FINAL

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Entro en una sala llena de máquinas. Veo como los médicos llevan unos trajes celestes y una mascarilla en la boca.

Abro los ojos anonadado al ver a Cindy tendida en una camilla y vestida al igual que ellos. Sus ojos se encuentran cerrados y un largo tubo entra por su boca.

— Perdone. Usted no puede estar aquí.— giro a mi derecha encontrándome una mujer.

No le echo cuenta. Vuelvo a fijar la mirada en la madre de mis hijos.

La enfermera se gira y habla con otro medico. El hombre asiente y se acerca ami.

— ¿Usted es el padre?— no lo miro. Solo asiento con la cabeza para no apartar la mirada del rostro blanco de Cindy.— Venga conmigo.— ruedo mis ojos viendo sus oscuros ojos color marrón.— Necesito que te pongas el traje y la mascarilla si quiere estar aquí.

Lo sigo saliendo de la sala. Caminamos pasando un pasillo y entrando en otro cuarto.

Me coloco rápido el traje y la mascarilla. Salimos con algo de prisa y entramos de nuevo al cuarto en el que está Cindy.

Trago saliva con fuerza al ver como parpadea absorta de la realidad. Mi pulso se ha acelerado y mi corazón late con más fuerza.

— Cindy.— susurro al ver como mira hacia todos lados hasta que fija sus ojos en mí.

Su expresión de miedo pasa a una un poco más tranquila, pero igualmente el pánico es palpable en su rostro. Ya no tiene el tubo en su boca.

Me acerco a ella rápido. Cojo su rostro entre mis manos y comienzo a dejar castos besos.

Consigo escuchar sus débiles sollozos. Nunca había tenido tanto miedo como el que tengo ahora.

Uno de los médicos se nos acerca y nos dice que le van a hacer cesarea. Pero el problema es que no han podido ponerle la epidural, por lo que sentirá todo, incluso hasta cuando le rajan.

No es legal hacerlo, pero Cindy ha insistido en hacerlo. A ella solo le importan los niños, lo que le ocurra a ella le da igual, y eso me molesta.

Su mano apreta la mía con fuerza consiguiendo que duela, pero no me importa.

— Shh... tranquila. Estoy aquí, no me voy a ir.— susurro muy cerca suya.

— Comencemos.— dicen.

El rostro de Cindy se va convirtiendo en una mueca hasta gritar a todo pulmón.

— ¡Aaaaa!— sus gritos me descolocan.

No sé cómo reaccionar. No se qué decirle o que hacer para tranquilizarla.

Cariño.— ella fija su mirada en mi algo cansada, y adolorida.— Respira hondo. Aprieta mi mano y grita todo lo que sea necesario, bebé.— ella asiente cerrando los ojos con fuerza.

Lágrimas comienzan a bajar por sus mejillas y sus quejidos y gritos hacen que por algunos segundos entre en pánico.

No se qué me pasa, pero siento mi estomago removerse y algo de fatiga.

Cindy me mira asustada y adolorida. Sus ojos me piden ayuda y los míos solo muestran miedo. Miedo de que todo pueda salir mal. Miedo de que no pueda conocer a mis hijos y volverla a perder, no volver a besar su cuello, tocar su piel, decirle cuanto la amo.

— Wale.— su voz sale débil, forzada. Sus ojos se entrecierran dándome a entender a mi y a los médicos que no esta saliendo bien.— Te amo.— susurra antes de cerrar los ojos del todo.

La Chica NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora