37. Basta

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Darren

Llegue a casa agotado y molesto.

Realmente me había salvado de enfrentar a la prensa después de "Las locas atacan 2".

Mire a todos lados y note qué Margaret no estaba, me pase ambas manos por la cara frustrado.

Camine al teléfono y busque algún mensaje, sólo había uno.

Aprete el botón para que poder reproducirlo.

"Hola Darren, espero hayas llegado con bien a casa. Sólo quería decirte que hoy no ire al apartamento, creo que estas molesto y sinceramente yo también lo estoy. Me quedare en casa de Atenea y espero podamos hablar mañana con más calma. Que tengas linda noche."

El sonido de que el mensaje había termindo encendió aún más mi ira.

Lance el teléfono lejos de mi alcance haciendo que se estrellara contra la pared.

Camine hacia la barra donde Margaret y yo solíamos desayunar y golpe con fuerza el frutero que adornaba el centro haciendo que la fruta saliera volando.

Mire mi reflejo en el refrigerador. Parecía un demente con traje como el tipo del musical ese que le gustaba a Margaret "The five last years" era una pena que la que siempre saliera corriendo fuera ella y no yo.

Camine hacia el mini bar y saque una botella de algo que parecía Vodka. Lo puse en la mesa y lo mire fijamente.

Jamás había sido de los que le hacían frente a sus problemas con alcohol, pero tal vez esta vez realmente lo necesitaba.

Serví un poco del licor y le di un sorbo lento dejando que el contenido quemara mi garganta.

Mi paciencia con Margaret se había terminado, jamás creí que podría sentirme tan enojado con alguien en la vida.

Pero no estaba molesto con ella, que era lo más curioso, estaba molesto conmigo, por aceptar su juego, por dejar que la emoción y el recuerdo de un amor pasado me llenara la cabeza de estupideces.

Tenía que haber terminado cuando me lo dije a mi mismo, debí de cerrar mi corazón y volverme frío, tal como ella era, tal como ella se cierra.

Me serví otro poco del licor.

Tal vez si desde un principio hubiera buscado el enamorarme de Carol y no el remplazar a Margaret todo hubiera salido bien y justo ahora estuviera casado con ella y sin problemas que empiecen con M.

Llene de nuevo mi vaso.

Tenía que terminar con la agonía, no me importaba si Margaret creía que lo hacía porque estaba en silla de ruedas o porque el asunto de esta noche me había vuelto loco, el contrato se terminaría mañana, no pensaba esperar más.

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-¡Hombre! ¡Despierta!- senti las manos de alguien sacudirme con fuerza- Apestas a alcohol y si la diva mata meseros llega y te encuentra así le va a dar por matar ahora al chef.

Abrí los ojos y levante la cabeza de la mesa y mire la botella frente a mi, casi había llegado a la mitad, pero antes de hacerlo , el sueño me derribo por completo.

-¿Como entraste aquí?-pregunte interesado.

Toda mi ropa apestaba a alcohol y sentía que no me había bañado en siglos.

-Como nadie me abrió saque la llave de la planta que esta junto a la puerta, llegue aquí y te vi ahí tirado, asi que supuse que Margaret no estaba- se encogio de hombros.

-¿Que hora es?-pregunte.

-Casi medio día- dijo tomando la botella de Vodka y oliéndola- Acaso querías matarte, esto huele ah viejita- dijo con asco.

Nuestro AcuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora