No había podido pegar un ojo en toda la puñetera noche. Estaba cansada y mis ojos me pesaban como los mil demonios. Sinceramente, no quería asistir a la facultad. Pero tenía. Después del mensaje que recibí del tal H era como si me sintiera vigilada, que, claramente lo estaba, ¿no? Daniel, al ver que no le quería contar se enojó y se fue como alma que lleva el diablo. Le hablé después de dos horas y todo como siempre. Le dije que no estaba preparada para decirle, y él, como buen amigo me entendió y me dijo que estaba bien, que todo a su tiempo. Y se lo agradezco.
Mis clases comenzaban a las ocho de la mañana. Me faltaba exactamente una hora con treinta minutos, así que saqué fuerzas y me levanté para dirigirme al baño. Me deshice de mi ropa interior, metí la mano a la bañera para abrir la llave, la templé y entré. No tarde más de cinco minutos cuando salí. Me sequé, me puse mi ropa interior después unos jeans, una blusa negra de tirantes y unas zapatillas. Sequé mi cabello y dejé que mis rizos cayeran naturalmente por mi espalda. Me puse algo de mascara y un labial muy tenue.
Tomé mis apuntes de Derecho Penal y los acomodé en mi brazo derecho. Caminé a la cocina, aventé mis libros a la isla y prendí la cafetera. Mi móvil comenzó a sonar, cerré los ojos como esperando que por arte de magia apareciera en mis manos, cuando en realidad estaba recordando lo había dejado. Reí. A veces mis estupideces iban a un nivel superior.
Lo encontré en la mesilla de centro del living, lo tomé. Tenía dos mensajes. Uno era de Daniel, otro de numero desconocido.
No, no. Tranquila, me repetía. Era muy sensible. ¡Que va, era muy sensible ante todo! Si me ponen el Titanic, aun que la vea millones de veces lloraría como María Magdalena. Pero no era momento de pensar en puñeteras películas. Revisé primero el mensaje de Daniel, donde me deseaba buenos días. Sonreí. Pero mi sonrisa se borró cuando recordé que tenía un mensaje de un número desconocido.
Lo leí.<<Buenos días, princesa. Que te vaya muy bien en la facultad. ¿Sabes que es lo más placentero del mundo? Verte despertar. Eres muy hermosa, tanto cuando despiertas tanto como duermes. En todo momento. H>>
Mis ojos se cerraron al instante. Mi corazón latió fuerte, muy fuerte. Mi respiración se volvió irregular. Tenía que estar en la universidad. Tenía que alejarme de todo esto. ¿Y si me atacaba o algo? No, no. Estoy tan paranoica. Sólo, no tomarle importancia. Mostrarle que no me molestaba ni un poco. Lo apagué y lo guardé en el bolsillo trasero de mis jeans. El café ya estaba así que le puse un poco de azúcar y lo vacié a un vaso térmico. Lo tomé, después recogí mis cosas de Derecho Penal, también tomé las llaves de mi pequeño bocho blanco. Y salí de mi departamento. En el pasillo estaba la señora Rafaela, es una viejita muy bonita con setenta y cinco años de edad. Ya tenía canas en su cabello castaño y usaba gafas de fondo de botella. Era muy amable.
-Buenos días, Anna- me saludo cuando pase al lado de ella. Le miré y sonreí.
-Buenos días señora, Rafaela- le dije. Y caminé hacia la puerta que daba a las escaleras. Vivo en el cuarto piso, así que no son muchos escalones, bueno, a menos de que ya me haya acostumbrado.
Llegué a la recepción donde un ocupado José se encontraba con la vista fija en el ordenador. Escuchó mis pasos y rápidamente dirigió su mirada hacia mi. Le sonreí.
-Buenos días, José- me sonrió y movió la mano de un lado a otro para saludarme. Se paró de su asiento y cruzó la pequeña oficina para venir hacia mi.
-Buenos días, Anna. Me tenias muy preocupado, pensaba que habías muerto. Iba a subir hasta que vi a tu amigo Daniel- reí. Tomó mis libros y se los colocó de una forma cómoda bajo la axila.
-Estaba bien. Sólo que muchos deberes de la facultad. Ya sabes. Me esta matando. Pero, lo bueno que ya casi vienen las vacaciones y que ya termino la carrera- asintió.
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Psicópata.
FanfictionÉl me seguía. Me siguió sin darme cuenta. Día y noche. Se había convertido en alguien obsesivo y celoso sin siquiera darme la cara. O al menos eso creía yo. Era un maldito demente. Un acosador. Soy Anna, y esta es la historia de como comenzó una vid...