Lily y Curtis se miran de una manera... Extraña. Cada vez que sus ojos se cruzan, aunque sean unos segundos, brillan, como en una noche maravillosa deslumbran las estrellas, como si su amor fuera eterno, de esos que no acaban ni aunque estés muerto.
Sonrío fijando mi mirada en el suelo. Esa podría ser yo, pero no lo soy, y no creo que nunca lo sea. Solo pensar que Wale y yo podríamos estar felices juntos me entra la nostalgia.
Desde muy pequeña, mi único deseo era ser feliz. Solo quería sentirme bien, no necesitaba dinero, no necesitaba una inmensa casa, solo quería cariño, sentir a mis padres y a mi hermano cerca mío, poder abrazarlos y besarlos todos los días sin cansarme, pero parece que el destino y la felicidad no están de mi parte.
Me paso la lengua por los labios intentando que estos no se sequen.
— Cindy.— la voz de mi hermano mayor me sacan de mis pensamientos. Lo miro repasándolo con la mirada por completo. Sus pelos rizados y morenos, sus ojos azules como el cielo, sus labios finos pero alargados, su nariz pequeña.— Necesito decirte algo.— sus ojos buscan algo en los míos. Sigo con mi rostro serio, no le quiero mostrar que soy débil.
Me levanto de la que era mi cama y me acerco a la ventana contemplando el pequeño bosque dentro del internado. Recuerdo la primera vez que lo vi y una sonrisa aparece en mi boca.
— Papá y mamá están muertos.— no aparto la mirada de la ventana. Mis ojos se abren por su declaración, mi pulso se acelera en cuestión de segundos, mis párpados bajan haciendo que lágrimas bajen silenciosas por mis mejillas.
Todos nos quedamos en silencio. De mi boca no consigue salir ni siquiera un simple sonido. Mis manos se forman en puños haciendo que las uñas se me claven en las palmas de las manos.
— Y... Yo creía que seg...— la voz de Curtis se corta para dejarnos escuchar sus fuertes sollozos. Me llevo las manos a la boca para que los míos no se escuchen.
Al hacer el intento de dar un paso hacia detrás, mis pies tropiezan entre ellos y caigo al suelo. No aguanto más y lloro con la misma intensidad que Curtis.
En el muy fondo de mi cabía la esperanza de que aun siguieran con vida, pero esa mínima esperanza acaba de desaparecer. Ya no existe, se esfumó como lo hace el humo cuando sale de tu boca al ser expulsado.
Siento unas manos en mi hombro, me giro sin mirar quien es y lo abrazo con fuerza. El cuerpo me tiembla por los sollozos.
— No me pude despedir.— susurra en mi oído en voz muy baja y débil.— No les pude decir lo mucho que los quiero. Ya no los podremos abrazar más, ya no podremos verlos más, ya no podremos oler más sus aromas, ya no podré decirle ni una vez más 'gracias', gracias por ser los mejores padres del mundo, gracias por haberme dado la mejor hermana que puede existir, gracias por dar vuestra vida por nosotros.— la lágrimas siguen saliendo sin ser quitadas. Sus palabras me matan, hacen que mi corazón se rompa más de lo que ya esta.— No los veremos más Cindy.— gruñe en mi oído. Niego haciendo que su cabeza se mueva junto a la mía.
Escucho la puerta cerrarse, pero ninguno de los dos echamos cuenta. Mis ojos se pegan por las lágrimas, siento mi nariz roja, mis manos hacen fuerza contra el cuerpo de Curtis.
— Nos tenemos los dos.— susurro.— Ahora debemos estar más juntos que antes, ahora debemos protegernos más. Tenemos que enseñarles que podemos seguir adelante, que ellos siempre seguirán en nuestros corazones como una alegría. Que cada vez que los recordemos lloremos, pero de alegría, no de tristeza.— su cabeza se va elevando con lentitud hasta que sus ojos se unen con los míos.
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La Chica Nueva
WerewolfCindy esconde un pasado no muy bonito de escuchar. Todo el mundo piensa que ella es como los demás, una cualquiera. Pero eso no es así. Cindy esconde un secreto en lo que nadie nunca en la vida se imagina que existe. Ella lucha por ocultarlo, pero...