. Lo sigo hasta que entra en un cuarto y me hace señas para que espere fuera.

Espero unos minutos pero sigue sin salir. Subo la mirada y veo no una "pequeña" lagartija, si no una "inmensa " lagartija.

Me echo hacia delante al notar que estaba posicionada encima mía. Segundos después cae al suelo y yo meto un fuerte grito del susto.

La puerta se abre detrás mía y yo me giro asustada. ¿Por qué? ¿Por qué estos putos bichos se tienen que acercar a mí? No lo entiendo...

No es que me den miedo, si no que me dan asco. Es solo eso.

El hombre me coge de la mano y me adentra en la habitación, o mejor dicho, despacho.

Sentado en una silla veo un hombre que tendría unos sesenta y tantos años.... Me mira serio y yo lo miro con repugnancia.

— Siéntese.— hago lo que me pide y reviso todo el despacho con la mirada. Creo que ese era el único lugar que estaba más cuidado.— Te voy a decir las normas.

Todo el lugar estaba lleno de estanterías con libros. No había ni siquiera un misero hueco vacío.

— 1: No desobedecer las normas, es la primera. 

— 2: Nada de salir del lugar.

— 3: Si intenta abrir alguna de las puertas que están cerradas con llaves, solo la dejaremos una semana durmiendo en el bosque.

— 4: Nada de peleas con compañeros.

— 5: Si se entera de algo, el primero que se tiene que enterar soy yo.

La Chica NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora