34. Chandler's

265 21 2
                                    

Margaret

Las dos semanas de rehabilitación en mi vida no estaban sirviendo de nada, de hecho se podia decir que me hacían parecer más inútil de lo que era.

-Margaret, no debes de desesperarte tan rápido, la rehabilitación es algo que lleva tiempo, no puedes esperar curarte en sólo dos semanas, tu lesión fue grave y sabes que pudo ocasionar tu muerte- me reprocho el doctor que había notado mi poco entusiasmo en la terapia de hoy.

-Escuche eso ya lo se, es el sermón de todos los días que recitan mi hermana, mis padres, mis amigos, no es que no lo sepa, simplemente no quiero hacerme ilusiónes y que al final todo falle- dije mientras me ponía los calcetines.

-La esperanza es lo último que muere, no dejes de creer que lo lograras-dijo con voz dulce.

-Es frustante, ayer corría por la playa y hoy estoy aquí sentada tal vez por siempre, ni siquiera voy a poder entrar caminando al altar- dije frustrada.

Se que la idea es estúpida, pero realmente era algo que rondaba por mi cabeza todo el tiempo, me era simplemente traumante el pensar en todas las cosas que no podría hacer me quitaba el sueño en las noches.

-¿Vas a casarte? -pregunto el doctor sorprendido.

Sonreí ante la malinterpretacion de mis palabras.

-No, estoy hablando del futuro.

-Bueno pues deja de pensar en lo malo del futuro y aferrate a la esperanza de entrar caminando a el altar- sonrió.

No me dejo responder porque los golpes en la puerta me pusieron alerta.

El doctor camino hacia la puerta y la abrió.

-¿Puedo pasar? -pregunto mi hermana con una sonrisa impecable.

-Por favor señorita Chandler- le sonrió el doctor de vuelta.

Mi hermana entro con sus altos y ruidosos tacones y me lanzo una sonrisa.

-¿Y? ¿Qué tal la terapia? -me pregunto.

-Increíble-mentí.

-Tu hermana cree que no va a lograrlo- me acuso el doctor.

-Ha traicionado nuestra amistad doctor- me adelante a decir antes de que Atenea comenzará con sus reproches.

-No era mi intención-bromeó el doctor- Espero podamos recuperarla- sonrió.

-Olvidelo- le dije fingiendo estar ofendida.

-Gracias por el día de hoy doctor-le agradeció mi hermana.

-Es mi trabajo- sonrió.

-Ya vámonos-le dije a mi hermana antes de que se metiera en una pelea de agradecimientos con el doctor.

-Hasta el lunes- se despidió.

Atenea y yo salimos por la gran puerta de cristal y caminamos hacia su auto ya que yo no podia manejar ahora.

-No puedes seguir pensando asi Margaret-me regaño.

-Ya recibí la mejor platica para levantar el autoestima haya arriba, no necesito otra- le dije molesta.

-Pues el tiene razón. Debes seguir con esto, la medicina no es magica ni el tampoco- dijo más tranquila.

-Ya lo se vale. Eso también ya se lo dije a el- rodé los ojos.

-¿Entonces? -pregunto.

-Simplemente estoy molesta. Tanto que hicimos para lograr ser famosa y cuando lo fui, todo este drama paso- suspire- Y conseguimos que Darren dijera que si por nada.

-Eso va a cambiar- dijo tranquila.
-¿Cuando?-pregunte-Ya se, cuando milagrosamente me cure ¿no? - dije con sarcasmo.

-Hoy- me contesto.

-¿Hoy? -pregunte sorprendida y ella asintió- ¿Por qué hoy?.

-Porque hoy es la reapertura de su restaurante- sonrió. -Y tu tienes que ir.

-¿Yo? ¿Asi? -dije mirando mis piernas. -Ni loca- negué.

-El te necesita ahi- dijo molesta.

-¿El o tú? -pregunte cruzando los brazos.

-Los dos-dijo seria.- Es la primera vez que mi empresa sera anunciada como parte de un proyecto tan grande y tu como mo hermana deberías estar ahi.

-No pienso ir a causar lástima.

Atenea detuvo el carro con un brusco movimiento, ocasionando la molestia de los autos tras nosotros.

-¡Basta ya Margaret! No siempre se trata de ti. No eres la única persona en silla de ruedas, así que no te estoy preguntando si vas a ir, te estoy ordenando que vayas- y volvió a poner el carro en funcionamiento.

-Darren ni siquiera habla conmigo ¿Por que quisiera que vaya? -le pregunto.

-Margaret esta molesto, te escapaste de casa y yo lo trate como mierda por tu culpa y tu ni siquiera le pides disculpas, y lo tratas como si nada-me acuso.

-No sabía que lo habías tratado mal-dije sorprendida.

-Bueno, como ibas tu a saberlo si te la has pasado metida en tu nube de tristeza- dijo tranquila.

-Yo no estoy en mi nube de tristeza- me defendí.
Atenea me miro y nego con una sonrisa. -Aún asi no tengo nada que usar. - me cruce de brazos.

-Sabía que dirías eso, por lo tanto ya te hice el favor y fui a comprarte un hermoso vestido.

-Atenea Chandler siempre queriendo salvar a su hermana.

-Si no lo hago yo entonces ¿Quién te salva de tu drama?-me dijo con una sonrisa.

Continuara...

Nuestro AcuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora