Ya han pasado siete años desde todo lo ocurrido. Ya han pasado siete años de haber pasado esas montaña rusa que tanto nos definen.
Taisson y Taissa ya son unos hermosos niños que entienden más de la vida que incluso sus propios padres.
Algunas veces pienso en cómo me encontraría ahora si mis tíos, de los cuales no supe nada desde que me llevaron al internado no me hubieran llevado a aquel lugar.
Solo, no lo quiero ni imaginar.
Tener ésta peculiar familia hace que me sienta feliz y orgullosa de haber seguido hacia delante.
Los tíos Taisson y Taissa deben de estar encantados de que nuestros hijos tengan sus nombres.
Tom nos dejó hace un largo tiempo, pero él a veces aparece en mi mente recordándome todo por lo que pasé y pasamos.
Curtis y Lily tuvieron tres años después a una bonita y femenina Dyna. Su piel blanca y sus oscuros ojos marrones hace que sus primos se metan con ella. El simple echo de ser diferentes a ellos les hace gracia.
Taisson y Taissa son totalmente iguales. Sus ojos son marrones oscuros tirando para negro, sus pelos negros como el mío y la perfecta sonrisa de Wale.
Siempre tienden a protegerse entre ellos. Si su padre le riñe a uno, el otro protesta echándose la culpa, aunque no la tenga.
Son uña y carne y eso me enternece. El saber que muy pocas veces se pelean y duermen agarrados uno al otro hace que me entren ganas de llorar, pero no de tristeza si no de alegría.
— ¿Qué te pasa?— la voz de Wale me saca de mis pensamientos.
Se sienta a mi lado en la gran silla mecedora del jardín y me abrazada. Dejo mi cabeza en su pecho y sonrío.
— Estaba recordando todo lo que vivimos y lo felices que son nuestros hijos.— baja la mirada conectando sus ojos con los míos. Niega con una sonrisa plantada en su cara.
— Hicimos buen trabajo, ¿No crees?— asiento sonriendo como una tonta.
Fijo la mirada en el césped al ver una pelota rodar.
Los pequeños corren tras ella. Taisson consigue darle una patada primero, y Taissa al ver que su hermano va a llegar antes a la meta, lo coge de la camiseta y hace que los dos caigan al suelo riendo a carcajadas.
Niego al ver como sus camisetas blancas se encuentran repletas de barro. Intento levantarme para reñirles, pero Wale me lo impide.
— Deja que los castigue. Les dije que nada de tirarse al césped con camisetas blancas.— digo con la cejas juntas.
— No seas tan amargada Cindy. Cuando te conocí no eras así.— hace una mueva graciosa y no aguanto ni un segundo más estando cabreada.
— Yo no estuve ni estoy amargada.— me cruzo de brazos.
Wale me coge por la cintura y comienza a hacer cosquillas en esa zona.
Las carcajadas atraen a los niños. Ellos se paran delante de nosotros y sabiendo lo poco que les gusta que nos demos besos delante suya, lo hacemos aproposito.
— ¡Agg! ¡Parad!— gritan los dos a la vez haciendo muecas de asco.
Me separo de mi marido, sí, marido. Cuando los niños tenían cuatro años decidimos unir nuestras vidas con un matrimonio.
— Mamá.— fijo la mirada en los oscuros y brillantes ojos de Taisson.— ¿Cuándo me vas a dejar hacerme un tatuaje?
Miro de reojo a Wale y respondemos los dos a la vez:
— Nunca.
Hace pucheros al ver como sus padres han respondido al igual que ellos.
— Taissa y yo queremos hacernos uno igual.— sigue hablando.
Desde muy pequeños han tenido la idea de llenarse el cuerpo de tatuajes igual que yo.
— Papá.— Taissa lo mira con cara de cachorrito mojado.— ¿Nos podemos hacer un tatu?
— No.— volvemos a responder los dos a la vez.
— ¡Vale!— gritan los gemelos cruzándose de brazos al mismo tiempo.
— ¡Pues yasta!— gritamos nosotros en respuesta.
— ¡Parad!— tres voces se escuchan frente a nosotros haciendo que fijemos la mirada en ellos.
Lily, Curtis y Dyna nos miran con los ceños fruncidos. A los pocos minutos todos comenzamos a reír a carcajadas.
Siempre solíamos hacer este tipo de cosas, y más cuando sabíamos que ellos venían de visita y nos podían pillar en el acto.
— ¿No van a saludar al tito Curtis?— él abre los brazos esperando unos abrazos que nunca llegan.
— No.— dicen dejándolo con la boca abierta.
— Debéis educar mejor a mis sobrinos.
Todos nos reímos al ver la cara de fastidio de mi hermano.
Después de todo a valido la pena luchar y seguír adelante. Porque sin ellos, Cindy no existiría, y mucho menos, nada de esto estaría pasando.
FIN
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La Chica Nueva
WerewolfCindy esconde un pasado no muy bonito de escuchar. Todo el mundo piensa que ella es como los demás, una cualquiera. Pero eso no es así. Cindy esconde un secreto en lo que nadie nunca en la vida se imagina que existe. Ella lucha por ocultarlo, pero...