27.1 Accidente

355 29 6
                                    

Darren

El tiempo pasaba tan lento que parecía no sentirlo, llevaba toda la mañana con Atenea y parecía que el tiempo no avanzaba.

-Al final de cuentas sera tu restaurante-dijo Atenea dudosa-Y el nombre...¿Estas seguro?

Atenea y yo éramos lo que se podía decir "mejores amigos" habían pasado tres semanas desde que Mia había intentado destruir mi carrera y la de Margaret.

Después de eso Margaret y yo lo único que compartíamos era casa, porque nos manteniamos demasiado ocupados.

Había perdido demasiado tiempo en "conquistar" a Margaret, que me había olvidado de mi trabajo, además de que la influenza me había tomado desprevenido.

-Le pondremos ese nombre-le dije seguro a Atenea.

Atenea era lo que se podía decir mi único empleado fijo, demasiado personal había comenzado a renunciar, y eso incluía a Carol.

Ella me odiaba, había renunciado por mensaje, recogió sus cosas cuando no estaba y puso su estado de Facebook como soltera, además de que me había bloqueado de todas sus redes sociales.

Mi hermana y Mike, que parecía estan saliendo, intentaban ayudarme a conseguir nuevo personal, hasta que les grite que no necesitaba ayuda de nadie. A causa de eso, me había quedado sin empleados y Atenea era mi única amiga en el mundo.

-¿En que piensas? -me pregunto mientras escribía en su pequeña libreta.

-Yo...¿Margaret esta bien?-pregunté.

Ella levantó la vista y se encogió de hombros.

-No habla conmigo, ni ella ni Maya, así que creo que justo ahora eres mi único amigo-dijo con una sonrisa.

-¿Por qué no tienes novio?-ella mr miro sorprendida-Quiero decir, eres una chica increíble y muy hermosa, me sorprende que no tengas hombres volando a tu alrededor.

-Bueno Darren, es lindo de tu parte pero...no soy chica de tener novios, Margaret era la que tenía novios yo la que tenía medallas de Taekwondo-volvió su visita a la libreta.

-Eso es injusto, ambas son chicas increíbles y hermosas-dije intentando no sonar molesto por el comentario.

-La última vez que un chico de verdad me gusto, mi hermana término llevándoselo-sonrió.

-¿Puedo preguntar quien era el chico?-pregunté curioso.

-Austin-volvió a levantar la vista-Lo conocía desde tiempo antes que Margaret, una de mis amigas era su vecina y viví enamorada de el un largo tiempo. Después Margaret lo llevo a casa y todo cambio-se encogió de hombros- Lo odio por lo que le hizo a Margaret y por cosas antes de esas.

-¿Cosas?-pregunté interasado.

-Margaret vivía en el planeta Cox y el se aprovechaba de eso-dijo molesta-Es un imbécil, me alegra que Margaret no lo busque más.

-Sí, que bueno-Dije tranquilo.

-Margaret no tiene idea de lo que acabo de contarte así que no digas nada-dijo seria.

-Soy una tumba- sonreí.

-En fín, estaba haciendo unas cuentas y me di cuenta de que si todo sale bien, podremos abrir tu lugar en 3 semanas-dijo alegre.

-¿No es muy rápido? -pregunté.

-Bueno, considerando que ya paso un mes desde que iniciamos...

Un mes, era imposible. Sólo faltaban dos más y terminaría, para ser sincero ni siquiera había logrado nada, Margaret tenía un empleo gracias a Russell y no a mí.

-Yo me hare cargo de cocinar-le dije después de unos minutos.- Aquí por supuesto.

-¿Estas loco? -pregunto-Tienes miles de visitas diarias, no podras hacerlo todo sólo.

-Atenea, sólo sera en esta localidad, en las demás elegiremos a los chefs, yo mismo les enseñare.

-Tienes restaurantes en varios países ¿Cómo les enseñaras a todos? -pregunto.

-Viajare a mostrarles-dije tranquilo-Si quiero que esto funcione, debo hacer todo lo que no hice antes.

-Es una locura-dijo sorprendida por mi idea.

-Atenea, personas de todo el mundo, gastan su dinero en mi lugar, pudiendo hacerlo en otros restaurantes. Y por esas personas, es que hare lo mejor hasta que este lugar vuelva a ser lo de antes.

-¡Vaya! Quien te escuchara diría que eres increíble.

-¿Y no lo soy? -sonreí.

-Yo diría que eres más bien arrogante-dijo burlona.

El resto del día, nos dedicamos a buscar personal para contratar, habíamos hecho un sin fín de llamadas y en la mayoría recibíamos el entusiasmo de querer trabajar.

Atenea había insistido en que recontratara a Carol, pero no estaba segura de lo que ella quería en este momento, y mucho menos quería que tuviéramos problemas.

-Me quedare hoy en el apartamento-dijo Atenea mientras cerraba el lugar -Necesitó hablar con mi hermana.

Ambos nos dirigimos hacía el edificio dónde el recepcionista nos saludaba con una mueca de disgusto.

Cuando llegamos a el apartamento, me di cuenta de lo que estaba pasando.

-¿Qué paso aquí?-dije al ver el desorden.

-Este lugar es un basurero-dijo Atenea con asco.

-Lo sé-dije sorprendido.

-¿Qué tan tarde llega Margaret?

-Muy tarde aveces-dije intebtando levantar los papeles de la sala.

-Necesitan mantenimiento aquí-me miro con asco-No me sorprendería encontrar una rata.

Ella comenzó a limpiar la cocina y yo la sala.

-Aquí hay correspondencia de hace dos semanas- dijo con desagrado.

-No tenía idea. Margaret y yo casi no hablamos, ella sólo llega y se va a la cama. Ni siquiera se si come.

-Podría estar enferma-dijo preocupada.-Voy a llamarle.

Continúe limpiando la sala, mientras Atenea llamaba a su hermana.

-¿Qué extraño? -dijo después después de unos minutos. -No responde.

-Tal vez conduce-dije tranquilo.

-Tiene un sistema de llamadas en el auto-dijo nerviosa.

-Tal vez sólo tiene el celular lejos de su alcance.-intenté calmarla.

-Llamare a Maya- diio preocupada.

Le marco 5 veces y nada.

-Marcare yo-dije buscando tranquilizarla.

El teléfono me mandaba a buzón.

-Oh dios mio ¿Y si algo le paso?

-Hay que relajarnos y esperar.-le dije.

Pasaron más de 10 minutos y nuestras llamadas no era contestadas ni devueltas.

-Algo malo paso-dijo Atenea-Lo siento en el pecho.

Como si de una escena de película se tratará, después de esas palabras el teléfono del apartamento sonó.

Atenea que estaba más cerca, contestó.

-¿Maya? -dijo preocupada-¿Qué? Habla despacio no te entiendo-estuvo unos minutos escuchando y después comenzó a ponerse pálida y a temblar-Vamos para haya.

Colgó y se cubrió la cara con ambas manos y comenzó a llorar.

-¿Atenea? -dije preocupado.

-Le dispararon a Margaret-dijo entre lágrimas.

Entonces me di cuenta que comenzaba a sentir el tiempo.


Nuestro AcuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora