Había terminado la clase, sólo faltaban tres clases para que terminara el horario de universidad, pero yo sinceramente no tenía ganas de nada. Tomé mis cosas mientras que el profesor salía del aula. Me levanté de mi asiento y caminé hasta la puerta, donde me despedí de Samuel que estaba hablando con otra persona.
Al final acepté salir con él, me haría bien. No me había topado con Sofía en todo el camino, y necesitaba llamarle a Daniel. Ya que no hemos hablado y me preocupaba que se haya enojado, ya que siempre me está jodiendo. Pero bueno, así lo amo.
Caminé hasta mi auto y me monté en él. Estaba cansada, estaba harta, estaba desesperada. Sé que lo he repetido ya demasiadas veces. Pero, es algo que no lo puedo dejar al "ahí se va"Llegué a mi edificio, estacioné mi carcacha en el lugar correspondiente, tomé mis cosas y bajé de él. Abrí la puerta, esperando a un José recogiendo, o maniobrando no sé qué cosa en el ordenador, pero no fue así. No había nadie, y sólo había unas cuantas cajas cerca del elevador. Acomodé mi bolso que estaba recargado en mi hombre y emprendí mi camino al departamento por la escaleras.
Justo faltaba un piso cuando a principios de la escalera divisé una mata de rizos que se me hacían vagamente conocidos. Entrecerré los ojos como si eso me ayudaría a recordar donde había visto esos rizos definidos. Levantó su mirada como si la mía insistiera en que fuera así. Y ahí lo reconocí. El chico de la mirada fría pero que a la vez expresaba millones de cosas. Sonrío, y mi mente se imaginó una sonrisa cínica como si de un demente se tratara.
-Obra del destino, señorita. ¿Recuerdas lo que me habías dicho la última vez?- dijo, mientras recorría mi cuerpo con una mirada estructurada y segura.
-Unas cuantas palabras vagan por mi cabeza- dije, tratando de sentirme y sobretodo sonar segura.
-¿Te parece que salgamos hoy, para poder recordártelo? Y cada detalle, te convendrá- negué con la cabeza. Seguí subiendo las escaleras, hasta quedar al lado de él, pasé, sintiendo su mirada sobre mi espalda. Antes de poder entrar a mi departamento su voz sonó por el pasillo- ¿No me darás la bienvenida, hermosura?
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Hola. Lamento que sea un asco, no he tenido mucha imaginación. Espero que se encuentren bien y perdón por el terrible retraso.
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Psicópata.
FanficÉl me seguía. Me siguió sin darme cuenta. Día y noche. Se había convertido en alguien obsesivo y celoso sin siquiera darme la cara. O al menos eso creía yo. Era un maldito demente. Un acosador. Soy Anna, y esta es la historia de como comenzó una vid...