Lloré. Me sentía débil. No sabía que decirle.
-Anna, no llores. No quería. Lo siento.- me dijo y limpió mis lágrimas.
Lo miré y sonreí. No sé de donde saqué fuerzas. Tomé sus manos que se encontraban en mis mejillas. Y las apreté con fuerza. Mis labios se dirigieron a los suyos. Lo besé. Me sentí bien. Me sentí aliviada.Me sentí protegida. Pero, por alguna razón me sentí observada.
Nos separamos y me ruborizé. Bajé mi mirada.
-Lo siento. - dije. Sentía la mirada de Samuel sobre mi.- No puedo confirmarte nada Samuel. Yo, lo siento. No sé por que lo hice.
-Está bien, Anna. Esperaré todo el tiempo que sea necesario.
Samuel era tan bueno. Tan lindo. Pero sentía que tenía que acabar con lo del acosador primero.
Y en vez de que el ambiente se tornara tenso, desde mi punto de vista se volvió cálido. Y me encantaba.
-Gracias, en serio.- tomé mis cosas pero Samuel me lo impidió.
-Déjame llevarlas.- me puse nerviosa al recordar el maldito desorden que había en mi apartamento.
-No es necesario Samuel. Regresa a la uni.- le dije. Me reprendió con su mirada.
-Anna, lo acabamos de hablar con Sofía.- suspiré y Asentí.
Tenía que hablar con José. Y claramente tenía que hacerlo fuera del edificio. No sabía como pero lo tenía que hacer.
Mientras entraba me sentía intimidada. Por el hecho de que mi nuevo vecino era mi acosador. Casual. Pero el hecho de que Samuel estuviera conmigo me aliviaba un poco.
Pero el hecho de que tuviera el descaro de vivir en el mismo edificio que el mío no tenía la duda de que podría hacer cualquier cosa. Incluso con Samuel a mi lado.
Y como últimamente, José no estaba. Comencé a temblar mientras subíamos las escaleras. No sabía por qué. Tal vez por nervios de que Samuel vería todo el desorden que causó mi acosador, ¿qué le diría? "Disculpa el desorden, mi acosador vino y dejó todo esto. Pero tu tranquilo, siéntete como en casa"
N/A
Siento que sea bastante corto, tal vez esta semana suba otro. Gracias por los votos y los comentarios. Les agradezco demasiado.
Las amo.
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Psicópata.
FanfictionÉl me seguía. Me siguió sin darme cuenta. Día y noche. Se había convertido en alguien obsesivo y celoso sin siquiera darme la cara. O al menos eso creía yo. Era un maldito demente. Un acosador. Soy Anna, y esta es la historia de como comenzó una vid...