— Alejate, Wale.— pronuncio su nombre con algo de... ¿Miedo? Mis manos se encuentran extendidas hacia delante dándole a entender que no quiero que se acerque más.— Por favor.— suplico mirándolo directamente a los ojos.
— Tú no lo entiendes Cindy. Yo no quise hacer o decir todo lo que te hice o dije.— se lleva las manos a la cabeza y las deja ahí por un largo tiempo.— ¿Cómo quieres que te demuestre que soy el mismo Wale que tu conociste en el internado?— sus ojo se hacen más pequeños a cada palabra que dice hasta cerrarlos.— ¿Cómo?— su voz sale débil y eso hace que mis barreras vayan cayendo poco a poco.
Wale se fue ganando mi confianza con el paso del tiempo, día a día, minuto a minuto, pero en un segundo hizo que todo lo que sentía por él, esa confianza que había en ambos se fuera por completo o eso pienso.
— Wale no compliques más cosas y vete.— no lo miro a los ojos, no soy capaz de hacerlo. Siento sus manos rozar mis mejillas con cuidado. Cierro los ojos al sentir su tacto.— Wale...— susurro.
— Dejame demostrarte que de verdad te quiero.— comienza a mordisquear mi oreja dejando restos de babas en ella, y va bajando por el cuello.
Lo alejo un poco intentando que me deje. Suelta un poco su agarre y me mira directamente a los ojos. Muestran sinceridad, deseo, placer.
— Quise hacerlo desde el primer día. Tan solo dejemonos llevar por lo que tanto deseamos.— vuelve a besar mi cuello pero ahora con más intensidad.
Busca mis labios y los junta con fuerza. Su lengua busca la mía, hasta que la encuentra. Las dos hacen un baile raro, pero excitante. Lleva una de sus manos a mi culo y lo apreta. Me empuja todo lo posible consiguiendo que no quede ni un centímetro de distancia entre nosotros.
Llevo mis manos a su cabello tirando de él, pero claro está, con cuidado de no hacerle daño.
Doy un pequeño bote en el suelo y entrelazo mis piernas en su cintura. Nos separamos unos segundos para coger aire y volvemos a juntar nuestros labios con ansias.
Se inclina y va agachándose hasta que mi espalda choca con el sofá. Se deja caer en mí poniendo sus manos a mi lado para no aplastarme.
Comenzamos a quitarnos la ropa uno al otro. En su rostro encuentro felicidad, deseo. Y eso hace que yo esté aun más segura de dar este paso.
— Nunca te vas ha arrepentir de hacerlo bebé.— busca de nuevo ansioso mis labios.
Los dos nos encontramos completamente desnudos. A decir verdad no me siento nada avergonzada de mi cuerpo, y menos de mostrárselo a él.
— Cindy.— su voz sale exitada. Río al escucharlo y él me mira frunciendo el ceño.
— ¿Qué? Ha sonado gracioso.— sigo riendo. Mira mis labios por unos segundos y luego sonríe él. Me pongo seria al pensar en algo, o mejor dicho en alguien.
— ¿Qué pasa?— sus ojos se abren más de lo normal y espera a que le responda.
— ¿De qué conoces a Gigi? Y no digas que no la conoces, porque se que sí.— mi voz sale exigente. Abre su boca para hablar, pero de ella no sale nada.
— Cuando aun vivía con mis padres, tenía una vecina de piel morena. No era negra, pero tampoco blanca como nosotros. Su padre era negro y su madre blanca.— mi ceño se frunce. Eso si que no lo había notado, por que se parece más a su madre en el color porque de negra tiene muy poco.— Ella un día me dijo que le gustaba, y ya que yo sentía lo mismo, comenzamos a salir.— lame sus labios. Yo lo escucho atenta. El corazón se me empieza a acelerar y respiro hondo intentando tranquilizante.— Un año antes de que me fuera al internado, ella se volvió a mudar y ya no supe más de ella, hasta ahora.— termina de hablar y lleva una de sus manos a mis labios.— Yo ya no siento nada por ella, solo que cuando antes la vi, me alegré.
— Juramelo.— digo dejando que su mano siga tocando mis labios y gran parte de mi barbilla.
— Te lo juro.— y antes de que pueda decir algo más, comienza a morder mi labio inferior consiguiendo que de mi garganta salga un jadeo.
Noto algo duro rozar mi entrepierna y una inmensa ola de calor recorre todo mi cuerpo. Sonrío aun con sus labios junto a los míos.
— ¿Preparada?— susurra en mi oído. Cierro los ojos y sonrío de nuevo como una tonta enamorada.
— Preparada...— susurro sintiendo algo entrar dentro de mi y moverse con cuidado y delicadeza.
—¡Ahh!— me levanto sobresaltada del sofá y miro hacia todos lados buscando a Wale, pero no lo encuentro.
Desesperada comienzo a tocar todo mi cuerpo, sintiéndome extraña conmigo misma.
— ¿Estás bien?— encuentro a Lily un poco alterada, como si se hubiera llevado corriendo una hora.
—¿E... Él no esta aquí?— su ceño se frunce y busca por el salón a alguien.
— ¿Quién?— se acerca a mi y antes de que me toque, doy un par de pasos hacia detrás mirando hacia todos lados.
— Wale. ¿No esta aquí?— niega haciendo una mueca con la boca.— Él y yo...— muevo la mano en el aire.— Dejalo, solo habrá sido un sueño.— asiente con la cabeza.
— Debemos irnos.— la miro con mi rostro totalmente serio.— Había dos chicos por la calle espiándome y hasta uno de ellos ha intentado matarme. He tenido que correr por toda la ciudad intentando despistarlos.
— A ver, Lily. He tomado una decisión, y me voy a entregar a Tom.— agacho la cabeza no queriendo ver su reacción.
— ¡Qué!— grita consiguiendo que los oídos me duelan por unos segundos.— Dejate de bromas.— ríe raro.
— No es ninguna broma, es verdad. Cuando huí antes por la ventana me encontré a Taisson y lo que me dijo no fue nada bueno. Que yo me heche la culpa de todo duele, pero duele aun más si sale de él.— niega rápida con la cabeza.
Recuerdo el moretón en el brazo por la caída y al mirar, ya no hay nada. Mi ceño se frunce sin entender como ha podido desaparecer tan rápido.
— No puedes entregarte a tu tío Cindy. Si lo haces, por todo lo que hemos pasado hasta ahora no servirá de nada. Entiendelo de una vez por todas. Tu NO tienes la culpa de lo que nos ha pasado.— mi mandíbula se encuentra tensa ante las palabras de mi mejor amiga.
He de decir que soy una chica muy cabezota y lo que me digan a veces me entra por un oído y me sale por el otro.
— ¡Cindy!— miro hacia todos lados asustada al escuchar la voz de mi hermano mayor.
— ¿Curtis?— susurro. El cuerpo comienza a temblarme al no poderlo ver.— Curtis por favor dejarme verte.— suplico necesitando la ayuda de mi hermano, su cariño, sus abrazos.
— Escuchame, pronto podremos vernos y te contaré todo aquello que pueda, pero ahora centrate en escapar de Tom. Confía solo en Lily... Te quiero Cindy.— sigo mirando hacia todos lados buscándolo.
— ¡No! ¡Curtis! Yo tambien te quiero.— me llevo las manos a los ojos y noto como las lágrimas bajan por mis mejillas a gran velocidad.
— ¿Nos vamos?— asiento sin levantar la cabeza para mirarla.
— Vamos.— digo con la voz débil.
Haré todo lo posible para estar a tu lado hermano.
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La Chica Nueva
Loup-garouCindy esconde un pasado no muy bonito de escuchar. Todo el mundo piensa que ella es como los demás, una cualquiera. Pero eso no es así. Cindy esconde un secreto en lo que nadie nunca en la vida se imagina que existe. Ella lucha por ocultarlo, pero...